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Oíd, mortales: el piloto, el motor y la redención total

ANÁLISIS MUNDIAL

Cuando la noche es más oscura se viene el día en tu corazón. La Scaloneta sacó pecho, clasificó y sueña en grande. A Scaloni no le tiembla el pulso y los pibes pisan fuerte para que el país sea un puño apretado.

(Foto: FIFA)





Se anuncian fuertes lluvias en Tucumán y caen las primeras gotas a la siesta, pero horas después la plaza Independencia es puro festejo e ilusión. Hasta Papa Noel sale a las calle y qué mierda importan el calor y la humedad: Argentina se repuso de la derrota en el debut y hoy del penal que le atajaron a Lionel Messi tras un primer tiempo arrollador que terminó 0 a 0, a pura tensión y nerviosismo de La Quiaca a Ushuaia y de Trancas a La Cocha.

Pero como en Las Talitas, sale el sol para La Scaloneta, crecen los enanos y Alexis y Julián escriben su nombre y apellido en la historia grande de nuestro país en los mundiales: Mac Allister y Álvarez para la victoria. Lionel Scaloni es el piloto perfecto de la tormenta mundialista, InmEnzo Fernández es el motor de la ilusión argentina y hay razones para soñar porque la resurrección es total.

Tras el triunfo redentor ante México, tucumanos y tucumanas respiraron aliviados y afrontaron el duelo ante los polacos con otro semblante, pero por lo bajo, la letra chica del contrato social permitía admitir un cagaso terrible a que el Mundial se termine de forma abrupta, Lewandowski sea el villano perfecto y se vaya todo pero todo al carajo. 

Cuando llega la hora señalada, los corazones no se paralizan, sino que laten más fuerte. Son las 16:00, suenan las estrofas del himno nacional argentino, todos de pie, a jugar y a soñar.

Argentina jugó un muy buen primer tiempo ante Polonia, que nunca disputó el partido y terminó llevándose la clasificación con la que soñaba por lo que pasó en México - Arabia Saudita. La Scaloneta no podía darse el lujo de especular: Fernández en el eje, De Paul y Mac Allister flotando en tres cuartos y conectando con los laterales que perforaron como flechas por afuera: todos para arriba, como manda la ocasión.

La Selección buscó por todos lados el primero pero casi lo obtiene sobre el final del primer tiempo por un regalo, un penal propio de la dictadura del VAR. Pero todavía la Justicia existe y Szczęsny se perfilaba como el gran verdugo de la esperanza nacional. 

Mientras el polaco se hacía gigante, Messi buscaba la pelota para patear el córner con el mismo impulso con el que le pegó de zurda y le quemó los guantes al arquero que atajó su segundo penal del Mundial y ante el mejor jugador del mundo. 

Pero si el 10 no se rinde, acá no se rinde nadie. Porque vos sabés que cuando la noche es más oscura, se viene el día en tu corazón.

En medio de la oscuridad, una luz. Una luz naranja, colorada. A la mierda con toda la mufa, Alexis. El hijo de aquel lateral de Boca devenido en macrista de poco vuelo apareció en el momento justo y cuando la Patria más se lo demandaba para conectar el centro rasante de Nahuel Molina, conexión xeneize y delirio nacional

Han pasado algunos segundos desde que comenzó el complemento y te vuelve el alma al cuerpo, retumba el grito sagrado y acá está La Scaloneta, carajo: Libertad, libertad, libertad.

Ahora sí, hermano. Llegó el campeón de Copa América y de la Finalissima también a Qatar. Control total del juego, sin sobresaltos y los polacos que se rinden y miran como pase el tiempo y le rezan a Godines que no haga un gol México en otro estadio. Acá sólo la Celeste y Blanca, hoy pintada de violeta.

Con el resultado sentenciado y en ventaja, otra vez emergió la Triple T de La Scaloneta: toque, toque, toque con De Paul en franca levantada, InmEnzo conducción y Alexis apareciendo en el momento justo

No hay milagro azteca y todos contentos con el resultado después de la conexión millonaria Fernández - Álvarez y la bomba que hizo explotar las gargantas para que el país sea un puño apretado, Argentina 2 Polonia 0

Julián paga con un gol, lo que no pudo concretar Lautaro y Scaloni se anota un poroto, mientras el del Manchester City pide pista y saca chapa. Picó la araña y ahora quién lo saca, más cuando Lautaro erra la que tiene y sigue salado. Ya va a rugir El Toro, como El Fideo, un Ángel para tu Soledad, que se reservan para batallas más grandes.

El piloto Scaloni acertó con los cambios, Fernández es el motor del sueño nacional y  La Scaloneta se redime después del dolor. Hay resurrección y reconciliación. Todos arriba del barco, que cada abrazo será inmortal y pobre del que quiera robarnos la ilusión.