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Sin alma ni fuerza: San Martín, los cambios de De Muner y una tarde para el olvido

análisis

Los cambios en el entretiempo desordenaron al equipo que dejó huecos por todos lados y San Telmo los aprovechó. Sin respuestas ni adentro ni desde el banco, el Santo no estuvo ni cerca del empate y volvió a perder tras 14 partidos. Momento de reinventarse y redefinir objetivos.





Todavía no entendés que quiso hacer De Muner con esos cambios. Como el otro día en San Juan, el entrenador buscó en el banco remendar el planteo inicial, pero si el otro día su mea culpa le sirvió para torcerle destino del partido a su favor, esta vez, pasó todo lo contrario. 

En primer lugar, la salida de Sansotre solo se explica con una lesión, si el cambio fue táctico, fue totalmente desacertado. De todo modos, sean cuales sean las razones de esa modificación que suponemos obligada, el hecho de que al mismo tiempo salga Abregú, jugador que solía jugar de marcador de punta por derecha cuando se inició y bien pudo haberse parado en ese puesto, produjo más desbalance porque ya no solo ha perdido un defensor, sino hay que perdido a un volante de contención y encima el que queda en cancha es Herrera que está condicionado por la amonestación. Ah, y no hay nadie jugando de 4. 

Así, San Martín pasa de jugar con cuatro defensores y doble cinco a quedarse con un solo cinco (amonestado) y tres defensores naturales. Totalmente descompensado desde el inicio mismo del segundo tiempo ¿Por qué? De Muner sabrá. 

Habrá querido buscar el triunfo, probablemente. Lo extraño es que aplique fórmulas opuestas a las que le rindieron frutos en San Juan: mientras allá mantuvo el doble 5, acá lo desarmó, mientras allá priorizó atacar con orden y paciencia, acá pregonó la desesperación y el desequilibrio.

Es verdad que le podría haber salido bien si Argañaraz, uno de los recién ingresados, metía alguna de las dos que tuvo en los primeros minutos, pero también es cierto que San Telmo no tardó nada en explotar esos huecos gigantes que San Martín dejaba sin lateral por derecha y con un Diarte que siempre se iba más de lo que volvía. 

Primero el línea salvó levantando la bandera en una jugada bien fina, después Carrizo contuvo una abajo, pero la tercera fue la vencida cuando Cañete apiló a medio mundo y filtró ese pase perfecto, un tal González no tuvo más que errarle al arquero para hacer el gol que todo el mundo veía venir. 

San Martín había propuesto el golpe por golpe y, sin embocar ni una piña, estaba sentado en la lona y con poquísima capacidad de reacción. Madura KO. 

El primer tiempo había mostrado a un equipo timorato, pero con más orden, poco ambicioso, pero más equilibrado. Aun así, tuvo en esa etapa las dos chances más claras del partido, con desbordes que terminaron en malas resoluciones de Miritello, solitario y errático habitante del área rival. No parecía estar tan lejos el camino del triunfo y tal vez hubieran bastado ajustaron algunas turcas para conseguirlo, sin embargo, el DT aflojó todas las estructuras, las desarmó y las puso en la cancha a ver que pasaba. Y pasó lo que pasó, lo que tenía que pasar.  

Falto de idea, con carrileros intrascendentes, con un Tino Costa más impreciso y fatigado que nunca, con un Droopy Gómez no resuelve nada, con un Larralde frío y dos delanteros que no la meten, San Martín no estuvo ni cerca del empate. 

Pero esta no es una mala actuación aislada, es tan mala como la que tuvo en Rafaela y empató con un zapatazo salvador; este desempeño es tan flojo como aquel en Caseros en el que no pateó al arco, o esa siesta ante Agropecuario en la que safó de perder. 

Solo los últimos 45 minutos en San Juan pueden tomarse como auspiciosos en las últimas presentaciones fuera de casa, condición en la que cada vez juega peor. Pero a eso hay sumarle que en los últimos dos partidos no ganó de local, perdiendo esa infalibilidad que sostenía una campaña de media inglesa. 

Se entiende que De Muner buscó ganar, el tema es cómo lo buscó, con tanta locura y desorden, que esta vez encontró la derrota. El que busca encuentra, pero si se busca bien. 

Quedan nueve fechas y San Martín parece despedirse del primer ascenso, no solo por la cantidad de puntos que lo separan de Belgrano sino porque está lejísimo de mostrar rendimientos de un equipo campeón.  

Sin embargo, el buen colchoncito de puntos que tiene le permiten todavía entusiasmarse con salir segundo y clasificar directamente a una nada despreciable semifinal o, al menos, tratar de asegurar el tercer puesto para jugar los cuartos. 

En esa lucha, se le vienen dos duelos claves: primero Gimnasia de Mendoza (cuarto con tres puntos menos) visitará La Ciudadela y después All Boys (quinto con cinco puntos menos) será el anfitrión. 

En fin, ya sin mirar a Belgrano que mañana juega y puede sacar nueve con un partido menos, el Santo deberá concentrarse en los otros rivales y sobre todo, en mejorar su propio renimiento que viene en caía libre. Para eso, otra vez vez y como siempre, el Pueblo Ciruja estará dipuesto a dar una mando llenando tribunas y alentando porque San Martín es grande y no hay lugar para la tibieza. Todavía hay tiempo.