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Tomemo somo Atlético que el vaso sigue llenísimo y hay sed de revancha

ANÁLISIS DECANO

Algún día iba a perder Atlético Tucumán. Se acabó el invicto, pero El Deca sigue puntero. El equipo de San Pusineri se hizo cargo de su lugar en la tabla, salió a imponer condiciones y atacar, pero perdió por errores propios. A levantar la cabeza y prepararse para defender la punta, que el Pueblo Decano quiere más.

Carrera se agarra la cabeza. Arriba Ramiro que el Deca está puntero. (Foto tomada de El Gráfico)





Atlético Tucumán perdió y es noticia. Los hinchas, el Pueblo Decano, hoy lamentan haber caído en un partido a priori ganable ante el siempre difícil Arsenal. Los hombres de Lucas Pusineri se fueron masticando bronca de Sarandí, donde dejaron su invicto de 14 fechas por la Liga Profesional y donde se cortó una racha de seis victorias en forma consecutiva. Pero El Deca puntero debe recordar que semanas atrás no soltaba la calculadora, y que meses atrás, en los tiempos AP (antes de Pusineri) todo era desazón e incertidumbre: hoy, a pesar de lo perdido, Atlético sigue mirando a todos desde arriba. 

Sábado soleado, horario atípico, incómodo, pero qué lindo despertarse, meterle unos mates y empezar a palpitar desde la mañanita nomás que juega El Gigante del Norte. Los porteños lo mandaron a las 13:00, qué va a ser. Lo mismo pasó con los primos y está muy mal. Juega el puntero, viejo. Por eso, este mediodía bajo el cielo del Norte los colores de gloria brillan para la historia sembrando la emoción y allí donde late un corazón Celeste y Blanco se prende el fuego, se enciende la llama de la pasión Decana y se destapan desde temprano las primeras latas porque éste es el equipo que le devolvió la esperanza y la ilusión al Pueblo Decano y eso no se olvida, lo dice la hinchada con el corazón.

Arsenal es un rival siempre bravo, bravísimo, que ni se pone colorado para esperar metido atrás en su propia cancha. Los de San Pusineri se hicieron cargo de su lugar en la tabla, de la chapa de candidato que le cuelga en el pecho henchido porque es sin dudas uno de los mejores equipos del torneo -y lo sigue siendo- aunque algunos comenten rápido ‘anulo mufa’ en las redes. Pero El Deca es el puntero y como corresponde salió a atacar, a llevarse puesto a los de Madelón, que encontraron espacios y el primer tiempo fue por momentos palo y palo, pero con prominente dominio Decano.

Lo mejor de Atlético se vio con las conexiones entre Joaquín Pereyra, Matías Orihuela y Ramiro Carrera por izquierda, como en la tremenda triangulación que casi termina en un golazo del 23, este mediodía el más peligroso de los de Pusineri. El Deca lo buscaba por abajo y por arriba y hasta se tenía tanta confianza que en la salida de abajo arriesgó de más, Orihuela la rifó, el local recuperó y Lomónaco festejó ante una floja reacción de Lampe, que llevaba seis partidos con el arco en cero. Error propio, gol de ellos. Cabeza arriba y a dar pelea.

Reaccionó rápido el puntero. Si algo ha cambiado en Atlético es que ahora tiene capacidad y argumentos para reponerse rápido de un golpe duro como ese 1-0 tras un error no forzado. Minutos después del gol del local, Carrera enganchó y mandó un centro de zurda que Bruno Bianchi peinó en el primer palo para que se cumpla el axioma: dos cabezazos en el área es gol. Dos cabezazos y gol de Matías Orihuela que se redime, se saca la bronca, siente que arregla la macana y vuelve a poner al Deca en partido, como volvió él del ostracismo para ganarse un merecido lugar entre los once.

Pero ese -y otros tantos- axiomas del fulbo no falla nunca, y también se cumplen en el arco propio: Arsenal le hizo a Atlético un verdadero gol de mierda tras un córner, una serie de rebotes, empujones, choques y finalmente dos cabezazos en el área y a buscarla de adentro. Otra vez a remar de atrás para buscar el empate. Algo insinuó el inquieto Mateo Coronel, poco pudo entrar en juego el Polaco Menéndez. Encima, a los pocos minutos Bruno Bianchi cortó una contra con un agarrón estando amonestado y sabiendo que esa infracción era un atajo a las duchas.

Con el Bebe Acosta de 2, Atlético lo fue a buscar con ganas pero sin ideas y ante un rival comodísimo con ceder campo y pelota a un Decano diezmado, cansado y ya sin varias de sus figuras en cancha. Esta vez no hubo un golazo de Maestro Puch, no hubo corrida de RRR, un gol de goleador de Lotti, un cabezazo de Capasso o una bomba de Carrera que impidan la derrota y permitan salvar el invicto. No hubo hazaña, hoy nos quedamos sin la épica. Encima sobre el final cayó el tercero de Arsenal, para apagar las esperanzas de un empate milagroso digno de San Pusineri.

Puede sonar antipático, pero Atlético perdió el invicto en un momento propicio: sigue puntero, con Gimnasia de La Plata a un punto, pero todavía mira a todos desde arriba. El Decano seguirá puntero el domingo y el lunes, cuando ya empiece a pensar en el duelo ante los santiagueños en un José Fierro colmado, en una fiesta Celeste y Blanca, con la frente en alto y la Fe intacta para volver a la senda triunfal y defender con alma, corazón y vida la punta que todos quieren y solo los de 25 de Mayo y Chile pueden presumir.

Viaducto viene del Latín: vía, camino, y ductus, conducción. Quizás este Atlético puntero tuvo que llegar invicto al Viaducto de Sarandí y perder ante Arsenal para recibir un cachetazo de realidad, pero para recordar también que tiene camino y tiene conducción. Lucas Pusineri marcó un Norte de trabajo y humildad, trajo orden y progreso, recuperó soldados, levantó la moral, jugó sus cartas, apostó y ganó y siguió ganando. Y nada de eso se ha perdido por una derrota, por el fin de una racha. 

A no enojarse, Decanos, que el que se enoja no tiene premio. Hay que tener bien presente de dónde venimos para saber adónde vamos. Y quizás de tanto mirar tablas de Copas o tantas loas se mareó un poco este Atlético. ¿A quién no le pasó? El vaso está mucho más que medio lleno, está llenísimo. De esperanza, de Fe, de argumentos para creer en este equipo que tanto ha demostrado.

A seguir luchando que el puntero tiene que defender la punta en cinco días nomás. Arriba Decanos que hay que reventar el José Fierro para alentar al que mira a todos desde arriba, para que el país vea porqué al Deca no se lo manda a jugar al mediodía. Cortá esa botella, prepará ese fernet, abrí otra lata y metele otro vino también que El Deca de San Pusineri no está muerto y el Pueblo Decano quiere más y tiene sed. Sed de Tomemo somo Atlético. Sed de revancha. Ya.