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Gana y crece: la lucha de cada fecha y la vuelta del comandante de la ilusión

análisis

Un Tino Costa inspirado, una defensa sólida y mucha entrega fueron las claves de un equipo que luce menos, pero está más maduro y no afloja en la pelea por cumplir el sueño de volver a Primera.





“Va de titular Tino”, exclama un hincha con la sonrisa de oreja a oreja en la previa que hoy es más larga porque es domingo,  por fin no se juega un lunes y no tiene que andar apurado para llegar. A ese mismo hincha se le endurecen las manos con la que sostiene la botella cortada, cargada de hielo, y el brebaje oscuro inconfundible del fernet que hoy es el elegido para palear el frío que golpea a todo Tucumán menos al estadio más caliente del país. 

Juega Tino hoy y eso entusiasma al hincha del fernet y a todos, porque cuando lo anuncian por los altos parlantes, la cancha se viene abajo. Juega el 8, comandante de la ilusión Ciruja y al minuto nomás tiene un tiro libre, frontal, hermoso para su pegada, se prenden la cámaras de los celulares, todos quieren quedarse con el videito propio, que inmortalice la mirada propia del momento esperado. Aunque no sea gol y la pelota se haya ido cerca del palo, tenerlo a Tino dentro de la cancha genera las expectativas que nadie más puede generar.

Él se sabe distinto, por eso busca el sector de la cancha más cómodo, más alejado de las piernas rivales que lo molesten, para que no le ensucien el juego y desde ahí lanza sus bochazos inverosímiles para esta categoría que siempre caen al pie de los compañeros que no lo terminan de aprovechar: primero Diarte se apura un poquito, después Jourdán que no la baja, después a Mirtello le queda atrás. 

San Martín es todo de Tino Costa, los demás intentan acompañarlo y no pueden, es el distinto, el diferente, el que cuando no está, se extraña horrores. Hoy se lo disfruta. Quién sabe hasta cuándo. Ese es el problema. 

Ellos también juegan y por algo tienen 31 puntos, y van octavos, y llevan cinco sin perder. Más que jugar, contragolpean, salen rápido, tratando de aprovechar las espaldas de Diarte y Sansotre que suben todos los tiros y descuidan la defensa. Tienen alguna que otra, nada muy peligroso, pero no hay que descuidarse.

El primer tiempo se va, y el arco de los milagros tendrá que ser el de la Rondeau, porque Perafán conoce las brujerías mejor que nadie, ya las sufrió cuando atajaba en Dálmine. Entonces hoy, pillo, pidió cambiar de lado. 

Pero Perafán no es solo un arquero cabulero, es también un experimentado capaz de descolgarle del ángulo un tremendo zurdazo a Diarte que volvió a tirar una de Roberto Carlos. Igual,  no va a tardar en caer, como siempre que visita Ciudadela.

El primero que lo ve es un pelado de la platea: “¡Penaaaaal!”, pide a los gritos y Comesaña parece escucharlo y lo da. Desde la cancha pareció un takcle desmedido, un agarrón obsceno de un defensor bruto. Por la tele y en cámara lenta quedan más dudas que certezas y parece haber más maña del atacante que falta del defensor. Regalito o no, hay que aprovecharlo que no todo el año es Navidad y a eso San Martín, que sufrió el AFAno más grande, lo sabe mejor que nadie.

“¡Vamos Tino!”, gritan desde las tribunas y los celulares vuelven a encenderse desde los cuatro costados. “Dejen de filmar, no sean mufas”, pide un hincha desesperado, pero para Tino no hay yeta que lo detenga, ni la de los celulares, ni la del arco cambiado por Perafán. Bomba cruzada y gol de Lo Santo, abrazo en el banderín del córner con todos los suplentes y la venia del comandante de la ilusión.

De Muner no come vidrio, nota cansado a Tino que se va ovacionado, también sale Imbert. Entran Llama para hacer jugar y Abregú para marcar y colaborarle a Herrera que es un león en la mitad de la cancha. Los dos entran bien, mucho mejor que Droopy que se fue desinflando con el correr de los minutos. 

En su esperado el debut, el pelado Llama no tardó en conformar. Comprometido con el equipo, dispuesto a sacrificarse en la marca y sostener la pelota cada vez que pudo. Es un buen comienzo para un jugador que llegó con mucho cartel.

Lo mejor de San Martín estuvo en que esta vez no exageró con las salidas cortitas desde el fondo y no le dio el gusto al rival de complicar con solo presionar. Esta vez, Sand jugó largo varios saques de arco y ellos no lograron nunca construir juego desde su propio campo. Fue una muestra de madurez de un equipo que parece entender que para llegar a la punta no puede, ni debe, regalar nada a nadie. A la liebre se la corre con hambre y dientes apretados, es la única forma de alcanzarla.  

Chances para ampliar tampoco tuvo el Santo, solo una de Miritelo que no se acomodó nunca dentro del área y a los pocos minutos se fue reemplazado y aplaudido merecidamente después de correr una barbaridad. Entró Abel Argañaraz que casi no tocó la pelota en los pocos minutos que jugó. 

Solo hubo tiempo para que ellos agarren un rebote en el borde el área y casi la claven contra un palo de Sand que ya no llegaba. 

La arenga final de Pellerano en una ronda cerrada marca que este grupo sabe lo que se está jugando: "Lo importante es seguir creciendo y seguir ganando, vamos carajo", resume el capitán. La tarea está cumplida,  pasó un fecha más y San Martín sigue peleando. Nos vemos en Rafaela.