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Desde Humahuaca hasta Madryn: en Ciudadela todo el año es Carnaval

análisis

En la Puna o en la Patagonia, juegue donde juegue, vaya donde vaya, desde donde sea, siempre estará el Pueblo Ciruja dispuesto ponerle el color de la fiesta, dentro y fuera de la cancha.





Mientras San Martín precalienta en Puerto Madryn, a más de 2400 kilómetros, en la histórica ciudad de Humahuaca, un grupo de Cirujas ya está sentado en un bar, con la cara entalcada, las orejas decoradas con albahacas, gorritos coloridos y, por supuesto, la roja y blanca pegada en la piel.

El Carnaval vuelve con furia a la Quebrada tras una pandemia que quitó las ganas de festejar el año pasado. Ya hay diablos bailarines, comparsas en las calles y el Santo salta a la cancha en la otra punta del país.

A esta altura, los carnavaleros Cirujas ya le dan la espalda al festividad que ellos fueron a buscar, ahora solo importa el Santo y la alegría queda de lado para darle lugar a la tensión, sobre todo cuando a los dos minutos el 9 de Madryn se escapa y, por suerte, define mal.

Hubo dos gritos anticipados, fallidos, de esos que "la secan", a los dos los ahogó el veterano arquero Ojeda: primero a Cano, después a Sansotre. La tercera será la vencida. 

Esa banda derecha de Sansotre está más endiablada que la Quebrada en el día del desentierro y así llega el gol: toques por aquí, toques por allá, Sansotre de primera a Jourdan que define perfecto en medio de la multitud del área. Golazo.

Se grita en la cancha. Se grita en las tribunas, donde están Lengua y par de infiltrados infaltables. Se grita en Ciudadela y en todo Tucumán. Se grita, y mucho, en el bar de Humahuaca y en el bar del lado, y en otro de más allá. Gana el Santo y empieza el Carnaval.

Si la del primer gol fue una jugada de colección, la segunda fue una obra de arte: tiki taka, tomala vos, damela a mí, que es un golazo de San Martín. Fue de Cano, que no es ningún decano y definió como el 9 de jerarquía que está empezando a ser. Dos golazos en tres partidos, la apuesta de De Muner de ponerlo como centrodelantero ya pagó con seis puntos en efectivo. No está nada mal.

"Partido liquidado" piensan algunos y De Muner también y se equivoca. Mete cambios y pierde el medio, la pelota y casi pierde los puntos.

Escalante entra frío y llega tarde a todas. Herrera traspasa el límite y hace varias faltas seguidas. En Humahuaca no la ven venir, en Madryn tampoco, están todos distraídos, confiados, cuando Mauricio Mansilla salta más alto que ninguno, abre el manual de los cabezazos y lo ejecuta como Dios manda.

¿Partido liquidado? Nunca. Es la hora de sufrir, otra vez, como siempre. Y si no preguntale a Braian Fernández que saca chapa de crack, le pinta la cara a Pellerano y queda de frente al empate. Pero  Sand se agiganta y la ataja. Después atenaza cada centro que cae al área y le pone cloroformo al partido. Tercera catuación sólida de un arquero que cada día convence más.

Pasó el sofocón, los ingresados hacen pie en la cancha. Diego Sosa es el mejor: cuida la pelota, se las lleva lejos del arco y le devuelve la posesión al equipo, la que había perdido con la salida de Tino Costa.

El partido se va. El triunfo se concreta con el pitazo final. En el bar de Humahuaca hay gritos, puños cerrados, abrazos y alegría, las comparsas se multiplicaron en las calles y el desentierro del diablo explota los mojones. En Tucumán suena la Mona a todo volumen. Los Cirujas de España ya transitan el domingo brindando con un nuevo triunfo. En Madryn el vestuario vistante está de fiesta. En Humahuaca se desentierra el diablo, pero en Ciudadela todo el año es Carnaval.