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A 42 años del día que Maradona lloró en Tucumán

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En el primer aniversario de la muerte del mayor ídolo popular de la historia argentina, también recordamos una de las historias más épicas del fútbol tucumano. El Diego en el Monumental cuelga un tiro libre del ángulo, pero no le alcanza y miles de Decanos festejan un triunfazo desde los pasillos hasta las torres de iluminación.





El 25 de noviembre por el resto de la eternidad será el día en el que se recuerde la muerte del más grande jugador de fútbol de todos los tiempos. Cada año, cuando llegue esta fecha, la prensa mundial le dedicará páginas de diarios, horas de aire y homenajes de todo tipo.

En el primer aniversario del fallecimiento del máximo ídolo popular que tuvo y tendrá este país y buena parte del mundo, en nuestra provincia también recordamos otro aniversario que tiene que ver con el Diego. Se trata de la tarde en la que Maradona lloró en Tucumán, tarde de la que hoy se cumplen 42 años.

Fue en el 79, el clima estaba espesa luego de semana de intensas lluvias: “Papá ya paró de llover, si se va a jugar el partido”, le había gritado esa con ese entusiasmo típico de un niño.

“Pasa que había llovido tanto esos días que yo pensaba que se iba a suspender”, cuenta, en charla con eltucumano.com, Ignacio Golobisky, actual vicepresidente de Atlético, que aquel domingo, con ocho años de edad estaba por ver a Diego Maradona en la cancha del Deca.

Ese juego no fue uno más, Era la penúltima fecha del Nacional y ambos equipos venía cumpliendo una gran campaña en un grupo que tenía ocho clubes, pero solo dos pasarían a la siguiente fase y Racing ya tenía el primer boleto comprado. Faltaba definir el segundo cupo y eso era lo que estaba en juego en este partido.

A las cinco de la tarde, saltaban a la cancha el Argentinos del Diego y el Atlético del Kila Castro. Por entonces, el Diego tenía 19 años un sueño por cumplir: ser campeón con Argentinos Juniors. La oportunidad es esta, porque el Diego sabe que su talento basta para superar a cualquier rival, pero el escenario le es adverso. Al frente había un gran Atlético y un Monumental repleto desde los pasillos hasta las torres de iluminación.

“Nunca más volví a ver la cancha así. Nunca hubo tanta gente como ese día”, afirma Golobisky que conoce al Monumental como pocos y nunca olvidará ese día maravilloso: “Recuerdo un señor que estaba apretado contra la tela de la calle que separa el banco de suplentes”.

Cabe recordar que hacía poco más de un mes, la Selección Argentina sub 20 había sido campeona en Japón con Maradona como su gran figura. Ese equipo causó sensación y su llegada a Tucumán fue todo un suceso.

“Había venido todos los medios nacionales, las revistas, los principales diarios, las radios y canales de tv, hubo una cobertura inusual para la época”, comenta Golobisky que junto a su padre, Juan Carlos “Golo”, prócer de la radiofonía tucumana, solía ocupar el palco reservado para los periodistas.  

“En el mismo sector de la platea, estaba Don Diego, Claudia y Jorge Cyterszpiler. Claudia tenía una campera roja y la llenaron de escupidas”.  

“El clima estaba tenso, típico folclore de los viejos nacionales, de los duelos entre equipos del interior con los porteños. Antes de empezar el arquero de ellos ya estaba tirado por un proyectil”, recuerda.

Ese mismo arquero se levantó y menos de cinco minutos después, ya la estaba buscando del fondo del arco: “Fue un tiro libre de Dardo Urcevich que se desvió y descolocó a Riganti”.

Argentinos tenía que ganar si o si para tener chances de clasificar, y el Diego no podía sacarse de encima al Kila Castro que ya lo había anulado en la cancha de Atlanta ese mismo torneo: “El del Monumental fue un partido parejo, pero el 2 a 0 de visitante fue un baile total, El Gráfico había titulado ‘Zamba Tucumana’”.

En la única que Maradona se escapó el Kila lo derribó cerca del área. Tiro Libre: El Diego frotó la lámpara y la colgó del ángulo ante la mirada del Negro Ruiz.

 Ya en el segundo tiempo, un centro de Barrientos pegó en el travesaño y Domenech se la llevó puesta sin querer convirtiendo en su propio arco. El 2 a 1 para Atlético se mantuvo hasta el final y Atlético aseguraba un lugar en los cuartos de final. Argentinos Juniors quedaba eliminado. Un mito sostiene que Maradona rompió en llanto en el vestuario del Monumental José Fierro.

Esa fue la única presentación oficial del jugador más grande de todos los tiempos en Tucumán: “Unos meses después vino a jugar un amistoso, en el invierno del 80. Nos ganaron ellos esa vez. Recuerdo que esa noche, el plantel de Argentinos cenó en un restaurante que quedaba en la Congreso, al frente de la Catedral, se llamaba Nueva Italia. Ahí el Diego les firmaba autógrafos a todos, mientras sus compañeros comían con total tranquilidad”.

Hoy, a un año de la muerte del diego, también se cumplen 42 años de aquella tarde épica cuando su solo presencia conmocionó la provincia. Maradona nunca cumplió su sueño de ser campeón con Argentinos, y tal vez aquella haya sido la única cuenta pendiente de su carrera. Pero sí cumplió el sueño de miles de tucumanos de verlo jugar por los puntos.

Hoy se cumplen 42 años del día que el Diego lloró y hoy todos lo lloramos él, en Tucumán y en el mundo: “Lloro por la partida del ídolo y por esta enorme coincidencia de que se haya ido justo 41 años después de que yo, mi viejo, mi abuelo, mi tío y miles de Decanos lo hayamos visto jugar por primera vez en nuestras vidas”, cierra Ignacio Golobisky, Decano y Maradoniano de alma y vida.