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San Martín, no lo entenderías: la historia detrás de la pareja que se casó en Ciudadela

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Él de traje, ella con vestido de novia, hacen fila para sacar la entrada. La imagen llama la atención y recorre las redes, pero eso no es todo. Mariano e Ivanna revelan como sigió la jornada nupcial después de la foto en la cancha.





“Ser de San Martín es mucho más que ir a la cancha a ver un partido”, dice Mariano Ontivero en charla con eltucumano.com. El nombre puede no ser familiar para el Pueblo Ciruja, sin embargo su imagen se hizo conocida recientemente: se trata de ese muchacho que el último viernes se hizo viral por sacar la entrada para el partido trajeado y con su pareja vestida de novia, justo a la salida de su propio casamiento. 

Las fotos de Mariano y su ahora esposa Ivanna, recorrieron la redes y todos los hinchas que comparten con él la pasión por esos colores y que el lunes compartirán tribuna, no dejaron de enorgullecerse, de sentirse identificados, con ese hombre que quiso incluir al Santo en el día más importante y más esperado de su vida. 

Para él, todo fue parte de un plan, de un sueño al alcance de la mano: “Siempre quise sacarme esa foto el día de mi casamiento. Se lo pedí a ella, que al comienzo no quiso saber nada, pero después la flaca me dio el gusto”, revela. 

“Estás loco vos”, le había dicho Ivanna cuando hace poco más de un mes, Mariano le planteó que quería darse una vuelta por La Ciudadela entre la misa y la fiesta. Ivanna no es de San Martín, tampoco de Atlético, le gusta poco el fútbol y simpatiza por River. Nunca habían ido a La Ciudadela, pero ella, que lo ama, no iba a negarle que él pase por su lugar en el mundo en es mediodía tan especial dos veces postergado: “Nos íbamos a casar en abril del 2020, suspendimos por la pandemia, después en abril de este año y lo tuvimos que suspender de nuevo por lo mismo”, cuentan. 

Juntos vieron un solo partido en la cancha: “Pero no fue de San Martín, fue de la Selección contra Chile por las Eliminatorias del Mundial pasado en cancha de River”, aclaran.

Pero volvamos al paseo nupcial: sabido es que los novios salen de la iglesia, ataviados para la ocasión, recorren algunos puntos estratégicos de la ciudad para hacer tiempo, para llegar después que los invitados. El reloj de flores del Parque 9 de Julio, la fuente de Edet, entre otro, suelen ser los lugares escogidos por la mayoría. Sin embargo él no dudó ni un instante: “Yo quería que sea la cancha, encima ahora está hermosa la esquina con esa fachada nueva”, asegura. 

“La gente pasaba y me gritaba cosas  de buena onda: ‘¡qué grande!, ¡Vamos Lo Santo! Me decían”, relata Mariano. 

El periplo no fue fácil, porque de la Iglesia San Martín de Porres (nótese el nombre de la iglesia elegida) a La Ciudadela no hay poca distancia, el desvío es más grande si se tiene en cuenta que el salón está Yerba Buena: “Fuimos directo a la cancha, y no tuvimos que andar dando vuelta por ningún otro lugar”.

En el estadio más caliente del país, las boleterías estaban abiertas y con gente haciendo fila: “Aproveche para sacar la entrada para el partido del lunes. Eso le llamó la atención a varios, pero lo hice de verdad, no es que fue un actuación”, asegura.

Habiendo cumplido con la foto y la fila, la pareja partió hasta el salón donde ya lo esperaban varios invitados. 

La entrada triunfal de los novios también fue bien Ciruja: “Prendimos bengalas de humo rojas y blancas”, cuenta Mariano que también repartió cotillón alusivo a San Martín y se calzó la camiseta para el bailongo “porque es rojo y blanco el color de la fiesta”. 

El resto de la historia de esta pareja se seguirá escribiendo, a partir de ahora, como un matrimonio. Antes de eso habían pasado de vecinos a amigos, de amigos a novios: “La conocí en el Barrio El Bosque, vivíamos a cuatro cuadras, ella es prima de un amigo. Tardé varios años en invitarla a salir, fuimos a tomar un coca a la rotonda, a los tres meses oficializamos el noviazgo. Estuvimos de novios 10 años y ahora nos casamos”, de esta forma Mariano resume toda una vida junto a su compañera.

Así como la historia de Ivanna y Mariano empezó en Barrio el Bosque, la de él con San Martín había empezado del brazo de su papá, quien falleció durante la pandemia: “Él me llevaba siempre a la cancha, uno de mis primeros recuerdos es un clásico que ganamos con gol del Huesito Pereyra de cabeza en el arco de la Bolívar”, recuerda con nostalgia. 

“Siempre voy a ver al Santo con un grupo de amigos, vamos a la Pellegrini. Cuando se puede hacemos un asadito con algunos vinitos como previa, tratamos de llegar temprano y tomar algo más antes de entrar a la tribuna. Nunca falto y el lunes será mi primer partido como casado, entradas ya tengo”, concluye mientras se ríe y se frota las manos pensando en sus amadas: Ivanna y La Ciudadela.