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"Es un sueño": el Messi tucumano y su hermanito ya juegan en San Martín

HISTORIAS DE ACÁ

Julián, de cinco años, se había dado a conocer a través de una nota de este diario el año pasado. Él y Joan, su hermano de siete, duermen abrazados a la pelota y la rompen en cuanto potrero visitan. Los dos niños ya dieron el paso que separa Campo Norte de la Ciudadela.





La tierra se levanta en cada pisada, el polvo al viento genera una cortina que dificulta la visibilidad, el pasto está amarillo y a los costados de la cancha, nunca en el medio; una pelota rueda y un puñado de niños la persiguen con los ojos encendidos clavados en ella. El único objetivo es agarrarla, pero no con las manos, con los pies, y llevarla hasta el arco imaginario, formado por dos cascotes encontrados justo antes de empezar el partido que ya lleva cuatro horas. 

Así nace el fútbol en cualquier rincón de la Argentina y, por supuesto, deTucumán, porque todos, primero jugamos a la pelota, y después, algunos juegan al fútbol. 

Esa escena polvorienta recurrente en nuestro país, esta vez es protagonizada por Joan y Julián, dos hermanitos de siete y cinco años, que hoy empiezan dar ese paso desde el potrero hacia el club. Pero no es cualquier club, es el club de sus amores, es su San Martín. 

La historia de los hermanos Guevara, más precisamente la de Julián, el más chiquito, ya fue contada por este diario en la edición del 13 de octubre del año pasado. El Messi de Campo Norte, lo bautizamos, y hoy podemos llamarlo el Messi Ciruja. 

“Fue a través de los videos que subieron en eltucumano.com que lo vieron en San Martín y en varios lugares. Nos llamaron de Atlético también. De Buenos Aires nos habló un empresario que tiene muchos jugadores y que nos dijo que les iba a buscar algún club, no cerramos ninguna puerta. Pero nosotros, por ahora, elegimos San Martín, porque Jacinto Eusebio Roldán se acercó y nos ofreció  llevarlos al club y Matías Torres (coordinador de la inferiores) también gestionó para que los dos chicos jueguen en San Martín”, cuenta Matías, padre de los niños. 

El más grande, Joan, ya debutó contra Central Norte: “Empezó en el banco porque es el más nuevo, después entró y fue un pilar en la defensa”, comenta con ese orgullo de padre que le brota por los poros de la piel. 

“El ídolo de Joan es Lucas Diarte, siempre lo nombra, lo tiene de referente y le gusta usar la camiseta 3. El de Julián es Tino Costa, que es más ofensivo, como él”, revela mientras muestra una foto en la que ambos pequeños posan sonrientes con el gran Diarte. 

Para los hermanos dos horas, dos veces por semana, con la pelota no son suficientes, por lo que también despuntan el vicio en la Escuelita Villa Santillán, ubicada en Campo Norte, al frente de la casa donde viven: “Ahí los forman a los chicos y les enseñan cosas básicas y los motivas, son muy buenos los profes. A veces van futbolistas profesionales a motivar a los niños. Una vez Fue Diarte”. 

Para Matías, fanático Ciruja, ver a sus hijos, también cirujitas desde la cuna, con la camiseta del Santo es una caricia en el alma: “Es un sueño cumplido, que ellos puedan jugar y defender los colores del Santo es hermoso”. 

“El otro día, yo estaba viendo el partido de San Martín y renegaba porque íbamos perdiendo, y ellos me decía que me quede tranquilo, que dentro de poco van a empezar a jugar ellos y que van a hacernos ganar, que yo los voy a mirar por la tele y que ellos le van a hacer feliz a todo el Pueblo Ciruja. Ellos creen que porque van a la Complejo ya están a punto de debutar en Primera”. 

De todos modos, Matías tiene claro qué es lo más importante: “Yo quiero que cumplan el sueño de ellos. Que sigan jugando a la pelota y se diviertan. Ellos todo el día hablan de fútbol y de jugar y entrenar, que puedan seguir haciéndolo, es lo que quiero”, cerró. 

Joan y Julián, junto a Lucas diarte en Campo Norte.