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¡Santo, mi buen amigo!: San Martín y el mejor regalo, una invitación a soñar

ANÁLISIS

San Martín fue torazo en rodeo ajeno y arrolló a Tigre en un primer tiempo perfecto al que el resultado le quedó corto. Carácter, fútbol y un golazo a lo Capo Noriega en el 88, fueron las claves del triunfazo. Entre cumpleaños y reuniones por el Día del Amigo, el Pueblo Ciruja brinda, sueña y tiene con qué.





Estás en el Abasto ¿Dónde más ibas a estar, si juega el Santo?, tenés puesto el camperón KDY con el escudo sagrado que te regalaron hace exactamente un año, cuando cumplías 32. Hoy, con la edad de Cristo recién cumplida, sostenés ese cáliz en la mano, que no tiene ni vino ni sangre, pero si la cerveza nuestra de cada partido y  todos sabíamos que San Martín te iba a dar el mejor regalo de todos: este triunfazo.

¿Se sufrió? Sí, como siempre, si esto es San Martín y ganar nunca es fácil, pero peor es ser de los otros. Son 33 años de vida, más de 30 en la cancha, y aunque hace más de un año que no podés ir, cuando está terminando un nuevo cumpleaños, levantás el vaso y volvés a decir: “Gracias a Diós que nací Ciruja”.

Puteaste un poco con los goles errados de ese primer tiempo casi perfecto, el mejor de este torneo, en el que el cuco Tigre, parecía un gatito siamés. Porque si hay algo que hoy quedó clarito es que De Muner sabe y mucho. Primero para levantarle el ánimo al equipo que había tenido un traspié inoportuno justo cuando podía quedar puntero, justo antes de dos partidos seguidos fuera de Tucumán, justo en la antesala del enfrentamiento ante máximo candidato a ascender.

Justo después de todo eso, mostró que había sido un resbalón y no caída, y como si fuera un boxeador guapo, de mandíbula de acero, se paró y siguió peleando, esta vez contra un rival más difícil y de visitante. Con un carácter arrollador, sometió a su rival de punta a punta.

Pero además, De Muner también supo mover las piezas precisas para que eso suceda: vio que con Cano no había tenido movilidad, que sin Imbert ni Gonzalo, no había cambio de ritmo, entonces mandó a la cancha a Daniel González y Leandro Vella que le imprimieron velocidad, desequilibrio, desfachatez, profundidad. Claro que a ellos se sumaba la calidad y claridad de Ariel Cháves que no es Gardel, pero cada día juega mejor.
 
Así San Martín se fue comiendo a Tigre, ganando en todos los sectores, especialmente por derecha, donde Cafú Sansotre hacía un surco cada vez que pasaba al ataque. Por ahí vino la que Chavés erró bajo el arco, haciéndola pegar en el travesaño; también la de Vella que se estrelló en el palo; y, por supuesto el golazo del triunfo.
 
Párrafo aparte para ese gol: gran cambio de frente de Cháves, Sansotre la dominó con clase, ganó en velocidad y tiró un centro atrás perfecto, para que Vella fulmine al arquero, clavándola como lo había hecho en ese mismo arco el Capo Noriega en el 88, aunque la cámara ahora está del otro lado. (Ver video abajo).

El mejor primer tiempo Ciruja del campeonato terminó con sabor a poco, el 1 a 0 era un premio escaso para un equipo que dominó de pe a pa. Pero bueno, en el fútbol lo que importa es meterla entre los tres palos, y ahí estuvo la única falencia del Santo. Lo demás, impecable.
 
Si la primera mitad fue la del mediocampo y la ofensiva en general, el complemento fue el momento para lucirse de la defensa. Perfecta, invulnerable, firme como rulo de estatua, no dejó mover Magnin, goleador del torneo, que cuando ve una roja y blanca llora, como esa vez que se fue expulsado sin tocar la pelota jugando para Sarmiento.
 
Ahí sirvió la experiencia de Pellerano, amo y señor de la zaga, es un técnico dentro de la cancha, se lo llegaba a escuchar dando las órdenes de fondo, mientras Bricco y Ramenzzoni suplicaban por el empate de Tigre, en un partido al que solo elllos veían como parejo, aunque destacaban algunas virtudes de “los tucumanos”. Tucumanos con todas las letras y a mucho honra, muchachos, pero a ustedes se les nota mucho. Saludo a Massa, la AFA y sus amigos.
 
Pero no entremos en esta, hoy no. Nos eximamos de renegar por las porteñadas de siempre y volvamos al fútbol y a esa defensa impecable, porque si Sansotre fue Cafú en el primer tiempo, fue Montiel en el segundo. No hubo forma de ganarle un duelo, y en eso tuvo mucho que ver Orellana, que secundó con grandeza y categoría, a lo Otamendi.

Del el otro lado estuvo Maxi Martínez, que con voluntad se da maña para ocupar una posición que cada vez le cuesta menos, en ese tándem estuvo Diarte, que siempre juega de seis puntos para arriba y que cuando las piernas de todos se cansan, las de él siguen respondiendo.

Corazón y pulmón de un mediocampo aguerrido, fue Matías Ballini que aportó experiencia y oficio para siempre estar cerquita de la pelota y recuperarla. A su lado Chávez, que también se puso el casco y fue la guerra para marcar y meter, sin dejar de lado su clase y categoría cada vez que pudo. Metió un caño delicioso que seguro se va viralizar en la próximas horas.  

El análisis no reconoce puntos flojos, y si no habíamos dicho nada de Arce es solo porque hoy no fue protagonista, porque casi no le llegaron, aunque desactivó varios centros con una seguridad envidiable. Hasta intentó una Chilavert, muy arriesgada, pero que también es síntoma de la confianza por las nubes que se tiene este equipo que ahora es el segundo de la tabla a solo un punto de Gimnasia de Mendoza.

Se terminó la primera ronda, también tu cumpleaños y empezó el Día del Amigo, y que mejor forma de festejarlo que con la Cirujada cantando con la mirada puesta en la segunda rueda la misma canción de los últimos 30 años: “Santo, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo”. ¡Salud!, ganó San Martín y lo demás no importa nada.

Video del gol del Capo Noriega contra Tigre en el mismo arco. Reducido de la B Nacional de 87/88


Resumen del Triunfazo de San Martín ante Tigre 2021