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Uno por uno: quiénes son todos los extranjeros que jugaron en San Martín

HISTORIAS CIRUJAS

Algunos dejaron su huella imborrable, otros pasaron con más penas que glorias. Mundialistas talentosos, con la 10 en la espalda. Arqueros campeones y otros de un solo partido. Volantes férreos. Defensores ascendidos. Goles en contra, tiros libres inolvidables, atajadas eternas y gambetas maradonianas. Europeos, Africanos, centroamericanos. Todo el mundo cabe en Ciudadela.

Los tres mosqueteros Paraguayos. (Foto: Departamento de Historia y Estadísticas de San Martín)





La llegada de José Luis Sinisterra a San Martín suma un nuevo capítulo de extranjeros vistiendo la camiseta del Santo. Algunos dejaron una huella imborrable por Ciudadela, otros pasaron con más penas que glorias, están aquellos de nombres y apellidos bizarros, y también algunos a cuyos apodos no le hacían justicia. Ascendidos, descensos, goles en contra insólitos, 10 maradonianos, africanos, de nacionalidades europeas. Un recorrido por toda la historia mas cosmopolita del Santo.

Sinisterra será el segundo colombiano en jugar en San Martín, el primero fue el defensor Córdoba Mena que llegó a Tucumán para reforzar, primero a San Jorge y luego pasó por Ciudadela disputando pocos partidos y anotando un gol a Defensores de Villa Ramayo por el Federal A 2012.

El primero, el 1


El primer extranjero en vestir la camiseta de San Martín fue Eduardo Larrosa, un arquero uruguayo que estuvo en el club entre 1943 y 1946, siendo ni más ni menos que el gran arquero en la consagración del Torneo de la República de 1944, que hasta hoy es el único título oficial de Máxima categoría que ostenta un club no afiliado directamente a AFA.

El Maradona uruguayo y Ciruja

En el centro de la imagen, Guirland Baez (Foto: Depaartamento de Histodia y Estadísticas de San Martín)
 
Es probablemente el mejor jugador extranjero que ha pasado por el fútbol tucumano. En San Martín no hay nadie que lo haya visto jugar que no suspire cuando lo nombran. Hablamos de Julio Cesar el Uruguayo Jiménez. Llegó luego de haber sufrido cuatro fracturas en ambas piernas y parecía un jugador acabado. Pero no tardó en demostrar su cualidad y ser uno de las grandes figuras de esa campaña histórica que llevó a San Martín de La Liga hasta Primera en un solo años. Con la 10 en espalda, se le recuerda acompañado de Chazarreta, Noriega y Daza, en la mitad de la cancha y asistiendo a Troitiño, Jorge López y el Mono Campo.

Antes de llegar a Tucumán a en el 88, había jugado el Mundial 74 con la camiseta celeste de su país, siendo un juvenil con condiciones extraordinarias. Ídolo de Peñarol, había anonadado a Víctor Hugo Morales que todavía lo recuerda como uno de los mejores jugadores que vio. Es el propio Víctor Hugo el que describe un gol que le hizo a River por copa Libertadores como el mejor gol que relató, junto al del Diego, por supuesto.

“Tengo notables recuerdos de Julio César Jiménez, uno de los mejores jugadores que vi en mi vida, y no exagero. Un verdadero genio. Todavía tengo en mi memoria el recorrido de un gol desde 25 metros que le metió a River en la Libertadores. Fui muy seguidor suyo cuando vino a Vélez y Ferro. Un jugador de gran habilidad, personalidad y buen pase. Si tengo que pensar en diez jugadores uruguayos que me hayan cautivado, está entre ellos”, afirma el gran relator uruguayo.

Antes de llegar a Tucumán jugó el 10 del famoso Ferro de Timoteo Griguol, compartiendo equipo con gigantes como el Beto Márcico, Adolfino Cañete, Héctor Cúper, a Oscar Garré y Geronimo Saccardi, entre otros cracks.



El patrón de la mitad de la cancha

José Montelongo (Foto: Depaartamento de Histodia y Estadísticas de San Martín)

Uruguay ha sido el país que más futbolistas le entregó al Ciruja. Algunos nombres pasaron desapercibidos, otros formaron parte del ascenso y algunos son aún hoy recordados sin el brillo de Julio Cesar Jiménez, pero si con cariño.

José Hugo Montelongo, quién llegó al club en el 93, proveniente de Gimnasia de La Plata, y se mantuvo dos temporadas enteras. En la primera se desempeñó como volante central, de presencia y marca. En la segunda, tras el arribo del André El Peleado Cabrera, bajó a saga central que compartió Ramón Galarza en aquella temporada en la que San Martín cayó en la final contra Colón, a las órdenes del Tigre Gareca.

Gran cabeceador y de un temperamento demoledor, se fue del club para continuar su carrera en Colón de Santa Fé y luego Talleres de Códoba.  
 
Del otro lado del río 

Palito Fernández (Foto: Depaartamento de Histodia y Estadísticas de San Martín)

Otros nombres rioplatenses que aparecen en la historia Ciruja en el Nacional B son Ítalo Ortiz, volante central de prominente cabellera que jugó allá por la temporada 89/90; Ricardo Aparicio, quién fue el cinco titular durante la segunda mitad de la campaña del ascenso del 2008;  Emiliano Albín, lateral por derecha también ascendió pero en el 2018; y el inefable Álvaro Pintos, goleador de un solo gol y anulado (contra Ferro en Caballito). Mucho más reciente, pero no por eso más destacado, fueron los pasos de Ignacio González Brazeiro y Luis Aguiar.

En Primera División, usaron la roja y blanca dos yoruguas más: Álvaro Palito Fernández, con pasado europeo y mundialista en Sudáfrica 2010; Jorge Anchén, recordado por su increíble gol en contra ante Rosario Central en un partido que San Martín perdió sin que el rival le patee al arco; y Hernán Petryk de paso reciente en la última campaña del Santo en la Máxima Categoría.
 
En los tiempos del torneo Federal A, tuvieron pasos con más penas que glorias: Álvaro Brun, Jorge Zambrana, también jugó en San Jorge y Leonardo Acosta, un Pelado que jugaba de volante central.

De la Liga Tucumana a la Premiere, el Calcio y La Libertadores

Walter López (Foto: Depaartamento de Histodia y Estadísticas de San Martín). 

El caso más raro de los Uruguayos fue el de Walter López, un lungo volante por izquierda que vino con 18 años a reforzar el equipo que en ese momento militaba en la Liga Tucumana. El mediocampista nunca se destacó y se marchó del club antes del comienzo del Argentino B. Sin embargo, con el tiempo construyó una carrera bastante interesante, militando en Peñarol, Cerro Porteño, West Ham de Inglaterra, Brescia y Lecce entre otros clubes de Italia, jugando en algunas de la mejores Ligas del Mundo y con muchas participaciones en la Copa Libertadores.

Incluso jugó tres partidos como titular para la Selección de Uruguay bajo las órdenes del Maestro Tabares, compartiendo equipo con Godín, Abreu, Maxi Pereira y Gargano, entre otros. Pero claro en la cacnha de amalia es otra cosa.

 El Paragua mundialista

Carlos Morales Santos (Foto: Depaartamento de Histodia y Estadísticas de San Martín)

Tenía un guante en el pie. Un 10 clásico que la había descocido en varios clubes de Primera en los a los, 90, llegó a San Martín con 36, para jugar el Argentino B 2004, y se adueñó de la 10.
 
Surgido de Independiente, con un buenos Pasos por Gimnasia de La plata, Gimnasia de Jujuy y Newells, donde marcó un golazo el día que debutaba el mismísimo Maradona con esa camiseta, Jairo también supo ser jugador de la selección de Paraguay con la que fue convocado a jugar el Mundial 98.
Entre otras pinturitas, dejó un golazo contra Racing de Córdoba a pura gambeta y con caño incluido.

El otro seleccionado rojo y blanco 

En el centro de la imagen, Guirland Baez (Foto: Depaartamento de Histodia y Estadísticas de San Martín)

Del mismo calibre que Jairo, pero unos 10 años antes, había llegado desde Asunción Carlos Guirland Baez. Volante creativo de muchas condiciones que es una verdadera leyenda en Olimpia de Paraguay, siendo una de las figuras de aquel recordado equipo que llegó a tres finales de la Libertadores, obteniendo el título en la edicción 90, y quedando subcampeón en el 89 y 91.
 
En San Martín Jugó en la temporada 93/94 y dejó huella de su calidad, anotando varios goles, algunos de ellos de tiro libre, haciendo gala de su increíble pegada. En el 95/96, jugó también en Atlético.
 
Los tres mosqueteros de los nombres raros


En la temporada 98/99, vinieron juntos a Tucumán tres paraguayos de nombres extraños: Didilfo Gurrero, Denis Torres y Celso Ortiz Agüero. El últimos era un marcado central elegante que jugó de titular casi todo el torneo ganándose el respeto del Pueblo Ciruja. Los otros dos eran delantero y acumularon apenas 50 minutos entre sumando los de ambos.
 
Los otros Paraguayos 



Los arqueros paraguayos tiene una larga historia en el fútbol argentino, desde Chilavert, Villar y Bobadilla, siempre los guaraníes son respetados en ese puesto. San Martín tuvo dos: Julio López en el entre el 2010 y el 2011; y Claudio Ibarra en la temporada 93/94, que tuvo algunas destacadas actuaciones y fue el arquero del histórico partido contra la Roma de Italia, fue compañero de Guirland Baez.
 
En el 2008, San Martín ascendió a primera con una formación que se repetía de memoria, hubo pocas chances para quienes no formaba parte de la selecta formación titular que casi nunca perdía. Entre los relegados estaba Juan Acosta Cabrera, un muy buen delantero que jugó solo dos partidos de titular, anotando un gol en cada uno de ellos: Platense de visitante y Talleres de local, ambos terminaron 3 a 0.  

También hubo dos defensores, paraguayos, uno que dejó bueno recuerdos y otro que muchos prefieren olvidar. Ismael Benegas integró una gran dupla con Lucas Acevedo en el ascenso del 2018; además, le marcó un gol clave a Agropecuario y fue una de las figuras en la final contra Sarmiento. Su contracara es Diego el Salvaje Martínez, que llegó a pedido de Pancho Ferraro para el Nacional B 2009 y le bastaron unos pocos partidos para perder el puesto y no jugar nunca más.

El baile del Canío


Hay registro solo de dos chilenos con al del Ciruja ya ambos solo jugaron en primera. Por un lado, Cristian Canío tuvo una inmejorable carta de presentación cuando le marcó tres goles a Independiente en La Ciudadela en lo que fue un baile inolvidable. A la fecha siguiente fue expulsado en el primer tiempo y nunca volvió a brillar,, anotando un solo gol más a San Lorenzo. A decir verdad, Canío era talentoso y sus actuaciones nunca fueron malas, pero amagó más de lo que concretó y el promedio fue comiéndolo no solo a él, sino a todo su equipo.

El otro trasandino es más reciente, pero menos recordado: Fernando Crodero, vino a pedido de Forestello para jugar en Primera en el 2018 aunque casi no tuvo minutos en cancha fue uno de los seis despedidos justo después del clásico que San Martín había ganado 3 a 2 en 25 de Mayo y Chile.

Africano, europeo y argentino

Adriano Custodio Méndez nación Cabo Verde, un archipiélago africano, al frente de las costas de Senegal, que por entonces era una provincia ultramarina de Portugal, por lo que cuenta con esa nacionalidad.
 
Llegó a la argentina de Joven e hizo inferiores es Estudiantes donde dio sus primeros pasos en primera siendo dirigido por Bilardo, luego llegó su clase a Temperley y Colón, hasta recalar en Ciudadela en el año 90, quedándose hasta mediados del 91.

Siempre con la 10 en la espalda, El Negro, paseó su talento por cuanta cancha pisó, formando una gran dupla con Raúl Wensel a quién solía asistir permanentemente.    

El Pelé Panameño


Armando Dely Valdés jugó solo cinco partidos con la camiseta de San Martín en el año 93. Es el mayor de tres hermanos futbolistas. A mediados de los años 80 alcanzó relevancia nacional por formar parte de aquel equipo de Argentinos Junior de José Yudica, que fue bicampeón argentino y campeón de la Libertadores. Fue compañero del Bichi Borghi, Checho Batistas, Redondo y el Negro Cáceres.
 
Junto a su hermano Julio que fue ídolo de Nacional de Uruguay y el Málaga de España, son considerados los dos mejores jugadores de la historia de Panamá. Aunque en Tucumán, Armando, tuvo pocas chances y no dejó más que un pintoresco recuerdo.

El único Brazuca: el uno que jugó un solo partido 

El último y más extraño caso es el de Homero, un arquero brasilero que solo jugó un partido. Fue el 25 de mayo del 59 contra Jorge Newberyy terminó en triunfo Santo por 4 a 2.