"Mirá si la seco": El Día del Padre, el Gran Ascenso Decano y el eterno descanso del Viejo de El Pila
HISTORIAS DECANAS
Impulsado por sus hijos, Mario volvió a la cancha después de varios años para ver a Atlético Tucumán dejar atrás el calvario del Argentino A. Hoy, sus cenizas descansan en el arco de la Bolivia, donde el Yaya hizo un golazo de taco e Ischuk se convirtió en San Lucas. Su hijo se prepara para su primer Día del Padre y seguir transmitiendo la pasión Decana, con aquel relato inolvidable del Profe Torres de fondo.

Gol de Ischuk, festejo Decano. 15 de junio de 2008, Día del Padre. (Foto: Twitter @ATOficial)
Todos los hinchas de Atlético Tucumán tienen muy claro dónde estaban la mañana del 15 de junio de 2008. Mucho más que 30.000 almas latían en 25 de Mayo y Chile, ese inolvidable domingo en que en El Monumental José Fierro no entraba un alfiler, el mediodía soleado que el equipo de Jorge El Indio Solari coronó un campeonato de ensueño. Aquel Día del Padre quedó marcado a fuego para siempre como el domingo de la resurrección Decana, en el que las manos y los pies de San Lucas Ischuk le permitieron a El Decano tucumano dejar atrás el Argentino A, el submundo del ascenso del interior que los porteños ignoran, y en el que se comenzaron a erigirse los cimientos de este enorme Gigante del Norte, de El Deca de América, cuya historia cambió para siempre hace 13 años. Aquel histórico Día del Padre se despertó el Gigante Dormido, diría Don Solari.
El 30 de junio de 1996, el delantero de Instituto Diego Klimowicz marcaba tres goles en El Monumental para sepultar las ilusiones de ascenso a Primera de El Deca en las semis de aquel Octogonal del viejo Nacional B. Ese día, Mario Monteros decidió no volver a 25 de Mayo y Chile: era mucho el amor y mucho el dolor, después de años y años de militar la grandeza de Atlético Tucumán y transmitir la pasión Celeste y Blanca a sus primos, sobrinos y sus hijos. Fueron éstos últimos, Rodrigo y Ramiro, quiénes lo convencieron de volver al templo, de estar ahí, de no perderse esa final histórica porque ese equipo histórico en esa mañana histórica no podía perder: el equipo de Solari tenía una cita con la historia y argumentos de sobra para remontar el 2-1 en Córdoba y coronar el ascenso en Tucumán.
Cerca de las 11 de la mañana y en un mar de papelitos y bengalas, ante una multitud nunca antes vista, pisaron el césped del José Fierro Lucas Ischuk; Andrés Bressán, Ezequiel Luna, Martín Martos; César Montiglio, Mauricio Verón, Diego Erroz, Sebastián Longo, Pablo Hernández; Claudio Sarría y Héctor Álvarez. Casi de memoria. Tenían la misión de revertir el 1-2 en Nueva Italia.
Tras una apilada de Pablo Hernández por izquierda, el Decano se puso en ventaja con un golazo descomunal del Yaya Álvarez, que definió de taco contra el arco de la Bolivia donde estaban Mario, El Pila, su hermano Ramiro y miles de almas Decanas ilusionadas. Lo empató Mauro Velárdez de zurda sobre el cierre del primer tiempo.
Tocado por un ángel, Jorge Solari puso esa mañana de domingo de titular a Verón (como en la ida) donde todo el torneo jugó Martín Granero. 'El Brujo' puso el 2-1 de cabeza, tras preciso centro de Sebastián Longo. Luego ingresarían el propio Vikingo, Héctor López y un joven Luis Miguel Rodríguez. El 10 de los cordobeses marcó un golazo también contra el arco de la Bolivia, que fue anulado por un offside que ningún Decano fue jamás en su vida a chequear al VAR después de abrazarse como en un gol y llegar a los penales.
El Yaya reventó el travesaño, pero también erraron ellos; gol de Erroz, gol de Velárdez, que ese domingo hizo todo; gol de Luis Miguel con la 17 en la espalda, abajo a la derecha, inalcansable para Dei Rossi. Gol de ellos; al mismo lugar que El Pulga la mandó a guardar de zurda Pablo Hernández. Abajo a su izquierda atajó Ischuk y notificó a sus compañeros que se haría cargo del último penal, cuando todos pensaban que el encomendado a ejecutar era Héctor 'el Arenero' López.

La Bolivia, la mañana del 15 de junio de 2008. (Foto: Twitter @ATOficial)
"Estábamos en el arco de la Bolivia. Mi viejo volvió a ir a la cancha en ese partido después de muchísimos años, siempre fue enfermo de Atlético, así, veneno. Con mi hermano lo convencimos de que ese día que vaya a la cancha con nosotros, aunque él no quería saber nada: 'Mirá si la seco, no voy a aguantar, me voy a infartar', nos decía. Lo terminamos convenciendo y fuimos. Justo estuvimos en el arco de la Bolivia, en el de los penales. Salir del Argentino A, justo un Día del Padre, con mi viejo ahí, después de tantos años, de tanto sufrimiento...", rememoró El Pila Monteros en diálogo con eltucumano, 13 años después de la mañana inolvidable que el Pueblo Decano tiene más presente que nunca.
Tras el ascenso, llegó otra epopeya invaluable: el equipazo del Chulo Rivoira llegó a Primera tras ganar la B Nacional de punta a punta y consagrarse ante Talleres, en Córdoba. Después de años alejado del José Fierro, Mario disfrutó la temporada en Primera desde la platea, cortesía de uno de los tantos sobrinos que había mamado gracias a él la pasión Decana. Luego vino el descenso y otra vez a pelear en la B Nacional, hasta aquel torneo de muchos ascensos que se escapó ante Huracán antes del esperado regreso a la máxima categoría del fútbol argentino: "Mi papá falleció justo antes de que ascendamos a Primera por segunda vez... se perdió la mejor parte de Atlético", lamentó El Pila. La vida no le permitió a Mario ver a El Decano afianzado en Primera, jugar la Copa Sudamericana y la Libertadores, recorrer el Continente y quedar entre los ocho mejores de América o llegar a la final de la Copa Argentina.
"Falleció el 22 de septiembre del 2015", precisó Rodrigo, y apuntó que su viejo fue cremado en la recta final de aquella gran campaña bajo las órdenes del Vasco Juan Manuel Azconzábal, mientras él y su hermano comenzaron a preparar su eterno descanso. "Cuando Atlético se asegura la permanencia en Primera (abril de 2016), con mi hermano llevamos un puñado de cenizas a la cancha y cuando terminó la última fecha, bajamos al césped y nos fuimos al arco de la Bolivia, donde habíamos visto con mi viejo el último ascenso (que vio él) y tiramos ahí en la cancha sus cenizas", recordó El Pila, que con Ramiro se encargó que su viejo esté presente para siempre en el lugar donde vio de cerca la gloria después de tantos años.
"Mi viejo había pedido que tiren sus cenizas en la cancha, es donde quería estar y tiramos un puñado de cenizas en su honor, por todo lo que trasmitió por Atlético. No quedaba mucha gente (en la cancha), pero los que estaban entendieron y nos aplaudieron desde la Laprida y Bolivia. Era un mar de llanto, estábamos muy emocionados. Mi hermana trabajaba en un McDonald's, un compañero de laburo estaba hablando con otro y le dice 'no sabés boludo lo que he visto en la cancha: no sé bien qué ha pasado, pero cuando ha terminado el partido han ido dos vaguitos y han tirado un puñado de cenizas atrás del arco, llorando, la gente los aplaudía...". Le cayó la ficha a mi hermana que estaban hablando de nosotros: 'las cenizas que estaban tirando eran de mi papá, ellos son mis hermanos'...".
El campeonato ganado por Colón, con marcada estirpe Decana en los pies de Bruno Bianchi, Rodrigo Aliendro y por supuesto Luis Miguel Rodríguez despertó en Rodrigo esa emoción que sólo conocen los que la han peleado de abajo: aquellos que forjaron la gloria en canchas intransitables, contra rivales inclasificables, en campeonatos injugables y han desafiado a los poderosos, se han impuesto con armas propias, con hidalguía, con ese deber ser marcado a fuego, con un destino de grandeza ineludible, con un fuego sagrado como el que ardió aquel mediodía de domingo Día del Padre hace 13 años. Rodrigo vio a su viejo en los hinchas de Colón que festejaban y se emocionaban y se lloraban y no podían creer estar viviendo lo que siempre soñaron vivir.
“El fútbol tiene esas cosas… los hinchas de equipos del interior nos vimos representados”, resumió. “Acá los sacrificios son otros”, insistió. “Cuando llegamos a la final de la Copa Argentina, otra parte de las cenizas de mi viejo las tiramos en el fondo de mi casa en una Santa Rita, que él la amaba… le tiré un culito de whisky, como que trataba de comunicarme con mi viejo. Las locuras, los duelos, la pasión que trasmite el fútbol no se pueden explicar, son cosas inexplicables, cada uno vive la pasión a su manera”, analizó ahora, tras el campeonato Sabalero y recordando la tarde que el Decano acarició la Copa. La Gloria ya la ha abrazado El Deca de América, El Gigante del Norte.
Rodrigo repasó los viajes que ha disfrutado acompañado a Atlético desde el regreso a Primera, y los destinos que ha explorado con Atlético; desde Colombia, y a través de eltucumano, le escribió cartas al Pueblo Decano, a su viejo, a la pasión Celeste y Blanca, con el puño afilado como la zurda del Capé Sarría y la certeza de aquel cabezazo de Mauricio Verón aquella mañana del Día del Padre. “En Quito, estuve ahí. Siempre está presente mi viejo. Viajar era representar eso… pasaron 13 años y Atlético ha vivido cosas muy difíciles de explicar para un equipo del interior: jugar Libertadores, jugar la Sudamericana casi ‘como si nada’, cuando a los equipos grandes les cuesta jugar todos los años…”. No mentía Don Solari cuando dijo que Atlético Tucumán era “el Manchester del Norte” y que era “un gigante dormido y hay que despertarlo”.
“Cada Día del Padre, ahora que ya yo también soy papá y mi hijo Camilo tiene sus cositas de Atlético… saber que no tengo a mi papá y que él no lo va a poder ver con la camiseta de Atlético… hoy tendría 60 y pico, y él sabía que si tenía un nieto varón tenía que ser de Atlético. Hoy Atlético está bien, está instalado, juegan pibes, el club vende jugadores... es otra cosa: hoy podemos ver la grandeza de Atlético, es realmente Grande, líder del Norte, con inferiores, ha crecido todo… el dolorcito es que mi viejo, hincha fanático, de esos que cargaban el auto y daba vueltas e iba a todos lados…. A mi hijo le voy a hablar del Capé y El Pulga, ya desde la panza le cantaba y lo he querido asociar, pero no tenía acta de nacimiento todavía. Va a ser socio de bebé y ya me imagino yendo con él…”.
“En los penales estábamos exactamente atrás del arco, el penal de Ischuk fue en cámara lenta, la pelota no entraba. Nunca vi la cancha como estaba ese día, no entraba nada, quedamos abajito, justo atrás del arco, de ese arco: vimos todo, cuando anulan el gol, cuando erra El Yaya Álvarez, justo el Yaya, y bueno, el penal de Ischuk al final, parecía en cámara lenta todo…. Ese día había treinta y pico mil personas y 30 y pico mil historias de hinchas con padres, sin padres, con un tío, con un hermano… fue cómo un regalo para papá”, consideró El Pila, que inmortalizó aquella hazaña para siempre permitiendo a su viejo descansar por la eternidad en la Bolivia, evocando hasta el fin de los tiempos el Día del Padre que el Pueblo Decano nunca va a olvidar.
No fue fácil convencer a Mario de volver al José Fierro aquel 15 de junio después de tantos años. “Le dijimos que era Día del Padre, que tenía que estar. Ese Atlético era una locura, jugaba demasiado bien al fútbol, era un equipo de otra categoría y con jugadores de mucha clase: el tiki-tiki Decano, con jugadores y técnico de jerarquía… sabíamos que la vuelta era nuestra, que la presión de la gente iba a jugar a favor”.
Le va a pegar Lucas Ischuk. Por favor Lucas, llévate la gloria a cuestas, vas a ser un Dios. Remata... GOOOOOOOL.Gol Decano. ‘Goldio’. Vamos los Deca. Vamos los Deca por Dios. Vamos loco. Vamos.Señoras y señores (vamo’ papá, vamos los Deca) disculpen, pero las lágrimas no nos dejan hablar. Señoras y señores Atlético al Nacional B, Atlético Campeón.Atlético Campeón, por Dios, vamos Atlético, Vamos Gerardo. Gerardo por Dios vamos, te lo dedicamos todos, no podíamos tener siempre esta mala suerte, vamos los Deca de mi alma. Vamos por Dios, por fin una alegría Martín.Así es Carlos, feliz día papá, feliz día a todos los hinchas decanos, realmente impresionante esta alegría aquí en este estadio Monumental. Atlético volvió, Atlético ascendió al Nacional B, adonde tienen que estar los grandes, felicitaciones hinchas Decanos realmente impresionante esta definición Carlos.Para los que están, para los que ya no están… para la memoria de nuestro amigo Daniel Molina, El Palomo, para vos también, sé que desde el cielo nos siguieron iluminando en estos penales. Para ustedes también este abrazo por Dios y esta inmensa alegría.Así es. Señoras y señores disculpen, son muchos años de sufrimiento... disculpen las molestias. Una alegría inmensa, inmensa, de esta legión de miles de hinchas de Atlético Tucumán que hoy estamos contentísimos y vamos a festejar por fin el Día del Padre por fin con mucha alegría, con mucha pasión, con la ilusión que se hizo realidad porque tuvimos Fe, porque tuvimos esperanza, señoras y señores en el último partido está elegido el jugador que pasará a la historia Lucas Ischuk atajó el último penal y convirtió el ultimo penal: Dios estuvo con Lucas Ischuk señoras y señores Atlético se va al Ascenso, nada más, que les puedo decir, cortamos la transmisión porque queremos ir a festejar todos, tiren las bombas, tiren los fuegos artificiales…
Esa tarde Atlético no podía perder, porque El Pila tenía que ascender con su viejo, y porque el Profe Torres y el equipo Monumental tenían que emocionarse para siempre en el relato más emotivo que esos 30.000 Decanos escucharon después, cuando pasó la invasión multitudinaria al campo de juego, cuando se bajaron tras colgarse de los arcos, de los alambrados, cuando volvieron de la plaza del carnaval Celeste y Blanco interminable, cuando terminó la fiesta inolvidable, cuando se abrazaron con sus viejos para festejar por fin el Día del Padre con una alegría, cuando recorrieron América cantando Viejo y Glorioso Decano de Corazón Sin Igual…

El Pila con su viejo y su hermano.


Locura total en 25 de Mayo y Chile. (Foto tomada de Facebook Soy Decano)