A 12 años del ascenso a Primera del Atlético Tucumán del Chulo Rivoira
recuerdos
Un 7 de junio de 2009, el Decano goleaba en Córdoba a Talleres y lograba subir a la máxima categoría del fútbol argentino tras 25 años. Un año antes, había conseguido salir de Argentino A. Un arranque difícil y un final soñado.

Foto: Gentileza Prensa Atlético.
El 7 de junio es una de esas fechas imborrables para Atlético Tucumán y sus hinchas, ya que 12 años atrás el equipo dirigido por ese entonces por Héctor el Chulo Rivoira, goleaba a Talleres en Córdoba y lograba alcanzar la máxima categoría del Fútbol Argentino.
De la mano de un contundente e imparable Luis Miguel El Pulga Rodríguez, el conjunto de 25 de Mayo y Chile lograba conseguir el ascenso con una fecha de anticipación dejando una marca histórica para ese entonces: ascender al Nacional B y Primera en temporadas consecutivas.
Jugadores como Lucas Ischuk, Andrés Bressán, César Montiglio, Martín Granero, Diego Erroz, Sebastián Longo, el gran Capé Sarría y El Pulga la pelearon en el Argentino A con el Indio Solari y fueron claves para conseguir el doble ascenso que llevó al Decano a Primera.
Aquel equipazo contaba con la base del ascenso más algunos refuerzos de categoría, de la talla de Javier Páez, Juan Manuel Azconzábal, Damián Musto y Josemir Lujambio, entre otros.
“Ese torneo no se arrancó de la mejor manera posible. El partido detonante fue con la CAI de Comodoro Rivadavia cuando perdimos 3 a 1 en nuestra cancha. Después de ese partido hubo muchas charlas y críticas entre nosotros, fue el puntapié inicial para la remontada de ese Atlético”, afirmó en una charla con eltucumano Satanás Páez, el hombre de la cresta, que luego apuntó a la armonía conseguida por el plantel y al duro choque contra Chacarita. “De a poco nos fuimos ensamblando y cada jugador respondió de la mejor manera hasta llegar al encuentro con Chacarita, que por un descuido de ellos, ganamos el partido y no dejamos de ganar hasta llegar a adonde se llegó”, saca pecho Satanás que en ese partido se disfrazó por un instante del elegante Cape Sarría para asistir a la Oveja García.