"Ese partido nos cambió la cabeza": San Martín y un grato recuerdo ante Mitre
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Este domingo, el Santo enfrenta al equipo santiagueño y buscará conseguir un triunfo que sea el punto de despegue al igual que hace 5 años, cuando Esteban Goicoechea marcó un golazo histórico.

A veces la diferencia entre un equipo campeón y uno que se queda en el camino radica en un detalle casi imperceptible: puede ser una milésima de segundo la que separe la gloria eterna de la intrascendencia. Un delantero puede llegar un instante tarde a un centro y cabecear desviado, en el cuarto minuto de adicción o también puede haber abierto los párpados medio milímetro más, permitiéndole ver antes lo que ningún otro y llegar en el momento justo a una pelota que viaja huérfana por el aire, impactarla con precisión y alegrando a todo un pueblo.
Un jugador puede errar el cálculo por dos milímetros y no poder agarrarla de lleno, metiéndole con un poco de cordones a la redonda, mandándola a la tribuna, haciendo que la hinchada se vaya cabizbaja, triste, decepcionada otra vez. A esos futbolistas la indiferencia por el resto de su vida.
En cambio, si la empalma con lo justo, si la agarra hermosa, sin escatimar en fuerza, midiendo, sin querer, hasta la resistencia del viento, el balón se clavará entre las redes y ese triunfo puede ser el desencadenante de una buena racha que termine con un ascenso muy esperado.
Este último es el caso de Esteban Goicoechea que desde San Benedetto de Tronto, Italia, donde ahora continúa su carrera, recuerda la noche en la que metió un gol clave para el ascenso de San Martín del Federal A al B Nacional en el 2016. Fue en Santiago del Estero ante Mitre, el mismo rival que ahora enfrentará el Santo.
Nada era fácil en San Martín por aquellos no tan lejanos años. El equipo jugaba su quinta temporada en el Federal A y varias eliminaciones dolorosas socavaban los ánimos y colmaban la paciencia del Pueblo Ciruja.
Para colmo, ese año, el certamen siempre difícil, solo ofrecía un ascenso, y el comienzo irregular con tres empates, dos triunfos y dos derrotas consecutivas ante Concepción Fútbol Club y San Jorge, habían terminado con el ciclo de Tomatito Pena.
Lo que se venía por delante eran dos fechas de visitante, en la que había que sumar algo, porque de perder, la cosa se volvería más oscura.
“Fue una semana muy complicada. Ariel Martos dirigió al equipo de manera interina y nos juntó a los defensores y al arquero para preguntarnos como nos sentíamos más cómodos. La idea era armar el equipo de atrás para adelante, con el objetivo de sumar lo que se pueda”, recuerda Estaba Goicoechea en charla con eltucumano.com.
Como si faltarán obstáculos, había solo 5 días para preparar el partido que se jugaría el viernes en Santiago ante un rival que tenía un buen equipo y era un rival directo en las aspiraciones por clasificar a los play off.
El último entrenamiento fue el jueves a la tarde y desde el mismo vestuario el equipo viajaba para el partido y todavía se recuerda que miles de hinchas coparon el playón del estacionamiento para apoyar al plantel.
“Ese día fue impresionante el apoyo de la gente, hicieron un banderazo para despedirnos. Me tocaron vivir varias situaciones en el club y la gente siempre reaccionó así, siempre fue muy positiva y te daba fuerza para seguir adelante”, expresa Goicoechea.
El partido se jugó el viernes 8 de abril el 2016 a las 21 horas con un muy buen marco de público santiagueño y unos cuantos infiltrados de Tucumán: “Con unos amigos nos mandamos hasta allá y sacamos unas plateas. Ahí reconocimos a varios Cirujas más, casi todos llevábamos la camiseta debajo de la campera, cruzábamos miradas y nos entendíamos sin decirnos nada. Estaba bien caliente el ambiente y ellos nos quería pasar por encima”, recuerda Juan Cruz que se coló en la cancha de Mitre.
El juego fue como todos lo imaginaban: Mitre lanzado en ataque y San Martín aguantando como podía: “Lo sufrimos mucho. Taborda tuvo una muy buena noche y atajó todo”, comenta Goicoechea.
Con el correr de lo minutos San Martín se fue animando, y ya en el complemento, Gonzalo Rodríguez, Lentini y Viturro tuvieron sus chances. El empate era un resultadazo, pero Mitre se quedaba y el Santo empezaba a oler sangre.
Faltaban menos de 10 cuando pasó lo que tenía que pasar: “Fue un centro desde la derecha, un defensor de ellos la despejó de cabeza medio corta, yo la fui leyendo a la jugada desde antes y cuando cayó en tres cuartos de cancha pude anticipar al rival y por suerte hice un buen control que me la dejó servida para la zurda”.
Mansita y en el borde el área tirando hacia el vértice izquierdo, estaba la pelota. Esteban, miró el arco y nunca duda: darle con alma y vida era en lo único que pensaba en esos instantes cruciales para el futuro de una institución centenaria. De lleno, bien de lleno, le entró con todo el botín, seco, firme, en el centro exacto de la pelota, como para que no se levante demasiado.
“Salió muy fuerte y cruzada. Entró justa y salimos todos a abrazarnos”, cuenta el autor del gol y todavía la red estaba inflada cuando Tombolini reclamaba a sus defensores, mientras una montaña de jugadores se abrazaba en un costado de la cancha.
En la platea, a un puñado de hinchas se les escaba el festejo: “No pudimos contenernos, lo gritamos como si estuviéramos en La Ciudadela. Nos abrazamos, y había otros grupitos dispersos que hacía lo mismo. Ellos tardaron en reaccionar, no entendía nada, después nos quería matar”.
Con el 1 a 0 solo había que hacer correr lo minutos y aferrarse al triunfazo. El resultado no se alteró y San Martín sumó tres puntos claves en un contexto muy adverso. Nadie lo sabía, pero esa noche empezaba a gestarse el ascenso: “Ese gol partido nos cambió la cabeza. A los pocos días llegó Diego Cagna y empezaron los triunfos”.
El domingo siguiente, de nuevo en Santiago, el Ciruja volvió a ganar a Güemes y se encamino hacia la clasificación. Después habría que seguir sufriendo, la tarde de Agudiak es una prueba de eso, porque “si no se sufre, no es San Martín”.