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El Pulga Rodríguez habló de todo: planes sociales, el peronismo, educación sexual, el barrio y las drogas

ENTREVISTA

El crack de Simoca, amado en Atlético y respetado por todos, dio un entrevista en la que se animó a opinar sobre los temas más diversos. Un viaje al corazón y al cerebro del ídolo máximo del deporte tucumano del siglo XXI.





Un Pulga Rodríguez aunténtico se animó a hablar de todo en una entrevista con Infobae en la que tocó los más diversos temas: su relación con el peronismo, simoca, la eduación sexual, su opinión sobre los planes sociales, las drogas, el dinero, su experiencia en la selección y su relación con Maradona.

El Pulga de Simoca

“Cuando me voy a mi pueblo no me desentiendo, no es que vengo acá (a Santa Fe) y el pueblo queda en segundo plano. No, uno sigue porque sabe cómo vive la gente, cuánto le cuesta llevar ese plato de comida a la mesa. La verdad que hablo mucho con mis compañeros de eso, sobre todo con los que tengo más relación. Que hay familias que viven con muy poca plata y uno a veces va a comer y gastas tres mil o cuatro mil pesos como si nada. Nosotros vivimos en una burbuja y no nos damos cuenta a veces de las cosas. A veces perdés un partido y es como que el mundo se te viene abajo, y realmente no es para tanto. Si bien uno vive el fútbol, te pagan para hacer este trabajo, es un partido de fútbol donde hay tres resultados: perdés, ganas o empatas. Después que dan el pitazo final, no hay nada más para hacer. Y por ahí yo veo en mi pueblo –digo pueblo porque para uno sigue siendo un pueblo si bien es ciudad– que no progresamos. Dependemos de una municipalidad y después de las changas que puedan hacer en algunas casas de gente que pueda tener un poquito más con trabajos de albañilería y esas cosas”.


Su llegada a la selección y la relación con Maradona

“Llamé a uno de los dirigentes de Atlético y le dije: “Escuchá loco, no conozco ni para llegar a Ezeiza. ¿Me podés dar una mano?”. Y él me contestó: “Quedate tranquilo, te voy a esperar, vamos a desayunar y después te llevo al predio”. A las 11 de la mañana ya estaba ahí y entrenábamos a las 4 de la tarde. No estaban Diego ni Mancuso. Me llevaron los utileros a mi habitación, me dijeron que me quedara tranquilo, que ahí era lo mismo el que tenía 100 partidos y el que tenía 1. Comí y me fui a dormir la siesta. Cuando fueron llegando todos, estaba de espaldas charlando con Campestrini y me dice: “Ahí viene el enano”. Empecé a transpirar las manos y me gritó de atrás: “¿Qué hacés Pulga, todo bien?”. Sí, todo bien, le digo, no puedo ni hablar. Nos quedamos charlando ahí. Bah, hablaba él porque yo no podía ni hablar y Campestrini menos. Y dice: “Bueno los dejo porque parece que no saben hablar ustedes. Nos vemos en la cancha”. Y se fue. Mi hermana me llamaba y me decía, pedile una foto a Diego. ¿Estás loca? ¡Es el técnico! ¿Cómo le voy a pedir una foto? Y no le pedí la foto... En este momento la podría tener de estado de Whatsapp, de foto de perfil, qué sé yo”.


La vida de los futbolistas y sus exigencias

"El jugador de fútbol es una persona normal. Obviamente que hay tiempos y tiempos, pero por ahí se critica a un chico de 23 años que salió a bailar y estuvo en un boliche. Está de vacaciones tomándose una cerveza o un champagne. La mayoría de los chicos de 23 años espera el fin de semana para salir a un boliche, estar con una chica, hacer un montón de cosas. ¿Por qué el que juega al futbol –que se la pasó concentrado en una pensión desde los 13 años hasta que pudo debutar– si tiene ganas de tomarse una cerveza no lo puede hacer? No falta a entrenar, entrena todos los días bien, al 100% y está de vacaciones; o en el mismo campeonato y se toma una cerveza. Si te rompés la cabeza y no vas a entrenar, está mal, no es profesional, pero creo que puede pasar que se tomen una cerveza en un asado. Al otro día tenés que estar 100% para rendir en el entrenamiento".

Su compromiso con los niños del Pueblo

"Arranque hace once años con la fiesta del Día del Niño en mi barrio. Arranqué con 20 niños, a la siguiente había 40, a la siguiente 60, 80, 100 y se fue extendiendo. Un día mi hermano me dijo que no podíamos hacer la fiesta como la veníamos haciendo y la hicimos en una cancha. Me arruinó mi hermano ahí, me metió en un terreno que yo no tenía que estar en ese momento. Teníamos como tres mil chicos. Yo llevaba las hamburguesas y todo eso se fue haciendo más costoso. No recibía ayuda de nadie en ese momento. Siempre estuve haciendo cosas, pasa que ahora es mucho más notorio o lo ven más. También recibimos durante los últimos tres o cuatro años mucha ayuda del vicegobernador de la provincia Osvaldo Jaldo.

Yo lo hago porque es lo que siento, lo que pasé en la infancia. Yo no tenía regalo del Día del Niño y por eso a mi hijo le tengo que dar el regalo del Día del Niño si tengo la posibilidad".

El peronismo y los planes sociales según el Pulga

"A mí de chico me gustaba o siempre vi al peronismo como más cercano, como que colaboraba más, aunque hay cosas que también no se comparten. En mi pueblo reciben personas que tienen cero pesos. Viven con tres mil pesos por mes en un laburo de la municipalidad ponele, y ahora le dieron el IFE. Yo veía lo que esa gente sufría para llegar a fin de mes. Entonces a mí me ponía muy contento. Tengo amigos que me dicen: ¿Cómo le van a dar para que no trabaje? Está bien, yo entiendo, tienen que darle para que trabajen. Sí, es verdad, que trabajen, ¿pero cómo no te vas a poner contento que una familia tenga por lo menos 10 mil pesos para comer al mes? ¿Qué te vas a llevar en tu vida después? Si después te visten como quieren: los familiares cuando ven que te morís te ponen lo que ellos quieren, te ponen en el cajón y te vas solito. Es real, no nos llevamos nada. Uno está tratando de construir para que mi hijo disfrute. Y a mi hijo voy a tratar de inculcarle que haga lo mismo con sus hijos y lo que la vida le dio lo pueda devolver en alguna acción que salga del corazón".

Educación sexual

“Éramos ocho hermanos y mi vieja. Y encima mi viejo, se agarraba a los sobrinos que los padres no los querían tener, los llevaba a mi casa. Eramos 14 en
tres habitaciones. Bah, dos habitaciones y el comedor, que era habitación de noche y comedor de día. Yo dormía con mi mamá y mi papá porque era el más chiquito. Cuatro hermanos en una cama, cuatro hermanos en otra. Fue la vida que vivimos y me siento orgulloso de haberla vivido. No culpo a mi viejo ni nada. Es lo que les tocó vivir a ellos. Tuvieron muchos hijos. Muchos pueden decir: “¿Y cómo no se cuidaban?”. ¡Si mi vieja no sabía ni qué era un anticonceptivo! Hoy por hoy sí. Vas a un hospital público y te ponen un chip. Antes el hospital no te daba un anticonceptivo”.

Su relación con las drogas y con los jóvenes que la consumen

"Nunca se me cruzó ni por la cabeza hacer eso. Yo hasta los 19 años no probaba una gota de alcohol. No fumaba, no fumo. Salía con mis amigos, se ponían en pedo y “eh tenés que probar el cigarro”, y yo no. Yo quería jugar al fútbol. Cuando dejé de jugar, en esos ocho meses hice muchas cagadas, pero jamás en mi puta vida me drogué. Jamás. Ni cerca. Es más, tenía amigos que lo hacían y les decía: loco, hacelo tranquilo, no es bueno, pero no lo hagas adelante mío porque no somos amigos si vos lo hacés adelante mío cuando yo no hago esas cosas. ¿Te querés arruinar la vida? Arruinátela vos, pero hacelo cuando estés solo, no te creas que sos más importante o más macho por hacerlo adelante de cualquiera. Hacelo callado, en tu vida. Es lo que me marcó mi viejo siempre. Mi viejo no teníamos un peso para comer pero no se iba a robar, se iba a laburar. Agarraba la cuchara, agarraba la pala, salía en la bicicleta y buscaba un trabajo. Hacia una changuita, traía 50 pesos y comíamos todos".

Que consejos les da a los jóvenes sobre las drogas

“Me siento ahí con ellos y les explico. Ustedes me conocen, yo la pasé muy mal, pero jamás caí en esto. Sus padres se matan laburando, tratan de darles para que vayan al colegio, mirá las zapatillas que tienen, ¿y ustedes le pagan de esta forma? Pero los pibes te dicen sí tenés razón, te vas a tu casa y lo vuelven a hacer”.

El día que tuvo sus primeros botines

"Hoy por hoy soy un obsesionado de los calzados, me compro zapatillas o botines. A veces tengo, veo uno que me gusta y lo compro. Pero porque capaz fue por la falta de calzado que soñaba. Yo tenía amigos que los padres eran dueños de farmacia, por ejemplo, y caían con botines muy lindos. ¡En su momento los Puma Borussia eran hermosos! Ese día fuimos a la feria con mi viejo y me dijo: “Estos van a ser los botines que te van a llevar...”, y no sé qué historia me inventó. Caí a mi casa, mi mamá cagándome a pedos a mí, a él. Porque claro, éramos 12 en mi casa y fuimos a comprar un par de botines. Yo tenía 12 años, 10 años. No iba a ser profesional ahí como para que me compre un par de botines, pero yo rompía tanto las pelotas..."