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Gloria y ocaso de San Martín en Río Cuarto

HISTORIAS CIRUJAS

El Santo enfrentará a Atlanta en el estadio Antonio Candini, donde ya tuvo dos presentaciones históricas. Ambas fueron partidos a matar o morir. Dos historias que se cruzan en un mismo escenario y se funden con el presente.

Pedro Pablo Robles defiende con alma y vida el arco de Guillén. Más atrás Pedro Monteros en el piso y Pelusa Cejas forcejando. (Foto Original revista El Grafico. Gentileza de Ramiro Villa)





El estadio Ciudad de Río Cuarto Antonio Candini, donde habitualmente juega Estudiantes, será la sede del enfrentamiento del próximo domingo entre San Martín y Atlanta. El juego es eliminatorio y marcará el fin de la temporada y de las esperanzas de ascenso para uno de los equipos que, paradójicamente, antes de la pendemia, iban camino a encontrarse en una final por elprimer ascenso.

Esta no será la primera vez que el Santo visité ese estadio, sino que ya hay dos antecedentes de San Martín jugando a todo o nada en esa cancha. Uno de ellos terminó en triunfo épico, el otro en una derrota tan dolorosa como insólita. eltucumano.com reconstruyó ambas historias que quedaron marcadas a fuego en la memoria del Pueblo Ciruja que sabe tanto de sufrimiento como de alegrías, porque si no se sufre, no es San Martín.

Empezaremos por el antecedente más reciente y también más doloroso. Para ello nos remontaremos al 5 de mayo del año 2002. Aquel domingo, el Santo debía disputar su permanencia en el Argentino A frente a Cipolletti de Río Negro.

El ninguneo típico al fútbol del interior propiciaba una desorganización tal que hacía que ese juego trascendental fue disputado por dos equipos que llevaban más de un mes sin jugar, ya que ambos clubes habían terminado su participación en la primera fase el 24 de marzo y estuvieron todo abril parados.

Tanto San Martín como Cipolletti venían en caída libre ya que el año anterior habían descendido junto desde la B Nacional y con planteles muy jóvenes había desilusionado en sus respectivas zonas del Argentino, cayendo en esa instancia en la que se definía quién descendía al Argentino B.

Alrededor de 1000 tucumanos embanderados de rojo y blanco coparon la bandeja alta de uno de los laterales del estadio, uno de ellos era el historiador y estadista Charly Bonora: “Llegamos muy temprano a la mañana y se veían muchos hinchas de San Martín por toda la ciudad. También nos encontramos con algunos hinchas de ellos. Hubo mucho respeto, ningún disturbio, ni antes, ni durante, ni después”, recuerda.

Los rionegrinos no eran más de 200 y en ambas hinchadas pesaba la sombra de un presente decadente que poco tenía que ver con un pasado reciente en el que se animaban a soñar con llegar a Primera, mientras que ahora estaban a punto de caer en la cuarta.

El partido fue dominado casi de principio a fin por Cipolletti, que esa tarde fue muy superior al ritmo del ya veterano y emblemático Henry Homann. El Santo no hacía pie e incluso, había perdido a su figura, el arquero Marcos Gutiérrez, que dejó el club unos días antes.

“Fue actuación pésima, el desorden táctico fue muy evidente. No jugamos a nada y merecíamos ser goleados”, recuerda Bonora. En este contexto, a nadie le sorprendió que Cipolletti abriera el marcador con gol de Maximiliano Amorone y que José Ancaten ampliara la ventaja. 

La desazón reinaba en el Pueblo Ciruja que inesperadamente encontró algo de esperanza cuando el juvenil Juan Barragán descontó ya en tiempo adicional.
Lo que parecía la última pelota de la tarde cayó otra vez en el área rionegrino y Humberto El Bochón Biazotti capturó un rebote e igualó, sorpresivamente, el partido forzando el tiempo suplementario. 

“La tribuna era fiesta. No lo podíamos creer” expresa Charly sobre aquella efímera alegría: el tiempo suplementario se jugaba con Gol de Oro y cuando iban menos de un minuto  Ancaten volvió a desnivelar para liquidar el pleito y mandar al descenso al Santo. 

“Fue un partido muy traumático”, resume Bonora que todavía no olvida el dolor que sintió él y sus compañeros de tribuna mientras descolgaban las banderas y emprendía el viaje de vuelta, y justamente él, como todo el Pueblo Ciruja sabe a le perfección que el partido del domingo será importante, pero que nada es de vida o muerte porque, como dice una bandera Ciruja: “Ya sufrimos cosas peores que esta”.

Formación de San Martín el 5 de mayo del 2002

Orlando Gómez; Carlos Díaz, Claudio Sosa, Walter Meija (63'Matías Torres) y Walter Arrieta; Hernán González, Raúl Vaquel, Gastón Ortiz (45', Juan José Morales) y Walter Pereyra; Javier Contreras (45' Juan Barragán) y Humberto Biazotti.

El Bochón Biazotti lucha ante la marca de un jugador rionegrino. (Foto: gentilieza de Ramiro Villa)

El día que San Martín se agrandó en Río Cuarto
 
Pero, así como hubo y habrá sufrimiento en Ciudadela, también hubo y seguirá habiendo alegrías de esas que solo con el color de la fiesta se pueden vivir. Y para recordar una vamos a viajar al año 1985. Se jugaba el torneo Nacional de ese año que sería el último de la historia. 

San Martín, dirigido por el pucho Reinoso, venía pisando fuerte con un verdadero equipazo que todavía se repite de memoria en el barrio más popular del país: Guillén al arco, Carlitos Díaz de 4; los centrales eran Pichón Juárez y el recordado Pelusa Cejas, que tiraban paredes desde el área chica; a la defensa la completaba el capitán Pedro Pablo Robles; en el medio se lucían Noriega y Roque Martínez que le pintaban la cara a cualquiera; y para marcar, pero también jugar, alternaban Pedro Monteros con Luis Román; el ataque tenía el desequilibrio de Troitiño, la potencia de Torales y los goles de un intratable Coya Gutiérrez.

Con ese equipo de ensueños, el Santo caminó la primera ronda y le ganó la punta al Vélez dirigido por el Coco Basile con figuras como Navarro Montoya, el tucumano Juan Meza, José Cucciuffo, Carlos Fren y Jorge Comas, entre otros. 

Ya en los Play off, el rival sería Estudiantes de Río Cuarto que era una de las revelaciones del torneo y había clasificado en un grupo que también integraba Boca. Los cordobeses contaban con un plantel más que interesante entre los que destacaban Roberto Mouzo, de larga trayectoria en Boca, y Carlos Leonel Trucco, que años más tarde sería el arquero de Bolivia en un Mundial.

La ida se jugó un miércoles a la noche en La Ciudadela, San Martín repitió lo que había hecho en la primera ronda con todos los rivales: pasaría por encima a su rival y por tercera vez en cuatro partidos marcaría 4 goles como local. Doblete del Coya Gutiérrez, uno José Luis Román y otro de Pedro Pablo Robles inclinaron la balanza en favor del Santo. El resultado fue 4 a 2 gracias a dos descuentos de Sergio Coleoni, primo del Sapito.  

Para la vuelta, Estudiantes iba por la hazaña ya que en su cancha se hacían muy fuertes. Sin embargó, el Santo aguantó gracias a una “defensa heroica”, como lo calificó la revista el Gráfico en su crónica titulada “Grande San Martín de Tucumán”.

El periodista compara a Guillén con el Tuerto Adet y al Pelusa Cejas con el Mariscal Blasco. “Reinoso no mandó a defenderse a su equipo, Estudiantes los obligó atacando desde el minuto 1”, resume la nota de la revista deportiva más importante de todos los tiempos.

Lo cierto es que esa tarde gloriosa, hubo más de 2000 tucumanos que coparon la tribuna visitante y terminaron de fiesta ante una nueva actuación soberbia de su equipo que cuando podía le pintaba la cara a cualquiera, pero que si tenía que defender no escatimaba en pierna fuerte y se la bancaba más que ninguno.

El domingo siguiente, más de 15.000 tucumanos llenaría una buena parte del Chateau Carreras para ver otro partido épico contra el inolvidable Argentinos Junior de José Yudica, pero esa es otra historia.

Lo cierto es que el domingo, el Santo buscará emular aquella tarde épica del 85, cuando en el estadio Ciudad de Río Cuarto Antonio Candini, San Martín pasó de a la siguiente ronda.  

Formación de San Martín del 24 de marzo del 85: 

Francisco Guillén; Carlos Díaz, Hector Pelusa Cejas, Alfredo Pichón Juárez y Pedro Pablo Robles; José Humberto Capo Noriega (59', Murillo), Pedro Arturo Monteros y José Luis Román; Ricardo Troitiño, Daniel Gutiérrez y Llamarada Torales (81', Bartolomei). 

Formación titular de San Martín del partido frente a Instituto de Córdoba por el Nacional 85. Arriba: Patón Guillén, Pelusa Cejas, Pedro Pablo Robles, Luis Roman, Pichón Juárez y Capo Noriega. Abajo: Ricardo Troitiño, Roque Martínez, Coya Gutiérrez, Llamarada Torales y Carlitos Díaz.