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Del mejor al peor: el antes y el después de San Martín

análisis ciruja

El Santo terminó último en la tabla general de la Fase Campeonato de la Primera Nacional. Antes de la pandemia había terminado primero. Ahora tiene revancha en los play off por el segundo ascenso donde cada instancia ofrecerá una oportunidad para recuperarse.





Algunos dicen que los últimos serán los primeros, pero este caso el primero fue último y aunque parezca  increíble, hace tan solo siete fechas, con una pandemia de por medio, San Martín pasó de ser el mejor al peor. Está bien que es lógico que un equipo al que le roban descaradamente 44 puntos, quede golpeado anímicamente. 

También es verdad que se fueron muchos jugadores y que el plantel se parece poco a aquel, pero a que el cuerpo técnico es el mismo y como decía el Bambino: la base está, nadide puede negarlo. 

Si bien es cierto que el 2020 ya se había visto una sensible baja en el rendimiento, porque el Santo post vacaciones ya no ganaba con tanta claridad como en el 2019, incluso terminó perdiendo dos partidos seguidos, pero aún conservaba el espíritu ganador y así se explican los triunfos ante Riestra o Dálmine en febrero y marzo.

Ese equipo que ahora despierta suspiros de nostalgia en Ciudadela, ganaba siempre, jugando bien, mal, de guapo, por goleada, como sea, siempre. Y si no te la ganaba te la empataba, hasta con el arquero.

Aquel San Martín cosechó más puntos que cualquier otro en Argentina. Tuvo la delantera más goleadora y el arco menos vencido, de local solo recibió tres goles y perdió un sólo partido que no debió perder. De visitante acumuló siete triunfos, alcanzando el récord de victorias fuera de casa de la historia del club en esta categoría. De más está decir que fue puntero cómodo todo el campeonato.

Ahora, en cambio, cierra un mini torneo de siete fechas en la última ubicación de la tabla de su grupo y de la general. Anotó solo tres goles y erró todos los que Pons hacía. Obtuvo tres empates, tres derrotas y un solo triunfo. Se despidió de la Ciudadela sin ganar ningún partido y anotando por primera vez este último domingo. En conclusión, flojo de visitante, flojísimo de local. Sin peso ofensivo, sin solidez defensiva. 

Más allá de que los números son elocuentes, lo más preocupante es la falta de corazón que hasta acá se ha mostrado. Hasta ahora, hemos visto un equipo desalmado, sin ambición, ni hambre de gloria, ni sed de revancha, ni nada de lo que suponía que podía sacar a la luz en esta fase que terminó.

¿A qué se debe esto? las explicaciones pueden ser muchas y muy complejas, pero a primera vista pudo verse una victimización extrema que predispuso al plantel a las derrotas desde antes de empezar. 
Así perdieron con el cuco Tigre, con una distracción a los 10 minutos de juego que terminó en gol en el único centro que tiraron al área. Lo mismo pasó hoy, cuando bastó que la levanten pasada para que Lentini empate. O el otro día que Dálmine lo ganó en la única que tuvo en el segundo tiempo. Rafaela fue superior como pocos visitantes en la Ciudadela y Sarmiento pisó el acelador 10 iutos y marcó la diferencia.

Se habló mucho y se jugó poco, se dijo tanto de Tigre o de Defensores de Belgrano que se olvidaron de las cualidades propias. De hecho esos clubes verán la final por televisión también. 

La contracara es Sarmiento, que también desmanteló a su plantel, que Tigre también le sacó su mejor jugador y goleador (Magnin), pero que igual jugó con ganas la fase y la ganó y ahora clasifica a una nueva final, la cuarta de tres años. Con humilda y en silencio, Sarmiento merecidamente es finalista otra vez. 
 

Mirando la mitad llena del vaso, se puede afirmar que lo mejorcito de estas siete fechas, se vio en los últimos tres partidos, lo que sugiere algunos signos de mejoría, como la generación de más situaciones de gol. También algunos pasajes de dominio del balón y del rival y no mucho más que eso. Tal vez, todo esto acompañado de una buena dosis de suerte, pueden torcer algún resultado en favor. Por ahora no alcanzó. 

De todos modos, estas señales no parecen ser suficientes como para entusiasmar con un ascenso, pero es aquí donde tendrá más preponderancia una recuperación anímica que la futbolística y eso se retroalimentará con los resultados positivos, si es que llegan.

El próximo sábado arrancarán los play off en los que se disputará cinco fases en una quincena. El 31 de enero ya se sabrá quién asciende. Tiempo para aceitar el funcionamiento no hay. Pero cada instancia que se logré superar operará como una inyección anímica.

En definitiva, San Martín juega mal, pero viene mejorando de a poquito. Ganarle a Atlanta sería un batacazo que podría renovar los ánimos del plantel que ni siquiera tendría tiempo para pensar porque cuatro días después volvería a jugar. Porque de ahora en más, lo que no te mata, te fortalece y si no preguntale a Galeano y Agudiak.