El lado oscuro de San Martín: del cielo al infierno en 12 meses
ANÁLISIS CIRUJA
El Santo volvió a caer y ahora es la otra cara de la moneda: del mejor al peor; del puntero al último; del candidato de todos al rendido antes de jugar. Se vienen los play off por el segundo ascenso y dicen que no está muerto quién pelea. La pregunta es: ¿San Martín pelea?

Que lejos quedó aquel gol agónico de Arce ante Instituto, que manera tan distinta de cerrar el año pasado con respecto a este. Quién pudiera volver a ese lunes por la noche de Mendoza cuando a puro lujo, San Martín se despachaba con un 3 a 0 ante Gimnasia y todos brindaban en la fiestas con la panza llena de goles y el corazón contento e ilusionado ante un auspicioso 2020 entrante.
No vamos a hacer un repaso detallado de cada una de las cosas que pasaron en los últimos 12 meses, pero si podemos decir que con los mimos técnicos, con una base de ese plantel y con los mimos dirigentes, el barco hace agua por todos lados, como le Titanic al que no lo iba a hundir ni Dios, pero le bastó rozar con iceberg de costado para sucumbir ante la inmensidad del océano.
Eso parece el Santo: un gigante que lucía invencible a los ojos de los demás, que metía miedo a cuanto rival tuviera al frente y que ahora se achica hasta con Villa Dálmine, al que antes le ganaba con la camiseta, sobre la hora y como sea.
De eso también se ha olvidado San Martín, de que hay que pelearla hasta el final, llenarle el área de centros a todos, si es que las ideas y el volumen de juego no aparecen. Es cierto que si no fuera por Noir que la despejó como si jugara para ellos, hoy podría haber sido la tercera vez seguida en la que en ese arco de la Bolivar un arquero de Dálmine reciba un gol en tiempo adicional.
Igual, lo de Noir es lo de menos, es verdad que erró un gol insólito bajo el arco, pero también es real que es el único, en lo que va del campeonato, que lleva algo de peligro al otra área: un tirito contra Tigre, la única clara contra Rafaela, un mano a mano contra Sarmiento y la de esta noche. Es ineficaz, pero inquieta un poquito más que varios de sus compañeros que ni intentan hacer un gol.
Si San Martín empataba, no cambiaba mucho el escenario: con el triunfo de Rafaela, el Santo ya había quedado totalmente eliminado de la lucha por el primer ascenso, por lo que solo jugaba hoy por compromiso. Sin embargo, en apenas tres semanas empezarán los play off por el segundo ascenso y este equipo no muestra señales esperanzadoras para entonces.
Por el contrario, se observa un plantel rendido, vencido, derrotado desde antes de jugar. Se entiende que a algunos de esos jugadores los despojaron de una campaña extraordinaria, pero no se explica que hayan podido cambiar tanto desde entonces. Además hay otros futbolistas que son nuevos y cargan con el mismo desgano que los demás.
Hay algunos casos, como el de Claudio Mosca que cuestan entender: él bancó el proyecto, se quedó en Tucumán cuando muchos se fueron, aguantó los trapos y decidió seguir en San Martín ¿Para qué? No queda muy claro, porque desde que se reanudó el fútbol se lo ve totalmente apagado, sin sed de revancha, sin hambre de gloria.
Por otro lado, los que entran de afuera, lejos de traer soluciones, traen problemas, como Fissore y Purita que sicronizaron errores de ejecución y concpetos para servirle el triunfo a los visitantes esta noche: Fissore le da una pasa hacia el medio, exigido y poco precioso a Purita que no llega, no resuelve bien, se para al revés, se lo come por el costado un delantero, centro y gol.
De ahí en más, más de lo mismo: nada. San Martín casi que ni intenta, Orsi y Gómez ensayan cambios desesperados y desesperantes. Arce se convierte en el lanzador del equipo y gracias a dos pelotazos de él llegan las más claras: primero Lucas González se apura para definir y se alcanza a las manos del arquero con la Cabeza. Y después Noir se la lleva puesta y con el arco vacío y a dos metro la tira por arriba sin que nadie entienda bien por qué.
Es cierto que en el primer tiempo se había visto una leve mejoría y con respecto a los partidos anteriores, pero eso se disipó en el complemento y resultado final fue el mismo: derrota sin atenuantes. Derrota y punto.
Esta fue la cuarta caída en cinco partidos, la cuarta derrota consecutiva en la Ciudadela, contando la de Marzo ante Chacarita. Justamente el funebrero le hizo el tercer gol en 10 partidos jugados en Tucumán. Hoy le marcaron el quinto en tres.
En definitiva este ya no es aquel equipo que jugó hasta marzo, eso está claro, incluso empieza a ser lo contrario: paso de ser el más goleador a hacer un solo gol y en contra; de tener la valla menos vencida a una de las que más goles recibe; de ganarles a todos a perder con todos ¿Por qué? Los que dirigen este grupo deberán encontrar las respuestas. Tiempo todavía tienen, el segundo ascenso es un chance concreta para San Martín y 15 clubes más. Lo ganará uno solo.
El Santo deberá volver a ser, o al mens parecer, aquel equipo firme, contundente, superior a todos que fue hasta marzo de este año. Esa es la principal misión y desafío de la dupla técnica: volver a crear al mejor equipo de la categoría. no será fácil, tampoco imposible.