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El sueño de Primera está intacto: San Martín y el triunfo que hacía falta

ANÁLISIS ciruja

El Santo consiguió una victoria importantísima en el Bajo Belgrano y que puede ser clave en el futuro cercano del equipo que debe olvidarse de todos loq ue sufrió durante la pandemia y apuntar los cañones al primer ascenso.





“Vamo Lo Santo”, se escucha desde un balcón de Barrio Sur cuando termina el partido. Pero no es un grito cualquiera, es un grito contenido que llevaba meses esperando por salir, uno de esos que se empujan desde la panza, brotan del pecho y que raspan la garganta.

Un grito liberador, emancipador, atravesado de bronca, de alegría, de emoción, de volver a estar vivo, de sentir esa felicidad otra vez tras tantos meses de atropellos.

Sucede que San Martín hoy ganó un partido difícil, chivo, complicado y sumó tres puntos de oro y todo eso que se dice siempre y que en realidad no importa tanto. Porque hoy se ganó mucho más que eso, hoy se volvió a levantar la cabeza que había sido pisada por ellos, justo por ellos los de Achile, que fueron los primeros en poner trabas para que San Martín no obtenga el ascenso que merecía.

Es por eso que Román, que lo mira solo en su habitación, estalla con el gol Costa que fue mitad de él y mitad en contra del arquero. El gol fue a los 10 minutos del segundo tiempo, pero Román se pasará el resto del partido pidiendo la hora. Quiere que termine y ganarle a Achile, la tabla todavía no le importa tanto.

Martín lo vive parecido, prendido a la tele en su casa de Ciudadela se indigna con los comentarios de los porteños de la trasmisión que tienen más ganas de empatarlo que los delanteros de Defensores. Cuando el partido termina sale a la calle pega dos gritos y vuelve a refrescarse la garganta con la Quilmes que puso en el freezer, la última vez que había podido hacer eso fue contra Riestra hace más de nueve meses, todo un parto.

De fútbol no hay mucho para hablar en este partido que cualquier neutral consideraría malo tirando a pésimo. Para resumir, podemos decir que en San Martín hay más defectos que virtudes para destacar.

En términos generales, se ve un equipo falto de talento, con poco juego en el medio y sin ideas. Empezando por Mosca que lleva más de un año amagando con explotar, pero siempre termina ahogándose en sus lagunas de agua tibia. Siguiendo por Melivilo que dicen que es bueno, pero no parece querer demostrarlo.

Solo se rompe el molde las ganas y el despliegue de Imbert, que lejos está de ser descollante, pero es de los mejores; el sacrificio de Purita, que tiene que bajar un cambio porque a veces se pasa de rosca; y hoy fue destacadísima la tarea de Matías Fissore que jugó su mejor partido desde que llegó copando el medio para marcar y distribuyendo con criterio.

Lo mejor de San Martín se vio cuando no tuvo la pelota, porque ahí mostró orden y solvencia. En general, fue un gran partido de la defensa, en especial de Juan Orellana que ratificó lo que anunció contra Tigre, pero en un partido donde lo exigieron mucho más. Tuvo que lidiar con delanteros fuertes y grandotes y se los comió a todos. Varela, en tanto, también estuvo firme, aunque un poco más inseguro con la pelota y terminó saliendo lesionado. Sandona ingresó y cumplió en los últimos minutos.

Por su parte, los laterales cumplieron en la marca, pero fallaron en la salida que les sigue costando mucho. Barrios abusa de los pelotazos sin sentido y muchos de ellos a la nada misma. Diarte es un poco más prolijo, pero hizo rebotar todos los centros en los defensores rivales y pierde algunas pelotas de manera innecesaria.

Podemos concluir que, en defensa, el equipo hizo lo que tenía que hacer: luchar, marcar, pelear y aguantar el resultado como sea. Cumplió.

En los dos los dos extremos del equipo, tanto el de arriba como el de abajo, cumplieron con sus tareas básicas: Costa hizo el gol del triunfo. Arce mantuvo el arco en cero y fue la figura del equipo, poniéndole el pecho a las balas y la cara al bombazo de Benegas cuando faltaban menos de cinco en esa jugada épica que termina siendo el símbolo de la victoria.

Sucede que Arce es uno de los que mejor saben cuánto cuesta este triunfo, y cuanto costaron todos aquellos triunfos que la AFA decidió que no sirvieran para nada. Pero Arce, como Purita, como Gonzalo, que lo festejó desde su casa, saben que en ciudadela siempre hay tiempo para los milagros y que cuanto más dura sea la batalla, más se disfruta al final.

A todo eso también lo sabe muy bien todo el Pueblo Ciruja que esta noche no duerme, porque se prendieron las luces del estadio y el fuego en el corazón, porque mañana es feriado y pasado también y, sobre todo, porque hoy ganó el Santo.

Y no ganó un partido más, sino que fue un triunfo con sabor a resurrección, porque el ave fénix parce empezar a encender las cenizas otra vez, como en Santiago con el gol de Goicoechea, o como en el empate agónico del Taca contra Estudiante de San Luis que nadie lo sabía en el momento, pero fue el comienzo de la racha que derivó en el último ascenso.

Ahora vendrá Rafaela el domingo que viene en la Ciudadela iluminada yserá una nueva oportunidad para dar vuelta la pa´gina de manera definitiva y enterrar la historia del TAS y susmalos tragos. Es tiempo de jugar yel triunfo de hoy puede servir para terminar de entenderlo. 

En definitiva, en San Martín las cosas no son fáciles, nunca lo fueron y no lo serán. “Si no sufre, no es San Martín”, dice sus hinchas que sufrieron muchos meses una de las peores injusticias de la bochornosa historia de AFA. Sin embargo, hoy hay fiesta en Ciudadela, y Massi pone la Mona Jiménez a todo volumen: "Luna yo solo te pido este favor", se escucha y Massi se dice "a festejar, esto me hacía falta", porque si no se sufre no es San Martín; pero si no hay alegría, tampoco.