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San Martín tiene todo para salir de su propio laberinto

ANÁLISIS CIRUJA

El Santo tuvo un flojo debut en la Ciudadela y perdió ante Tigre. Falta de movilidad y poca creatividad fueron algunos de los factores de la derrota ante rival al que se lo agrandó demasiado. Ahora, como tantas veces, el Santo deberá resurgir de sus cenizas.





Pablo Escobar fue un narcotraficante colombiano que mando a construir la cárcel en la que pasaría algunos años como prisionero. San Martín parece haber seguido la misma lógica de Escobar y hoy saltó a la cancha preso de sí mismo, de sus propios argumentos extra deportivos y de su propia victimización.

Claro está que a San Martín lo han estafado, que la AFA le borró de un plumazo una extraordinaria campaña para empezar todo de nuevo y darle más y mejores posibilidades a los clubes amigos. Ahora, dicho esto, no se puede dejar de ver que hoy, en la cancha eran 11 contra 11, y que los del Santo jugaron con el grillete puesto, como quien está entregado de antemano.

Si algo había caracterizado al equipo de Orsi y Gómez durante el campeonato anterior, era el despliegue, la movilidad, la dinámica. No era una equipo que lucía ni mucho menos, pero si comía a los rivales en todos los sectores del campo hasta demolerlos por completo. A esto le sumaba una buena dosis de eficacia: llegaba poco y golpeaba fuerte, además la solidez era una virtud innegable.

Hoy se vio todo lo contrario: apatía, lentitud, estaticidad en todos los sectores del campo, cero peso ofensivo y nada, absolutamente nada, de juego asociado. 

Y justamente, todo esto es producto de la cárcel que San Martín se construyó así mismo. Hace casi seis meses que venimos escuchando hablar de Tigre: Que Tigre esto, que Tigre lo otro.
Que Juegan la Libertadores, que empezaron a entrenar antes. Que llegan con rodaje. Que incorporaron mil jugadores. Que está todo arreglado para que asciendan ellos. 

Ahora, de Tigre jugaron  11 futbolistas vestidos de rojo a los que no les sobraba nada, que pasaron la mitad de cancha dos veces y que en la primera (y casi la única) pelota que tiraron al área hicieron un gol en un off side muy finito ante una defensa de San Martín parada y mirando desde lejos.

Entonces, ¿Cuántas virtudes tuvo el supuesto equipazo que es Tigre? ¿Acaso, no hubo más errores propios que aciertos ajenos en San Martín? Al rendimiento de los de Ciudadela habría que analizarlo línea por línea.

Empezando por la defensa, nos vamos a meter, indefectiblemente, con la dupla técnica, porque una cosa es encarar una primera fecha con una defensa nueva y otra muy distinta, es hacerlo con una improvisada. Lo primero que uno se pregunta es ¿Tan mal está Agustín Sandona para dejarlo en el banco y poner de central a alguien que jamás jugó en esa posición?

Maxi Martínez es nacido y criado en la Ciudadela y debutó hace ya 10 años, y repasando su larga y rica carrera en los Santos, no se encuentran antecedentes de él jugando en el centro de la defensa. Hay, incluso, partidos en los que jugó de carrilero por izquierda o hasta volante, pero de marcador central, nunca jamás, ni en la Reserva.

Ahora, supongamos que Sandona no convenció al cuerpo técnico y Varela está enfermo y no puede jugar, ¿No era mejor que juegue Pier Barrios de central y Purita de lateral? Ojo, lo de Maxi no fue malo en sí, pero si se lo notó, lógicamente, incómodo y falto de oficio.  Tigre lo atacó poco y eso lo ayudó. De todos modos es él el que queda pegado medio metro atrás de la línea de la defensa en el gol.

Sigamos con sus compañeros de zaga, del ya mencionado Barrios hay que decir que puso garra y es uno de los más fuertes abajo, pero tuvo un partido olvidable con la pelota en los pies. Por momentos, el equipo no encontraba salida porque él y Diarte perdían casi todas las que tocaba. Justamente, el lateral por izquierda debe haber jugado su peor partido desde que está en el club: muy impreciso en los pases y centros, salvo por uno en el primer tiempo donde Ramiro Costa pidió penal.

De los de abajo, el único aprobado y con buena nota es Juan Orellana que, a pesar de su poca experiencia, mostró solvencia y se las ingenió bien para ganarle los duelos individuales a Magnin.

Además mostró oficio y categoría en algunos cruces. Interesante aparición la del juvenil.
En el mediocampo estuvo la clave de la derrota. Todas las luces apuntaban a Tino costa que volvió al club tras un paso por el fútbol colombiano, sin embargo, su presentación fue deslucida, casi no participó del juego y más allá de inquietar tibiamente con algunas pelotas paradas, su regreso pasó desapercibido. Para colmo, pidió cambio al final del primer tiempo y se notó que está lejos de su mejor estado físico.

Noir, livianito, hizo extrañar horrores a Gonzalo Rodríguez que en esa posición exige mucho más.

Mosca, por su parte, con las 10 en la espalda lejos estuvo de homenajear al Diego y sigue siendo ese futbolista del que siempre se espera más y no cumple. Lento, débil para el choque e impreciso para los pases, fue uno de los puntos más bajos del equipo.

Matías Fissore no tuvo una pésima mañana, pero le falta presencia en el medio. Las comparaciones son odiosas, es cierto, pero a veces son necesarias, y desde la platea alta Prediger resaltaba en todas las jugadas, a Fissore había buscarlo entre la maraña de futbolistas.

El mejor de los volantes, sin dudas, fue Juan Martín Imbert que por izquierda fue atrevido y encarador. Casi hace un golazo desde el borde del área y le puso una pelota de gol a Noir que le pegó sin fuerza. Además, en el complemento pasó a jugar por el centro y siguió siendo de lo mejorcito mostrando mucha actitud y colaborando con la marca. Otro que se salva en lo individual.

Si bien la disposición táctica del equipo es idéntica a la de la campaña anterior, las características de los jugadores alteran el rendimiento colectivo.  Esto se ve especialmente en Ramiro Costa que en nada se parece a Pons y al jugar con un solo delantero es necesario que este tenga movilidad y sacrificio. Costa no lo tiene. Se muestra como un jugador fino, muy estático y displicente.  Juega como si le sobrara calidad, cosa que hasta ahora no ha demostrado. En el segundo tiempo tuvo una clarita y la quiso parar en el área chica y se le terminó yendo larga.

En el complemento ingresó Faucndo Melivilo que mostró algunos destellos de calidad y pintaba para cambiarle la cara al equipo, pero se terminó pinchando. Es un jugador más que interesante y asoma con ganarse un puesto.

También ingresaron Santiago Gallucci que no fue muy distinto a  Fissore; Emiliano Purita, al que se lo ve comprometido con el equipo; y Lucas González y Lucas Cano en la delantera que no gravitaron para nada.

Está claro que fue un flojo debut para San Martín que, tal vez, pensó demasiado en el rival y se minimizó de arranque construyéndose su propia cárcel. Pero la historia de Escobar tiene un detalle que no habíamos mencionado: él pudo escaparse gracias a que le conocía todos los secretos. Veremos si el Santo es capaz de hacer lo mismo. Esto recién comienza.