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Manotazo de ahogado: ¿Es justo para San Martín jugar las nueve fechas?

OPINIÓN

Desde AFA pretenden dar marcha atrás a su propia resolución y jugar los partidos que faltan. Es decir reanudar el torneo que ellos ya dieron por terminado. Algunos dirigentes sostienen que sería lo más justo. ¿Bajo que términos se haría? Un análisis detallado de las posibles consecuencias que este proyecto causaría.

Chiqui Tapia y Marcelo Achile se volvieron enemigos públicos para los hinchas de San Martín.





La tensión entre AFA y San Martín aumenta cada día. Primero el Comité Ejecutivo emitió un boletín en el que comunicaba el fin de la temporada 2019/2020, pero difería las definiciones de los ascenso para jugar “en la cancha”, pero sin especificar cuándo, ni quiénes, ni cómo. Esto provocó la reacción de San Martín, que con Roberto Sagra, su presidente, como principal portavoz, se opuso férreamente a aquella resolución y quebró todo tipo de dialogo cordial con la cúpula del fútbol argentino.

El Santo presentó un documento de 80 páginas en la que pide la reconsideración de las decisiones publicadas, argumentando que si la temporada se da por terminada, es el equipo que mayor mérito hizo para obtener un ascenso.

El Comité aún no respondió al reclamo, pero mientras tanto, San Martín realizó la reserva de derecho para poder acudir al TAS en caso de ser necesario. Este último recurso es el que intranquiliza a la asociación, porque según especialista, los de Ciudadela tendrían todas las de ganar ante el máximo tribunal del deporte internacional. 

Sin embargo, en las últimas horas,  Chiqui Tapia ratificó la idea de que la Primera Nacional se defina en cancha y deslizó que le “gustaría que se jueguen las nueve fechas que faltan”, aclarando que la decisión de suprimir los descensos ya está tomada. A las pocas horas, Hernán Capurro, vicepresidente de All Boys, filtró que se completaría el certamen y el Pepe romero, DT de ese mismo club, reafirmó esa información. 

A simple vista, y para cualquier desprevenido, la idea de completar el campeonato puede sonar justa e irreprochable. Sin embargo, poniendo la lupa sobre el boceto, esa falsa idea de justicia se cae a pedazos. 

Según este plan el fútbol volvería el primero de octubre, algo que llama la atención porque el 28 de abril, día en el que comunicó la resolución, Argentina tuvo 124 contagiados de coronavirus, sin embargo hoy, más de 700. Es decir la situación sanitaria está empeorando, pero ahora parecen encontrar fechas para volver a las canchas, cuando en realidad deberían ser más pesimistas que un mes atrás. 

Por otro lado, aquel comunicado dice textualmente: “Que, no existe indicio alguno que nos permita válidamente aventurar una fecha en la que los estamentos gubernamentales correspondientes habiliten el desarrollo de competencias deportivas con afluencia de público, condición indispensable para que la AFA pueda reanudar con la programación de sus competencias… por esa razón, mantener la ‘suspensión’ de las competencias, y reanudarla cuando termine la pandemia, a esta altura no puede sostenerse”.

“Que, en orden a esas premisas es que la AFA dispone por la presente dar por finalizada la Temporada 2019/20 de las Categorías Primera División (Superliga), Primera Nacional, Primera B Metropolitana, Primera C, Primera D y Federal A".

En resumen, especifica que la Primera Nacional deja de estar "suspendida" para estar "terminada", y que la idea de reanudarla no puede sostenerse y que la asistencia de público es una condición indispensable para que se retomen las actividades, Entonces ¿De golpe volvemos al estado de suspensión? ¿Ahora si existen indicio que nos permitan aventurar una fecha para que se disputen los partidos con público? ¿Ahora que la cantidad de contagios aumenta día a día podemos ser más optimistas que hace un mes?

Listo, obviemos, solo por un rato, la conclusión de que el torneo ya terminó y que no existe discusión alguna sobre que es jurídicamente imposible continuarlo. Vamos a tratar de ser buenos y nos vamos a imaginar cómo sería disputar esas nueve fechas y bajo qué términos se acercaría a ser una resolución justa.

Lo primero que viene a la cabeza es que si se pueden disputar todos los partidos que quedaban, entonces no hay razón alguna por la que suprimir los descensos. Eso solo encontraba argumento en el hecho de que no se había podido completar el campeonato. Lo dijo el mismo Tapia: “No podemos castigar a un equipo que no jugó todos los partidos”, bueno ahora los estarían por jugar. Así que Chiqui, Raed y compañía, empiecen a mentalizar a sus planteles que la soga volverá a estar al cuello.

Si los descensos se mantuvieran en su carácter de suprimidos, estaríamos asistiendo a una auto-regalo que el presidente de AFA (Tapia de Barracas Central) y el Vice (Raed de Mitre de Santiago) se están haciendo. Parece que, en tal caso, quedarían muy en evidencia quienes son los ventajeros en tiempos de pandemia.

Además, suponiendo que se disputen las fechas sin descensos, habrá alrededor de 15 equipos que no jugarán por nada, por ende, al no existir los promedios en la categoría, podrán desmantelar sus planteles y disputar esos compromisos con juveniles. Lo que desvirtúa el torneo y le quita competitividad, sumado a que genera una desigualdad económica que no se limita a este año.

Por ejemplo, a final solo ascenderán 2, pero habrá una buena cantidad de equipos que persiguiendo el objetivo de subir de categoría habrán realizado esfuerzos financieros que otros no habrán tenido que realizar. Es decir que cuando arranque la temporada 2021, competirán en el armado de los planteles clubes que vendrán de ahorrar seis meses, con clubes que mantuvieron gastos altísimos. O sea que la desigualdad provocada este año, tendrá consecuencias directas  también el año que viene. En definitiva jugar las nueve fechas sin descensos están lejísimos de ser una opción justa.

Sumado a esto, se abriría el libro de pases, porque si muchos clubes desmantelarán sus planteles cuando se terminen los contratos, esos jugadores libres, tienen derecho a buscarse club. De lo contrario se estarían quedando sin trabajo cientos de futbolistas, que a su vez no tendrán a donde ir. Es decir que algún equipo podría terminar siendo campeón, habiendo cambiado a todos sus jugadores con el 70% del campeonato disputado. Una locura nunca antes vista.

Otra cuestión que se dispara es qué pasará con Primera División. Bajo la misma lógica con la que se completaría la B, debería completarse la A, definiendo clasificaciones a las copas y los descensos en la cancha. Si bien son campeonatos diferentes, las razones por la que se suspendieron/terminaron son las mismas: pandemia. Entonces, una vez superados los motivos de fuerza mayor, deberían reanudarse todos los campeonatos. Y no solo recomenzar algunos, mientras que otros no. 

Por otro lado, se habla de un “Torneo Adaptación” para Primera, que se jugaría en paralelo a la definición del ascenso ¿Este torneo a qué temporada pertenece? ¿Acaso no deberían participar de él los equipos ascendidos de la temporada que ya culminó, según la resolución? De no ser así ¿No estarían generando la superposición de temporadas que en su boletín afirman querer evitar? Si se puede jugar esa “adaptación” ¿Por qué no puede terminar la copa que ya empezaron?

Todas son preguntas sin respuestas, pero que paradójicamente se contestan solas. No hay manera de que AFA salga de esta situación si caer en un nuevo bochorno. En realidad hay una sola, que es la de darse un baño de humildad y otro de justicia, para reconocer los ascensos de San Martín y Atlanta. De otra forma no tiene más alternativas que hacer jugar a todos por todo: clasificaciones a copas, ascensos y descensos. Cosa que muy difícilmente suceda. A esta altura, reanudar la temporada suena más a un manotazo de ahogado que a una medida conciliadora.

La verdad que no dejan de sorprender las marchas y contramarchas de una entidad que no hace otra cosa que desprestigiarse día a día. Duele como futbolero ver que la casa madre del deporte más hermoso, no tienen ningún tipo de decoro a la hora de realizar sus chanchuyos. Muchos menos tienen intenciones de impartir justicia. 

Desde este punto es de donde la actitud de San Martín, que alzando las banderas de la resistencia, aparece como la última muestra de valentía en medio de tantas bajezas. Esta vez, el Santo representa a todos los que creemos que de vez en cuando hay que rebelarse y decir basta a quienes nos quieren pasar por arriba. Ojalá termine abriendo el camino para que otros clubes entiendan que no se puede agachar la cabeza siempre.