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"El Camp Nou no se compara con Ciudadela": San Martín copa España

HISTORIAS DE ACÁ

Pablo Boada se mudó a Cataluña hace 10 años. Desde allá se contactó con Cirujas de toda España y formaron la primera comunidad de hinchas del Santo fuera de Argentina. Esta es la historia del fuego de una pasión que ni un océano entero puede apagar.

Muchas familias tucumanas forman una comunidad para sentirse más cerca de ciudadela. (Fotos: Cirujas.es)





Por diferentes razones, motivos o circunstancias, algunos tucumanos se ven en la necesidad de dejar las calles de la infancia, los barrios con amigos, y los bares de la esquina, para buscar en otro lado, lo que no están encontrando aquí. 

Por supuesto que esa búsqueda de la felicidad en otros pagos, no sale gratis, como todo en la vida, implica una buena dosis de sufrimiento y dolor. Entonces, desde la distancia, aferrarse a viejas costumbres se vuelve imprescindible. Algunos rituales puramente nuestros, cotidianos e insignificantes, toman una dimensión que nunca antes habían cobrado. Tomar mate, charlar con un amigo, jugar al fútbol o ir a la cancha puede ser muy natural aquí, pero volverse imposiblé a más de 10.000 kilómetros de distancia.

Ni siquiera un océano gigantesco de por medio es suficiente para apagar el fuego de ciertas pasiones internas. Esto explica que desde España, un grupo de tucumanos, de Cirujas, se unan para armar la primera comunidad internacional de hinchas de San Martín. 

Se trata de cirujas.es que ni bien darle click te muestra una caricatura de la hinchada santa y reza el siguiente texto: “Nos encontramos viviendo en diferentes ciudades de España, pero nuestro corazón sigue siendo y será Ciruja. Sin importar la gran distancia o la categoría en la que juguemos, nuestro amor por los Santos nos acompañará allá en donde estemos”. Clarito como el agua del Atlántico que hoy los separa físicamente de Ciudadela, pero, evidentemente, no desde el sentimiento.

El pionero de esta iniciativa respiró los aires de Ciudadela desde la cuna: “Yo crecí entre las tribunas y los vestuarios de la cancha porque mi papá fue muchos años el médico del plantel”, explica Pablo Boada, hijo del querido doctor Martín Boada, que los que tengan buena memoria visual recordarán una emblemática foto de la revista El Gráfico, en la que el doctor está abrazado a Chabay, Pocho Moreno y Pedro Monteros en los festejos del ascenso en Chaco.


Más allá de su infancia en el club ligada al trabajo de su padre, la pasión de Pablo ha sobrevivido al paso del tiempo y a medida que fue creciendo fue acercándose más a sus colores, a tal punto que hizo las inferiores en San Martín y llegó jugar varios partidos en la primera local. Incluso, entrenó con el plantel superior en los primeros tiempos de Carlos Roldán: “Estaban el Raton ibañez, Orlando Gómez y varios jugadorazos más”, recordó.

Pablo era arquero y un día el fútbol lo llevó a enfrenarse con la camiseta que más ama: “Me dieron a préstamo a San Pablo, San Martín estaba en la liga y nos enfrentamos en la Ciudadela que estaba llena. Tuve una buena actuación y empatamos 0 a 0. Ese día quedé impresionado con la hinchada, experimenté lo que es enfrentarse a nuestra gente. Es tremendo te mete contra el arco”, relató Boada.

Hace unos 10 años, Pablo decidió dejar Tucumán y se instaló en Pineda del Mar, un pequeño pueblo costero a menos de una hora del centro de Barcelona, donde vive con su esposa e hijos. Fanático del fútbol no se iba a perder a uno de los mejores equipos de todos los tiempos: “Voy a casi todos los partidos del Barça, el Camp Nou es un estadio impresionante, entran 100 mil personas y se llena siempre. Pero les puedo asegurar que no se compara con la Ciudadela”.

“Cada vez que puedo voy a la Pellegrini con mis hijos, uno es catalán, pero es Ciruja igual. Nunca se puede comparar el olor del choripán, el abrazo de gol con gente que ni conoces, la salida del equipo, los cantos, los gritos. El humor de las tribunas, cada hincha compite por hacer el chiste o insulto más ingenioso. La ciudadela no tiene comparación con nada en el mundo. Cada vez que entró lloró de emoción y alegría”.


Toda su pasión por el Santo lo ha llevado a encontrarse con otros con los que comparte sentimientos en el viejo continente: “Hace poco vino a vivir a España Fernando Molina, un amigo que me impulsó a que abriéramos la página y las redes sociales de Cirujas en España, para armar la comunidad. Otro de los que iniciadores es Fabián López, hijo de Jorge el Eterno. Entre los 3 empezamos la movida que está creciendo todos los días”.

“La página Cirujas.es tiene la misión de servir cómo plataforma de encuentro, para vincularnos entre diferentes ciudades y armar una comunidad. Que no es lo mismo que una peña, porque las peñas, generalmente, se conforman con gente de una misma localidad. Nosotros buscamos algo más amplio”. 

“Ya somos más de 40 familias Cirujas en casi 20 provincias españolas y todo el tiempos recibimos solicitudes nuevas. Cuando pase la cuarentena tenemos pensado hacer encuentros y podernos conocer en persona”, aseguró Boada.

“Estar tan lejos y poder compartir con gente que siente lo mismo es una caricia al alma. Uno de nuevos integrantes del grupo, juan Antonio Cano, en un mail me dijo que ‘Esta iniciativa es una dosis de vida’ y así lo vivo yo también. Así lo vivimos todos”.