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"Vinimos a dedo": el sueño de una madre por su hijo en San Martín

HISTORIAS DE ACÁ

Doña Mercedes estaba en su casa en Burruyacú cuando se enteró de la prueba para reclutar talentos en La Ramada. El relato del dirigente Gustavo Paz y la ilusión de muchas familias tucumanas. Quién es Alvarito Andrada. VIDEO

Doña Mercedes, emocionada con su hijo en San Martín, habla con Gustavo Paz.





Llovía a cántaros el jueves a la noche en la cancha de Sportivo Abella, en La Ramada, y no había caso: el grupo de chicos que todos los días se queda jugando a la pelota hasta que sus madres pegan el grito llamándolos a comer se le metía en la cancha al presidente: “Me contaba que los veía y los sacaba corriendo. Quería que la cancha esté perfecta para el viernes que llegábamos para reclutar a jóvenes talentos para San Martín”.

Gustavo Paz habla este domingo con el tucumano después de todas las sensaciones vividas el viernes en La Ramada: salió de Ciudadela junto a un grupo de hinchas, dirigentes y profesores encabezados por los hermanos López, por Walter López y Julio López, quienes trabajan en Amalia y en San Juan, pero son tan hinchas de San Martín que junto a la comitiva recorre el interior del Tucumán profundo ad honorem para encontrar y formar a esa joya que brilla entre el barro de algún potrero desconocido de la provincia.

Gustavo y la comitiva que integra el proyecto Destino Ciudadela llegaron unos minutos más tarde de lo previsto: “Había un corte en la ruta antes de El Chañar porque la gente estaban sin luz. Nos desviamos del camino y nos demoramos: queríamos estar a las 9 y llegamos a las 9.45. Hasta en eso hay que tener cuidado porque hay muchas familias que esperan estas pruebas”.

Al llegar a La Ramada, el escenario sorprendió a todos: “Había gente desde las 8 de la mañana esperándonos. Se enteraron a través de las radios locales de la convocatoria. Muchos chicos tenían sus botincitos, pero los que no tenían consiguieron alguien que les prestara. La convocatoria era para chicos de 12 a 17 años. Son chicos que van a la escuela y juegan a la pelota hasta la última luz del día. Son chicos que, a diferencia de la ciudad, aprendieron a jugar en canchas grandes. Nadie invierte en canchas de fútbol 5 porque hay muchos espacios verdes para jugar a la pelota. Algunos piensan en ganarse la lotería, otros con jugar en San Martín. Pre-seleccionamos unos 12 chicos”, cuenta Gustavo Paz, dirigente de San Martín y entrenador de básquet.

“Soy farmacéutico de profesión y te das cuenta de una mala nutrición en algunos chicos. Son  muy flaquitos, tienen muchas condiciones, la piden, encaran, pero cuando termina la prueba te dicen que tienen 17 años. A esos chicos ya no los levantás más, no podés recuperarlos físicamente para que el día de mañana lleguen a Primera. En cambio, otros chicos sí”, explica Cuchi, quien entre tantas familias y profesores de otras escuelas del interior tucumano como de Las Cejas, ahí se encontró con el Negro Maguna, el arquero que se retiró del fútbol después de una polémica final contra Atlético Concepción. 

La prueba en La Ramada.

“Mientras los chicos hacían la prueba, el Negro recordaba aquello que pasó. Me decía: ¿Qué me hubiera dado a mí Atlético Concepción que no me diera San Martín? ¿Un par de zapatillas?’ Eso me contaba hasta que me señaló a un arquero de 1,92. Era clase 2003 (16 años), de Nueva Esperanza. Tenía muy buena altura, muy buena caja, bien armadito arriba. Maguna lo vio sacar del arco y me dijo: ‘A ese chico lo tienen que llevar’. Y quedó”.

Además del arquero que recomendó Maguna hay muchas historias detrás de la mañana y tarde que San Martín pasó por La Ramada. Chicos con unos kilitos de más a los que probaron para no quitarles el entusiasmo, un arquerito de 14 años que llegó solo desde Los Naranjos sin nadie de la familia que lo acompañara, otro que se destacó entre todos y será seguido por el profe local de la zona, chicos que sueñan con seguir los pasos de Juan Orellana, de Taruca Pampa, cerca de La Ramada, que ya debutó en Primera y hoy se pone a punto después de una lesión, chicos que sueñan con llegar y una familia por detrás los acompaña, chicos como Álvaro Andrada y doña Mercedes, su madre. 

Alvarito, Ciruja desde la cuna, antes y ahora. Fotos de Mercedes, la madre.

“La gente de ahí me cuenta: ‘Ahí hay una señora que se ha venido desde Burruyacú a dedo con el hijo’. Yo les pregunto cuál es, la busco, la señalo a través del alambrado, me empieza a contar y la convenzo de que le haga una notita. Le digo que era muy bueno y muy motivante para el resto de los chicos que supieran lo que hace una madre por ellos, cómo los ayuda a cumplir su sueño. Acepta y me cuenta”, detalla Gustavo Paz, quien sacó su celular y habló con Mercedes. 

“Quería que sí o sí su hijo tuviera la posibilidad de presentarse. Doña Mercedes se enteró de casualidad porque habló por teléfono con una señora que ya estaba ahí en la prueba y lo llevó al hijo. Le cuenta que estaba en la cancha de Abella en en La Ramada. En el acto pensó: ‘Lo llevo a Alvarito’. Entonces lo despertó y le dijo: ‘Vamos, despertate porque es una prueba de San Martín’. Salió a hacer dedo, estaba decidida la señora. Y encima Alvarito queda”.

Las palabras de Mercedes desde las tribunas completan el relato de Gustavo Paz, explicando que también la había agarrado un corte y después de hacer dedo de casualidad se cruzó con un primo que la llevó a ella y a su hijo a la gran prueba: “Alvarito se presentó como puntero izquierdo, es clase 2007, tiene 12 años. Es flaquito, alto. Después de ser pre-seleccionado vamos a llevarlo al complejo con el resto de los chicos elegidos. Se quedan a dormir una noche, comen ahí para que tengan una buena prueba. Tienen que estar con todas las luces. Hacemos una prueba demorada, de dos días, lo ven los profes y ahí se eligen los pasos a seguir. Tenemos una pensión, comen en la cantina del complejo y desde el año pasado articulamos con el Ministerio de Educación para que los chicos puedan hacer sus estudios. Es un paquetito de ideas que tenemos para contener al chico que quiera jugar en San Martín: casa, comida y estudios”.

Gustavo Paz (centro, de rojo) junto a profes, dirigentes y empleados del club.

El tiempo dirá hasta dónde llegará Alvarito Andrada, puntero izquierdo, fanático de San Martín y de Gonzalo Rodríguez, otro jugador que si bien no salió del club, llegó desde Aguilares y hoy es uno de los ídolos que juegan con la camiseta de San Martín, con goles en las finales y ascensos en la espalda: “Gonzalo Rodríguez viene de Aguilares, es un chico del club, tiene una gran humildad. Son jugadores que pasaron por pensiones, que conocen de lo que hablamos. Yo como hincha, como dirigente, que uno de estos chicos llegue a Primera no tiene precio, es mayor a un ascenso, te metés en la historia del club". 

"Históricamente San Martín se ha nutrido de grandes jugadores de la región como Troitiño, Jacinto Eusebio Roldán, Cococho Jiménez, el Capo Noriega, santiagueños, salteños y, claro, muchos tucumanos. Soñamos con que algún día San Martín vuelva a tener un equipo con muchos jugadores tucumanos a disposición del plantel de Primera, ese es nuestro sueño”, agrega Gustavo Paz, quien ya prepara la próxima aventura que incluirá las pecheras, las pelotas y ropa de San Martín para sortear entre los chicos. Será el domingo que viene en Graneros. Y el domingo siguiente irán a Las Cejas. Luego volverán al Este.

“Los mayores rivales a los que nos enfrentamos son a los representantes que convocan, o clubes como River que directamente vienen a hacer pruebas aquí. A través de las filiales de los hinchas de San Martín queremos extender estas convocatorias. Volvimos de La Ramada con mucha ilusión, con ganas de ir a millones de lugares, vimos la esperanza de la familia de ver a sus hijos cumplir el sueño de jugar en San Martín, de que sea una salida económica, vimos a muchos chicos hinchas de San Martín que sueñan con jugar en San Martín y solamente en San Martín. Vamos a seguir viajando y buscando a esos chicos”, se despide Gustavo Paz. Un niño, una madre, en alguna cancha tucumana, esperan.