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"No se escuchaba una mosca": Tino Costa, el dueño del clásico tucumano inolvidable

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El 1 de diciembre se cumple un año de la noche que San Martín le ganó a Atlético 3 a 2 en el Monumental después de ir perdiendo 2 a 0. Desde Medellín, el autor del gol más importante de la historia de los clásicos habla de todo con el tucumano: lo que dejó en los hinchas, cómo vivió esa noche soñada y de cara al futuro las palabras que los Cirujas más querían escuchar. VIDEO

Tino Costa corona su noche soñada: el 3 a 2 en el Monumental.





Cierra los ojos Tino Costa. Cierra los ojos cada hincha de San Martín. Cierran los que cerraron todo el sábado 1° de diciembre de 2018, hace casi un año ya, una herida a Atlético que no cierra, una gastada desde Ciudadela que sigue como cada día desde aquella noche inolvidable. Una noche que tiene a este hombre que abre los ojos desde su casa en Medellín, Colombia, y revive lo que está vivo en cada Ciruja, el gol más veces visto de todos, el gol más importante de la historia del clásico tucumano más importante de la historia. Por eso antes de volver a gritarlo, que se haga silencio nuevamente, habla Tino: “Que el hincha se acuerde de mí como lo hace, de verdad, me hace sentir halagado. Las cosas que vi en seis meses en San Martín no las vi en ninguno de los seis países donde tuve el gusto de jugar al fútbol”.

Su llegada, sus mejores partidos, sus goles, el gol, muchas cosas han marcado la intensidad de los días y los meses que ha vivido Tino Costa en Tucumán, 180 días que parecen más cuando todo el tiempo te hablan de San Martín, cuando todos los días te cruzás con un hincha de San Martín que te saluda por las calles a vos, Tino, una intensidad que toma forma cada vez que San Martín juega en Ciudadela con sus hinchas apretados en las tribunas, los que llegaron a juntar para la entrada sobre la hora y los que pueden vivir más holgados también, los que gritan y alientan y han conmovido como ninguna hinchada a Tino, pese al descenso, generándole un deseo que sueñan los hinchas de San Martín, las palabras que querían escuchar las dice en el diálogo con el tucumano, allá en Colombia, pero cerca de todo lo que genera su estampa por aquí: “Me gustaría mucho volver. En Primera o en Segunda, no me importa. Me gustaría volver a San Martín”.

Antes de los recuerdos imborrables que atesora el crack con piel de cuervo y corazón de ciruja, mucho antes de eso, Tino Costa recuerda el difícil comienzo apenas arribado a Tucumán con toda la expectativa que generó su llegada: “A mi paso por San Martín lo divido en dos partes: la primera es cuando llego y me lesiono, vuelvo, me vuelvo a lesionar… Durante ese momento se dijeron muchas cosas sobre la lesión, se mintió que no quería jugar, pero yo a mi cuerpo lo cuido. Supe que las expectativas eran altas por todo lo que significa San Martín, pero no jugar me dolió. Esa parte me dolió. Yo fui para jugar”.

“La segunda parte de mi paso empezó contra Racing cuando logramos darlo vuelta y lograr la primera victoria en Ciudadela”, recuerda Tino Costa quien luego de sus mejores momentos con la camiseta de San Martín en Primera con el gol a Patronato, la perla de tiro libre a San Martín de San Juan y el empeine para el 3 a 2 contra Atlético, luego de eso se resintió, pero no dejó nunca de sentirse el capitán en el cual se había convertido por fútbol y liderazgo. La cinta que había tenido Bieler ahora era de Costa, quien asumió su rol como tal con ejemplos que han sido valorados por el hincha como acompañar al equipo en un viaje largo o en una instancia de la Copa Argentina para estar ahí con los compañeros, en el momento más crítico del campeonato, pero ahí, poniéndole el pecho.

“Durante la segunda parte del torneo, hace unos meses, me resentí pero siempre supe que el objetivo mío era aportar desde donde esté. Las cosas que vos decís las hice para ayudar a mantenerse, algunos lo vieron como venta de humo, pero aclaro: ¿con todo lo que gané, lo que jugué, lo que viví, ¿con qué necesidad lo haría si no creyera que así ayudo al equipo? He dejado muchos afectos en el plantel: siento mucho aprecio por los chicos”, tira Tino, quien pide entre sonrisas evitar nombrarlos por si se olvida de alguno.

Es una sonrisa que le sale a Tino antes de ponerse serio para darle una respuesta al hincha de San Martín que nadie se la había dado: ¿cuál fue una de las razones de la pérdida de la categoría? Responde Tino: “Teníamos equipo para quedarnos en Primera. Junto a Mati García y Acevedo fuimos los puntos más altos. Fue muy fuerte para mí no lograr el objetivo. Creo que lo que faltó fue unión, fallaron los egos personales, muchos jugadores se equivocaron. No creo que haya sido por mala leche, pero hubo una división que nos perjudicó. Por ejemplo, y un día lo hablamos en el vestuario, no me hablaba con Acevedo, pero en la cancha íbamos todos juntos por esta camiseta. Que quede bien en claro: adentro de la cancha siempre fuimos para adelante”.

Como muestra estelar de lo que afirma Tino es cuando aparece la noche del 1 de diciembre de 2018. Es sábado a las 21 horas, la temperatura supera los 20° en el estadio Monumental José Fierro desbordado de hinchas de Atlético, quienes brindan un recibimiento del que por unos minutos hablará el país. Porque 90 minutos después solo se hablará del enorme triunfo de San Martín en la cancha de Atlético después de ir perdiendo 2 a 0 y remontarlo en el histórico 3 a 2. Es la noche que San Martín lo gozó por Fox.



Es la noche que viene a la mente de Tino Costa ahora que cierra los ojos y dice: “Lo del clásico fue una de las cosas más importantes que me pasaron en la vida. La semana previa la gente nos pedía en la calle: ‘Si nos tenemos que ir, nos vamos; pero ganen el clásico’. Y ganamos el clásico más importante de la historia. Lo que me viene a la memoria ahora que hablo con vos es cómo empezó el partido. Cuando nos meten el primer gol, ya éramos superiores. Salimos a jugar el segundo tiempo y nos meten el segundo. Ahí pensé: ‘Ufffff… Ahora sí se puso complicado’. Pero inmediatamente nos dijimos en la cancha uno al otro: ‘Muchachos, vamos perdiendo, pero sigamos así, lo damos vuelta’. Y es cuando llega el descuento de Lucho Pons, un gol muy importante porque llega rápido después del segundo gol de ellos, es el que nos confirma que podíamos”.

“Llega el empate y nos convencemos de que podíamos ganarlo y así fue. No se escuchaba una mosca. Antes de mi gol, todo lo que pasó en la previa nos agrandó. Nos había llegado al vestuario que los jugadores de Atlético iban a recibir un premio extra si nos goleaban, en el 2 a 0 nos cantaban ‘ole’. Todo me ha quedado muy grabado. Insisto: nunca lo viví en ninguno de los seis países donde jugué”, insiste el número 8 de aquella noche, el que ahora recuerda en detalle lo que él vivió cuando a los 28 minutos y 30 segundos del segundo tiempo, Atlético saca del mediocampo después del empate de Lucas Acevedo y un minuto después, a los 29 minutos y 30 segundos, comienzan a multiplicarse los relatos de las radios tucumanas y de todos los medios nacionales acreditados.

De todos los relatos hay uno que es el de Kity Jiménez para LV7 con Carlos Roldán como comentarista. Dice Kity: “Se viene Matías, el zurdo, que es el mejor… Le queda la pelota, atención, sobre la posición de Bieler, Bieler que abre a la derecha para Gonzalo Rodríguez, le pegó, Lucchetti… “¡¡¡Goooooooooooooooooooooool!!! ¡Tino Costa!”. Cuando Kity Jiménez arranca el grito, se escucha el grito contenido de Roldán. Durante 20 segundos, luego de tomar aire y volver a gritarlos en dos tiempos, Kity grita el gol así: “¡¡¡Goooooooooooooooooooooool!!! ¡¡¡Goooooooooooooooooooooool!!! ¡¡¡De San Martín!!!" Y al aire también se escuchan los golpecitos del comentarista al escritorio de la cabina.



Salvo por el palco dirigencial que casi rompe los vidrios de la emoción en el sector I, ese grito contenido de Roldán es el sentimiento que invadió a los hinchas de San Martín que estuvieron esa noche en la cancha de Atlético camuflados en las cabinas: es el grito contenido, el trabajo mental de estar ahí rodeado de hinchas de Atlético y tener que actuar, disimular, tragarse las puteadas, tratar de contener el grito de gol como como si el cielo estuviera por romperse en el puño y no se rompe, un cielo que no se rompe hasta que se desploma en cada casa baja iluminada bajo la noche de verano de Ciudadela.

Es el grito que en el barrio se escuchó en algunas casas antes que en otras: es el grito que se escapó por algunas ventanas unos segundos antes y llegó como una marea a la esquina de Bolívar y Amador Lucero, donde Facu Lazarte sacó las sillas, puso la pantalla gigante y también cargó hasta la vereda el plasma para que La Previa del Santo sea uno de los puntos de reunión, con los hinchas que venían previando desde hace unas horas y con los que no habían cobrado todavía y vieron el partido de pie, o apoyados en la moto estacionada en la calle, viviendo la indignación por el invento del penal a Acosta en el primer tiempo, el golpe del segundo gol de Barbona, el bailecito de un hincha de Atlético sobre los bordes de la calle Chile, el gol de Pons, la locura en el empate de Acevedo y el estallido social que fue el gol de Tino Costa, el grito que aún retumba a través de las ventanas de cada casa o departamento donde hay un escudo de San Martín.

Es uno de los goles más importantes de mi carrera, sin dudas. Mi primer gol en Champions, que es el sueño de cualquier jugador, cuando toca el techo, o alguno importante de Francia, también fueron importantes, pero este fue especial”, firma Tino Costa que ya parece estar aquí cuando declara, como si esta nota no hubiera sido a través de un teléfono sino mano a mano en las mesas de la vereda de Potente, lugares, calles, hinchas donde la fecha que viene arranca una sonrisa y desde hace unos días se habla del aniversario que se cumplirá el domingo, una locura que a Tino Costa sorprende: “Nunca fui consciente de que ya está por cumplirse un año de aquella noche. El futbolista está metido en una burbuja. Ahora llegué al club más grande de Colombia como Atlético Nacional y el domingo pasado nos quedamos afuera de la final. Aún así, siempre están los saludos de los hinchas por Instagram. Son muestras de cariño muy lindas”.

Ese sentimiento se hizo carta abierta cuando Tino Costa hizo público su salida de San Martín: “Cuando me salió lo de Atlético Nacional, no lo dudé porque es un grande que se fijó en mí a los 34 años. Jugar la Copa Libertadores nuevamente era un desafío, pero la verdad es que me fui de San Martín con mucha tristeza. Por eso me gustaría volver. Me siento en deuda con la gente. Con una hinchada así, que todos los partidos de local te alientan así, claro que me gustaría volver. No me siento un ídolo, pero sí me sorprendió tanto cariño: en vez de mandarme a la mierda porque no se cumplió el objetivo me saludaban y aplaudían. Volvería a San Martín sin dudarlo”.

Y cuando el sueño de regreso ya no es tan lejano, Tino Costa se acerca un poco más y que exploten los corazones: “Mi idea no es quedarme a vivir en la Argentina el día de mañana. Por eso no vendría despedirme ni nada por el estilo. Sí quiero volver a jugar en San Martín. En un mes, en seis meses, cuando sea. Richi Seoane, Martín Seri, todos me dijeron que siempre tengo las puertas abiertas. Hay que ver qué piensan los entrenadores. Depende de ellos. Me queda un año de contrato en Colombia, aquí gano mucho más que lo que puedo ganar en Argentina, pero yo no estoy hablando de la parte económica. Yo no fui ni iría para hacerme millonario a San Martín. No le pondría condiciones a mi regreso, solo llegar a un común acuerdo".


"A mi regreso a San Martín no lo veo como una locura. Si vuelvo a San Martín es porque realmente lo siento. Hay que ver qué pasa en Nacional, sentarme a hablar con el DT. Pero ahora en diciembre voy a la Argentina para pasar las Fiestas. Hay que esperar. Todo puede ser”, se despide Tino Costa inmortal, quien llegará a la Argentina la primera semana de diciembre, el mes más feliz del año, con la Nochebuena y Navidad y con los fuegos artificiales de Año Nuevo. Ya se acerca diciembre, el mes que el año pasado empezó un sábado y que este año será domingo, el día 1 de diciembre, el día y el mes del que nadie se pudo olvidar y que, si alguien lo olvida, se lo recuerda el nombre de Alberto Costa. De Tino.