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San Martín y el romance de Pons: ay, Amor divino, pronto tienes que volver

ANÁLISIS

Luciano Pons abrió un partido durísimo y Emiliano Amor liquidó el pleito ante Gimnasia de Jujuy para que se arme la fiesta en Ciudadela: claves de un equipo que dio otra muestra de carácter, en el momento más difícil de la tarde, para seguir solo y cómodo en la cima del campeonato. VIDEO

Luciano Pons y Emiliano Amor, autores del triunfo. Foto CASM Oficial.





La inmortalizó Leo Dan aquí al lado y es la música que tararea San Martín cuando se le canta: es el canto a San Martín que nace durante la semana, cuando recién empieza la semana, cuando faltan un par de días todavía para que llegue el domingo y los hinchas se hacen siempre la misma pregunta: “Cómo te extraño mi amor por qué será / me falta todo en la vida si no estás / Cómo te extraño mi amor qué puedo hacer / te extraño tanto que voy a enloquecer”. Es la canción que sube el volumen en las gargantas de Ciudadela después del gol cantado de Pons y del autor inesperado de la fiesta: “Ay, Amor divino, pronto tienes que volver”.

Bancarse la categoría tiene su propia estrofa: “El dolor es fuerte, lo soporto”. La ansiedad porque el torneo avance y nada cambie en la tabla también se nota: ya se sabe que Sarmiento es el rival que aparece como el competidor por el primer puesto, ya se empieza a pispear quién canta mejor en la otra zona, ya se siente que los partidos cada vez se harán más duros sobre todo en Ciudadela, y ya se puede destapar una lata esta noche descansando en lo más importante que ha dejado una nueva victoria de San Martín en el campeonato: ante la presión que mete el que viene pisando los talones, surge una muestra más de carácter para alejarse y mantener cuatro puntos de ventaja importantísimos a esta altura del torneo.

Si goles son amores, Pons es el más romántico del condado y cuando se quita de encima la ansiedad que le carcome la cabeza y abre el partido con otro frentazo en el arco más feliz, baja un decibel, cambia de frecuencia, sale del ruidaje fm y se pone en modo am, empieza a escuchar, le mete una pausa, no apura el mate, mira de reojo y sirve a su compañero Amor para que juntos formen la tapa del disco que esta tarde los tiene como protagonistas. Es Luciano, Lucho, el que vive por y para el gol, es él quien mejor resume el ánimo de San Martín durante el partido: si arranca apagado, San Martín no suena; si no le tiran un centro, San Martín es fastidio; si la pelota no llega, San Martín se descontrola y pierde el tempo, el compás, el eje, las formas, está a punto de romper los instrumentos, Arce se apura cuando saca, Mercier corre a las alcanzapelotas, Aguiar no encuentra su lugar en la banda y los directores de orquesta buscan respuestas y encuentran en los cambios lo que no habían encontrado ante All Boys.

Entra Brandán en modo avión, busca, choca, desborda, vuelve a chocar, pero es el orgullo del club, es Lucas González quien entra mejor y, ante la ausencia de Mosca y Castro, él con sus medias bajas es quien acompaña en esta batalla a Pons y es así que se abre el partido cuando estaba a punto de suturarse para morir en un empate que hubiera descalibrado a más de uno, no por el punto en sí sino porque San Martín bajó su nivel de juego los últimos dos partidos, pero se aferra a otro dato clave para destapar una lata más si querés: no te hacen un gol en Ciudadela de ninguna manera posible, Nacho está invicto en casa, y hasta cuando a Luciatti se le escapa un jujeño, la pelota va a la tribuna. Ese gol que se había perdido Córdoba fue el que sacó del letargo a San Martín, el que hizo bajar el mensaje de la tribuna: “Para ser campeón hoy hay que ganar”.

Hoy había que ganar. Y ganó. Siempre hay que ganar en Ciudadela. Lo dicen esas tribunas ya colmadas, ya metidas hasta las manos con este equipo que no para de sumar puntos, que lleva once partidos invicto, ganando más de lo que empata, con la columna vertebral del equipo ya conformada, con la confirmación de lo que se extraña a Gonzalo Rodríguez si no está y con la única cuenta pendiente de encontrar el creador, el asistidor, el distinto, el enganche, el crack, el que termine de animarse a ser el conductor en tres cuartos de ataque y ahí sí podés pensar en el el six pack si seguís con sed, si te duele la garganta por el gol de Pons, por el gol de Amor, por otro triunfo más, por la música que suena cada vez más fuerte en las calles después de cada partido, con Leo Dan, con Leo Mattioli, con La Leo, con La Mona, con quien se te cante, pero fuerte ese volumen, arriba las palmas y dale gas: que hoy es domingo y ganó San Martín.