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Los secretos del hombre que maneja los traspasos en Atlético Tucumán

CONOCIENDO AL PERSONAJE

Tucumano por adopción, Miguel Abbondándolo se convirtió en una pieza clave del presente del equipo. Su historia de vida, su amistad con Zielinski y con Rivoira, y lo que se viene para el Deca en el próximo mercado.

FIRMA. Abbondándolo cerrando la incorporación de Ramiro Carrera.





La tonada porteña no se le fue nunca, aunque él se sienta un tucumano más. Nacido en Villa Lugano, Miguel Abbondándolo, hoy de 57 años, se ha convertido en una pieza fundamental para entender el presente y el futuro de Atlético Tucumán, donde es dirigente desde 2005. A su cargo tiene la responsabilidad de llevar adelante las negociaciones para que los jugadores lleguen o se vayan de 25 de Mayo y Chile, por lo que se ha convertido en un blanco fácil para que los hinchas descarguen sus frustraciones y, en menores ocasiones, reconozcan los aciertos.


Comenzó a relacionarse con el fútbol apenas aprendió a caminar. Pateaba la pelota en la casa que había construido su padre en Villa Madero, y siendo un niño comenzó a jugar en las inferiores de Vélez Sarsfield, desde donde pasó a Almirante Brown de Isidro Casanova en el año 1981. “Ese campeonato fui al banco en varios partidos, yo era el suplente del Chulo Rivoira”, recuerda ahora en diálogo con eltucumano.com.


Graduado de profesor de educación física, siguió vinculado con la redonda como preparador físico de Laferrere, que tenía un joven DT interino que daba sus primeros pasos en la conducción técnica. Era Ricardo Alberto Zielinski. “Desde ahí iniciamos una amistad que dura hasta el día de hoy. Después trabajamos juntos en Ituizangó, Atlanta y San Telmo, hasta que le llegó una propuesta de San Martín de San Juan y yo ya no fui porque económicamente no me convenía, prefería quedarme trabajando en un gimnasio en Buenos Aires”.


Pero el contacto no se perdió nunca, y las vueltas de la vida los reencontró en nuestra provincia. “Yo empecé a venir seguido a Tucumán en el año 99, porque trabajaba en una empresa que organizaba espectáculos, y me hice unos amigos que me empezaron a llevar a la cancha y me hicieron socio de Atlético”. En el “Jardín de la República” se enamoró de Daniela, y aunque el primer año de casados intentaron radicarse en la Capital, las cosas no salieron como esperaban y pegaron la vuelta. “Ahora no nos movemos de acá por nada, a nuestros tres hijos y a nosotros nos encanta, amamos Tucumán”.


DE VIAJE. Silvio Nava, Efraín Suárez y Miguel Abbondándolo, dirigentes de Atlético, posan con Zielinski antes de viajar a Mendoza para la final de la Copa Argentina 2017.

Por esos años Abbondándolo probó suerte en diversos rubros. Tuvo negocios de ropa, de juguetes y hasta una quiniela en la que era socio de Zielinski. Actualmente es propietario de una empresa de internación domiciliaria, y tiene playas de estacionamiento en nuestra ciudad.


“En 2003 lo conocí a Carlos Hasbani, que era el presidente de Atlético, y me invita a ser parte del club, a colaborar desde afuera. Yo estaba vinculado con la gente de Torneos, que siempre quería empujar al fútbol tucumano, y ese año hago de nexo para que se organice un triangular entre Atlético, San Martín y Estudiantes, y después un partido del seleccionado sub 20, donde vinieron jugadores como Mascherano y Cavenaghi, entre otros. Ambos eventos se hacen en nuestro estadio”, cuenta con orgullo.


Cuando Hasbani fue reelecto en 2005, su antigüedad como socio ya le permitía ser parte de la Comisión Directiva, y nunca más se fue. “Ahora soy un hincha más. Me hice muy fanático, y me cuesta mucho ver los partidos con gente. Soy un tipo que está todos los días en los entrenamientos, que habla con los jugadores y que tiene una relación muy especial y cercana con el DT, y por ahí en la tribuna escuchas comentarios que te duelen mucho”, se sincera.


BIEN ACOMPAÑADO. Miguel Abbondándolo junto a su hija Micaela, en las oficinas de su empresa "Sanity Care".

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¿Cómo es tu trabajo en la época del mercado de pases?

Para esos días yo me instalo en Buenos Aires, porque todo se maneja allá. Por teléfono desde acá no podes, es imposible. Tenes que estar ahí, en la reunión, ofreciendo, negociando. Es la ley de la selva, y nosotros estamos en una franja de equipos que se pelea por los mismos jugadores.


¿Cómo es el seguimiento de un futbolista que podría llegar a Atlético?

Lo primero que se hace es un historial del jugador, para saber cómo fueron sus últimos años, intentar saber cómo es en el vestuario, en el grupo, si se lesiona seguido, esas cosas. Porque lo que pueda jugar ya lo viste en la tele o en la cancha, lo que tenes que averiguar son las otras cosas.


Pongamos un ejemplo: Rodrigo Aliendro

A Rodrigo me lo marcó un periodista amigo que cubre Ituizangó. A partir de ahí lo empezamos a seguir. Yo viajé a ver dos partidos de ese Ituizangó, uno con Paraguayo y uno con Berazategui. Me pareció interesante, y lo llamé a Zielinski, que en ese momento estaba en Belgrano, para que me de su mirada. También hablé con Azconzábal, que era nuestro DT,  y lo seguimos observando. De ahí pasó a Chacarita y lo seguimos un año más. Y ahí aceleramos y fuimos a traerlo.


¿Cómo se arma un plantel como el que actualmente tiene Atlético?

Lo que buscamos es un buen promedio de gol. Tratamos de prever cuántos goles va a hacer cada uno, y ahí es dónde decis “si hacemos esos goles, vamos a hacer una buena campaña”. Vos fijate, el Pulga, Acosta, Barbona, Aliendro, Díaz, Nuñez, Matos, Toledo, todos jugadores ofensivos que pudieron convertir. Y abajo, Bianchi y Cabral, algo también pueden aportar, Abero algún cabezazo va a meter, San Román también tiene llegada. Así lo pensamos cuando se armó este equipo, y las cosas salieron bastante parecidas a lo previsto. Vos necesitas tener varios jugadores que lleguen al gol, porque ya no hay futbolistas que te hagan 20 goles en una misma campaña. O en realidad sí hay, pero no están a nuestro alcance, nosotros no los podemos tener.


EN CONFERENCIA. Abbondándolo explica los montos de las operaciones de traspaso del Pulga Rodríguez y Guillermo Acosta.

¿Cómo son esos días en Buenos Aires?

Tenes que estar muy atento y despierto. Ahí es donde más aparecen los representantes, que son un mal necesario porque le cuidan las finanzas al jugador, pero también especulan con vos y tus necesidades. Ellos quieren hacer su negocio y está bien. Vos tenes que ir ojeando la carta todo el dia, no demostrando tanto interés pero tampoco descuidando. Lo mejor que tiene mi posición en este momento es que tengo un presidente que me deja trabajar, que me da libertad para negociar. Después, te sale bien o te sale mal.


¿Existe el “robo” de jugadores cuando ya está todo acordado con un club?

Sí, claro. Así como nos han robado jugadores que ya los teníamos cerrados, también hemos traído algunos otros que ya estaban apalabrados en otro clubes. Damián Albil, Cristian Lema y Denis Stracqualursi son algunos ejemplos. Ellos tres tenían todo acordado para llegar a Atlético y terminaron en otros clubes. Y al revés está Jonathan Cabral. El jugador se estaba yendo a Bahía Blanca en su auto para firmar con Olimpo cuando lo llamamos y lo convencimos para que se venga. En esos momentos te agarra una calentura bárbara, pero después pasan los días y queda atrás, todos entendemos que son las reglas del juego.


¿Cómo será el Atlético del próximo semestre?

El de junio va a ser un mercado complicado por el dólar. Vos vas a ofrecer un buen sueldo, pero habrá equipos de segunda línea de países limítrofes te lo pueden superar como si nada. Lo bueno es que nos vamos a poder dar el lujo de hacer un plantel más corto, en el que los chicos como Tomás Cuello, Jonás Romero o Kevin Isa Luna van a estar más cerca. Ya no van a tener tres jugadores delante de ellos en la misma posición, la idea es que tengan uno para pelear el puesto. Va a ser un semestre en el que vamos a jugar un solo campeonato, y lo podemos proyectar así. Después se verá como está todo de cara al mercado de verano.