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"Fue una fiesta de San Martín": el gol de Sciaqua y la avalancha monumental

CLÁSICOS INOLVIDABLES

El capitán del Santo en el equipazo de Trossero se inmortalizó aquel mediodía en 25 y Chile. Un zapatazo de tiro libre le dio el triunfo a la multitud que desbordó la tribuna visitante y prolongó la racha de triunfos al hilo. "Ese año les ganamos los dos clásicos". Fotos y video.




El cronómetro del reloj pulsera del árbitro Roberto Ruscio está clavado en el minuto 25 del primer tiempo. Cuenta la crónica de aquel mediodía del domingo 14 de septiembre de 1997 que 25 mil personas fueron al Monumental de 25 de Mayo y Chile. También cuenta que era la edición 20 del partido que hace vivir a Tucumán y había un trofeo para el ganador. Lo que no cuenta la crónica es que Ruscio acaba de cobrar un tiro libre para San Martín en las puertas del área de Atlético y aquí viene Leonardo Sciaqua, señores, al trote hasta acomodar la pelota una vez, y una vez más. 

Por entonces, claro, los jugadores no se tapaban la boca con las manos para ocultar sus palabras de la televisión. Pero Sciaqua conserva un programa especial de Canal 10 con un despliegue inaudito para la ocasión y lo que va a pasar en instantes lo puede ver desde cinco ángulos gracias a las cinco cámaras ubicadas alrededor del arco de la Bolivia en el Monumental. Y lo que va a pasar lo revive Sciaqua ahora: "Lo tenía a Alanis al lado. Él, Bermegui, teníamos buenos pateadores en ese equipo. Alanis quería mandar el centro, pero me acerqué y le dije: 'Hay muchísima gente en el área, dejame que le pego fuerte al palo del arquero".

Una de las fotos que registra el momento de aquel día es de Enrique Galíndez: el click salió disparado al mismo tiempo que el zapatazo derecho de Sciaqua. Se aprecia la maravilla de utilería para pegarle el 1 en la espalda a Saccone, la barrera superpoblada con Cota Álvarez, Dalmasso, el Negro Ibáñez y la desesperación de Gustavo Córdoba, en quien la pelota acaba de desviarse y ni él ni Trivisonno podrán evitar con la mirada la contracara en el rostro de Solbes y Fontana. Es decir, a todos los jugadores se los ve en la foto menos al protagonista por allá atrás, que recuerda: "El gol fue en el arco donde estaba nuestra hinchada. Entre la cantidad de jugadores que había y la multitud de caras detrás del alambrado, por un momento pierdo la noción de la pelota hasta que veo que entra".

La forma del gol, el autor, el escenario confirmaba por aquel entonces cómo le ganaba San Martín a Atlético. Lo describe Alberto Ensinger en la crónica del partido: "La paternidad de San Martín fue ratificada una vez más: en el propio estadio de Atlético, y por la mínima diferencia pero con la sensación de que pudo golear. San Martín se quedó con la vigésima versión del clásico. Atlético se quedó sin alma". Y antes del diario del lunes, Sciaqua se acuerda de lo que le había dicho Ricardo Solbes en la previa: "Me metía presión: 'Mirá que a estos les ganamos siempre'. Y seguimos con la racha: ese torneo les ganamos los dos clásicos. En la cancha de ellos con mi gol y en Ciudadela con los goles del Tigre Amaya y de Bermegui". Son palabras que se leen en las carpetas prolijamente guardadas que conserva Sciaqua colmada de momentos felices, con hojalillos para que se no se rompan las páginas y felpón para resaltar su nombre. 

Más allá del desvío casual en Córdoba, el cuarto clásico ganado al hilo por el tiro libre de Sciaqua no fue casualidad: "La fecha anterior habíamos jugado contra Chaco For Ever. Le ganamos 2 a 0 y también hice un gol de tiro libre, también fuerte y al palo del arquero. Fue entonces que vino Enzo Trossero, nuestro técnico, y me desafió a que repitiera en el clásico. Me decía que el gol a Chaco había sido de casualidad, entonces hicimos una apuesta y en el festejo corro a abrazarme con él. Un tipazo Enzo. Me había dirigido en Colón y nos había convencido de que estábamos para el ascenso. Te digo una cosa: yo ascendí con Unión, Colón, Chacarita, pero ese equipo de San Martín era superior, un equipazo. De hecho peleamos todo el campeonato con Talleres y Belgrano que ascienden y nosotros no llegamos porque el club tenía muchos problemas institucionales. Se desarmó todo y nos fuimos. Nunca cobré un peso".

Pese a aquel recuerdo, la pelota no se mancha. Y mucho menos esta pelota blanca con pintas negras marca Penalty que está a punto de colarse en el palo de Saccone y registra en el autor del gol lo que muestran las cámaras: la avalancha monumental detrás del alambrado. "Fue terrible. En el programa de Canal 10 que tengo se ve en una de las cámaras del costado cómo se viene abajo la hinchada en el gol. Hay hinchas que bajan los escalones y se estampan contra el alambrado. Que yo sepa no pasó a mayores, pero fue una locura la cantidad de hinchas que llevó San Martín ese día. Fue una fiesta de San Martín. Son cosas, más allá de la experiencia que hayas tenido, que no dejan de sorprenderte", admite Sciaqua, quien después se dio un gusto especial con el final del partido: "Jugué el Colón-Unión y ahí tenés a tu familia, a tus amigos de infancia, es un sueño. Ese día contra Atlético le había pedido a mi mujer que no fuera a la cancha por las dudas y faltaban los afectos. Hasta que en el túnel LV12 hizo una conexión con LT10 de Santa Fe y hablé en vivo con mis viejos. Fue una emoción que me guardo para toda la vida".

Leonardo Sciaqua es el primo de Mario Sciaqua, el técnico de Patronato, y está radicado en Córdoba desde 2002, donde sigue atento a todo lo que pasa en los clubes donde jugó, en el fútbol en general, y con la experiencia para explicar por qué los clásicos se viven como se viven. "El clásico tucumano me hace acordar mucho al santafesino. Son provincias donde el fútbol se vive con mucha intensidad porque no tiene otros deportes masivos o fuertes como en otras provincias puede ser el rugby o el basquet. Los 25 jugadores de Atlético y los 25 jugadores de San Martín son estrellas. Todo el mundo está pendiente de ellos. Y seguramente se preparan para lo que viene".

Y lo que se viene es lo que ocurrirá después del fin de semana, después del partido justamente contra Colón para San Martín y el de Belgrano para Atlético: "Los jugadores ya saben que llega el clásico. Y lo que te puedo decir es que a estos clásicos no se los disfruta, el jugador en la previa no los disfruta, el que te dice eso es una mentira. Como en el River-Boca del sábado, el que te diga que está disfrutando te miente. Se piensa mucho en todo: si ganás, pero también si perdés. Hoy, 20 años después de aquel clásico en la cancha de Atlético, puedo dar fe de eso". Lo que sí hará Sciaqua el sábado 1 de diciembre es juntarse en familia a verlo. Y deja su deseo: "Va a ser durísimo. Admiro mucho lo que está haciendo el Ruso Zielinski. Pero son clásicos. Y ojalá que gane San Martín. Si le queda un tiro libre cerca del área a algún defensor, que se anime. Que cualquiera lo meta, pero que gane San Martín".