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Un viaje con el Gusano García: condujo San Martín y ahora maneja un taxi

IDA Y VUELTA

Es uno de los últimos enganches clásicos de Ciudadela, adonde el domingo volverá con su hermano a la popular: "La hinchada de San Martín no se compara y las diferencias con Atlético son claras". Un recorrido por sus días de jugador y el gran sueño como DT.

El Gusano García, uno de los últimos enganches clásicos del Santo.





- ¿Vos sos el Gusano García?
- Sí, señor.

La parejita había parado el taxi, se subieron al Fiat Uno, licencia 3459, y cuando le dieron el destino al chofer llegó la pregunta a través del retrovisor. No recuerda Gustavo García cuál era la dirección que le dio la parejita, pero sí que el novio le contó a la novia durante todo el viaje quién era el conductor, el mismo que había conducido a San Martín con la 10 en la espalda, recordado como uno de los últimos enganches clásicos del Santo, con el mismo corte de pelo, las mechas al viento, bien de crack. "Cuando le respondí que era yo, estaba eufórico el muchacho, todo el tiempo le contaba a la chica, que el Gusano esto, que el Gusano lo otro, que no sabés cómo jugaba, yo estaba rojo tomate. Soy vergonzoso cuando me reconocen, pero es lindo, marca que tuviste un buen paso".

El viaje con el Gusano empieza en los torneos de barrio con Soeme, cuando a los 3 años ya era la mascota del equipo que dirigía su abuelo Federico, el Mocho: "Él fue quien me incentivó a jugar. Yo era más chico que el resto de los jugadores, pero ya me animaba. Hasta me prestaban para que juegue en Banco Nación. No tenía amiguitos, pero me las ingeniaba. Siempre jugué con la 10. Antes el 10 era un delantero más, más gambeteador, más maradoniano. Después fui la manija del equipo, siempre enlace".

Mientras la bajada de bandera ya marcó los 13 pesos y el reloj corre, García se detiene ante un semáforo rojo y blanco imaginario para viajar hasta Ciudadela, con 5 años, de la mano del padre. "Iba con mi papá a la cancha. Lo que más recuerdo de aquel equipo era al Coya Gutiérrez, a Torales, Maguna, el Capo… Me fascinaba ir a la cancha y me sigue fascinando hasta el día de hoy: voy con mi hermano a la Rondeau". El domingo contra Los Andes dará el presente.

Con el paso de los años, el hincha de San Martín saltó el alambrado y se puso a jugar: a las glorias que veía desde la popular ahora las tenía al frente, hablándole como a un hijo, y hasta dándole licencias para que su pasión por la pelota no salpique los estudios: "Iba a una escuela técnica mañana y tarde. Y a la tarde tenía que entrenar con las Inferiores. Hasta que Jacinto Eusebio me dejó entrenar una sola vez por semana y jugar. Me dio una gran mano".

Después de Roldán, Jorge López se cruzó en el camino del 10: "Había terminado el secundario y le dije a mi mamá: 'Dejame jugar un año a ver qué pasa. Si no va, largo y me dedico a la facultad'. En ese momento, los Ale se hicieron cargo de la parte del fútbol y recurrieron a mayoría de jugadores del club. Fue una época difícil, pero pusimos la cara por San Martín. Debuté con El Eterno".

El reencuentro con Jorge López y Jacinto Eusebio Roldán, en el partido de las glorias del Santo.
                                                     
Mientras vistió la camiseta de San Martín, el Gusano fue amo y señor de la 10: recordará una noche de jueves inolvidable de un 4 a 3 contra Juventud Antoniana, un par de clásicos y la ansiedad porque llegara el partido. "Antes el aliento se sentía desde que nos entrenábamos en la playa de estacionamiento. Cuando entrábamos a la cancha, me quedaba mirando a la hinchada hasta que el árbitro pitaba. Ahí te olvidás de todo y empezás a jugar. Me quedó un sabor agridulce de esa época: hicimos una buena campaña, pero una lesión y las deudas con los dirigentes nos jugaron en contra".

Después de un paso notable con Central Córdoba, el Gusano recuerda cómo era jugar en uno de los grandes equipos de Santiago, con una hinchada bien popular y seguidora. Pero a la hora de trazar un paralelismo con San Martín, el color vuelve a tirar y sale una chicana para los hinchas de Atlético: "La hinchada de San Martín no tiene comparación. Cada vez que San Martín está mal, los hinchas llenan más la cancha. No es como Atlético, que está en Primera y se le siguen notando muchos claros. Me sale el hincha, es inevitable, pero las diferencias están a la vista de todos. Queda gente afuera cuando juega San Martín. No hace falta jugar la Libertadores para llenar la cancha". 

García colgó los botines a los 35 años: está impecable, al lado del freno tiene el bolsito para ir al gimnasio cuando se baje del taxi y, si bien le hubiera gustado seguir un tiempo más como jugador, ahora es técnico: "Al fútbol lo dejé porque hay un momento en que uno se cansa. Podría haber seguido en la Liga, pero está el límite de edad y no puedo jugar. Debe ser la única Liga del país con esa limitación".   

El gusto por la dirección técnica también lo tomó en los viajes que hacía con Brown, San Martín, La Florida, Talleres de Perico, Newbery, San Jorge, Concepción... "Son horas y horas arriba de un colectivo, lindas para charlar con los compañeros, analizar qué hicimos bien, qué hicimos mal, hablar de fútbol. Como DT, cada vez que me tocó dirigir en los tres clubes (Deportivo Aguilares, Concepción y Ñuñorco) asumí la responsabilidad en el cargo, de algunos técnicos saqué una visión, pero dirigir no es un librito". 

Este viaje por la vida del Gusano García termina de vuelta en el taxi, en la puerta de la redacción de eltucumano.com, donde baja con su camisa blanca y zapatos al tono, y posa con la estampa de siempre sobre el capó: "Lo del taxi es pasajero. Es un complemento. Si no te cumplen los clubes, el taxi es una salida laboral inmediata y lo hacés en el horario que vos querés. Siempre está el temor y no salgo de noche. Tampoco levanto gente extraña. Llevo familias y el 80% son mujeres". 

Mientras define su continuidad en Monteros o elige un nuevo rumbo, Gustavo García para el reloj, cobra el viaje de 60 pesos, da vuelto de 100 y pisa el acelerador con una ilusión bajo el pie: "Vamos a arrancar 2018 con todo. Vamos a charlar con algunos clubes. Con Deportivo Aguilares, Concepción y Ñuñorco me fui formando. Pero mi ilusión es en un futuro dirigir a San Martín, eso quiero: dirigir al club del cual soy hincha y dejar una huella importante". ¿Con eso sueña el Gusano García? Sí, señor.