La Escuela está en buenas manos: felices 150 años a La Normal
Que todo tiempo pasado fue mejor, que el esplendor institucional ya no volverá, que los chicos de hoy no tienen el mismo sentido de pertenencia. Verdad o mentira. Nunca fue fácil, nunca lo será. Salud. VIDEO.

“La Normal no se va de vos cuando vos te vas de acá”, dice Morena Naraja, actual presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela y ese sentimiento se verifica en los grupos de WhatsApp, en las historias de Instagram, en las charlas de café, en las vigilias, en la nutrida agenda de actividades que empezaron con una peña y que no van a culminar hasta fin de año.
La Normal celebra hoy 150 aniversarios y la historia formal cuenta como entre Sarmiento y Avellaneda la impulsaron para que tome fuerza de Ley en el Congreso. Pero más allá de la historia formal, la Escuela tiene alma. “La Escuela late”, decía (y dice todavía) Victor Quipildor, histórico preceptor. Porque la historia no se escribe solo en libros, sino que se vive todos los días.
Cuando se habla con cualquier miembro de la comunidad normalista: hay dos o tres cosas en común, la primera es la nostalgia; la segunda es la idea de qué todo tiempo pasado fue mejor, de qué los chicos de hoy ya no tienen el mismo sentido de pertenencia, de que hubo tiempos mejores y de esplendor institucional que ya nunca volverán.
Sin ánimos de desmentir puntos de vistas ajenos, el solo hecho de que estos lugares comunes se repitan cuando se habla con un egresado de 1960, con alguno de 1980 o incluso con los de los primero años de este milenio, no hace pensar que al fin y al cabo no hubo tiempos mejores que el cada uno pudo vivir.
Escuchar y ver, a los actuales alumnos actuales desafiar los mitos que se les endilgan y unirse a los docentes, a los egresados para elaborar los festejos, muestra a las claras que el sentido de pertenencia por la Escuela, lejos está de perderse. Por el contrario, da la impresiónn que se profundiza.
El mito del esplendor institucional ya pasado es facilmente derribable si uno lee que ya en 1920, la extraordinaria rectora María Isabel Burgos luchaba y clamaba por mejoras edilicias; que le propio Paul Groussac, tercer rector, reclamaba mejore muebles y útiles y hablaba de la necesidad de mejorar el orden y la conducta.
Se pueden repasar facilmente las historias de las tomas de los estudiantes allá por los 50, ni hablar de los 60, la lucha por la Educación pública durante el retorno de la democracia, la provincialización perpretada por el menemismo, el intento de fragmentación del 2007, ni hablar de las cruentas dictaduras. En todos esos caso hubo estudiantes, docentes, egresados, padres, la comunidad toda, luchando por defender lo que se consideraba justo y por ellos hoy se festejan 150 años.
En fin, nunca hubo tiempo de cola para Escuela Normal ni para la educación pública en general, siempre hubo banderas en alto y grandes personas defendiendolas, a veces más, veces menos, pero al fin y al cabo, ni todo tiempo pasado fue mejor, ni el que vendrá será sencillo. Se trata de construir, defender y sostener, quizás más hoy, pero en definitiva, como siempre. La Escuela Normal está en buenas manos, en las nuestras.