Con el voto negativo de Manzur, el Senado rechazó los cambios en el impuesto a las Ganancias
Los senadores votaron en contra del punto que, según afirmaba el gobernador Osvaldo Jaldo, era necesario para que Tucumán vuelva a recibir fondos perdidos el año pasado. Las tucumanas Sandra Mendoza y Beatriz Ávila votaron a favor de los cambios, mientras que el exmandatario los rechazó.
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El Senado rechazó el título 5 del paquete fiscal referido al impuesto a las Ganancias. En una reñida discusión en particular de la norma, los legisladores votaron en contra de la iniciativa propuesta por el oficialismo, que restituía la cuarta categoría y afectaba a un millón de trabajadores.
El título 5, sobre los cambios en impuesto a las Ganancias, el resultado de la votación fue de 41 votos en contra y 31 a favor.
La aplicación del impuesto estaba prevista desde los $1.800.000 brutos para un soltero sin hijos. Cuando el exministro de Economía José Luis Machinea propuso la famosa “tablita” que establecía una rebaja de las deducciones en la medida en que la persona cobraba salarios más altos, la última categoría comenzaba desde los $120.000 anuales, que eran equivalentes entonces a u$s120.000.
El pasado martes, el mandatario expresó que en base a cálculos de algunas consultoras privadas y sectores del Gobierno nacional, “se calcula que Tucumán iba a recibir entre los 150 mil y 200 mil millones de pesos al año en los tres conceptos (Ganancias, Moratoria y Blanqueo de Capitales). Es una ayuda muy importante para los tucumanos, ya que hoy, sin eso, tenemos las cuentas equilibradas”.
Esta necesidad expresada por Jaldo fue acompañada por las senadoras tucumanas Sandra Mendoza y Beatriz Ávila. La primera, perteneciente a la bancada de Unión por la Patria rechazó la Ley Bases en General, pero intentó acompañar los puntos que el gobernador veía como claves.
El que no tuvo la misma mirada fue Juan Manzur, exgobernador de la provincia, que decidió votar en contra de punto cinco.
La propuesta del paquete fiscal impulsado por el gobierno de Javier Milei indicaba que las escalas de las alícuotas serían más progresivas y se moverían entre el 5 y el 35%. El máximo podría aplicarse a partir de un ingreso anual de $36.450.000.
En ese caso, un asalariado con una remuneración bruta de $3.200.000 que no tenga deducciones ni por cónyuge ni por hijos, ni tampoco por gastos como alquiler o servicio doméstico, pagaría un impuesto mensual de $247.564,83.