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El legado de Peirano: De Perón a Frondizi, la patriótica lucha de universitarios tucumanos por los derechos mineros de la UNT

UNT MINERA

La generosa donación del oro y las riquezas del yacimiento minero "Aguas de Dionisio" por parte de su descubridor fue reivindicada por rectores y universitarios tucumanos cuya lucha atravesó el gobierno de Juan Domingo Perón, la dictadura de 1955 y logró la sanción de la Ley YMAD 14.771 en 1958 durante el gobierno radical de Arturo Frondizi. La Ley consagró la construcción de la Ciudad Universitaria en San Javier "de acuerdo a los planos ya aprobados" que tres ex rectores de la UCR falsificaron para quedarse con regalías mineras "de libre disponibilidad".

Abel Peirano junto a una zorra en pique n°1. (Foto: Insugeo)





“Ahora sólo queda extraer y beneficiar ese tesoro que (…) debe ser explotado íntegramente para beneficio total del pueblo argentino, y no de grupos favorecidos por su fortuna o colocación, de este país o del que fuere, ya que ahora más que nunca esta Nación necesita de sus recursos naturales, para encaminarse por la senda de la prosperidad necesaria para su elevación en todos los órdenes de la vida material (…) Quien ose entregarlos a grupos reducidos tendrá que dar cuenta, al pueblo entero de nuestro país, de sus acciones contrarias al bienestar del mismo”

                                    Abel Peirano, Una historia minera (Universidad Nacional de Tucumán, 1958).

En enero de 1936, Abel Peirano recorrió por primera vez la zona de Agua de Dionisio, conocida también como La Aguadita o La Aguada, en el Distrito de Hualfín, Catamarca. Nacido en Buenos Aires, radicado en Tucumán desde los ocho años, fue discípulo de Miguel Lillo en el Colegio Nacional, y fue abrazado por la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), que lo designó Director del Instituto de Mineralogía y Geología, publicó sus Cuadernos de Mineralogía y Geología, respaldó sus investigaciones y exploraciones, que retribuyó cuando generosamente le donó a la UNT los derechos mineros del mayor yacimiento de oro, plata y manganeso, el yacimiento de Farallón Negro, bajo la condición de que sea para el pueblo de Tucumán.

Con Abel Peirano nace la lucha nacionalista en defensa de los recursos de la minería nacional y los derechos mineros de la UNT sobre el yacimiento, ante la amenaza de la minería transnacional británica: presidentes como Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi, rectores como Horacio Descole y Eugenio Flavio Virla y universitarios como Celedonio Gutiérrez son algunos de los hombres que lucharon contra los el poder foráneo para defender ese gran legado de Peirano y los derechos de la UNT.

En el primer número de los “Cuadernos” -que luego publicaría la UNT- Peirano incluye un corto artículo que llama “La antigua zona Minera del Agua de Dionisio.- Depto Belén, provincia de Catamarca.- Distrito minero de Hualfín.” donde desarrolla “una reseña corográfica y una breve descripción geológica de la interesante región arriba mencionada”

"Es indudable que una investigación geológica-mineralógica en esta región sería de provecho para determinar con seguridad las condiciones mineras de la zona en consideración y su posible industrialización; también es cierto que habría que hacer exploraciones algo profundas si se quiere conocer el volumen real de los yacimientos minerales aflorantes”, sentenció, e involucró desde ese momento en la exploración al laboratorio de química analítica de la Facultad de Farmacia de la Universidad.

En 1940, Peirano desarrolló sus exploraciones en el yacimiento y para disuadir usurpaciones, instruyó a gente de su confianza para que soliciten órdenes de cateo a nombre de personas de su confianza ante la Dirección de Minas de Catamarca, que luego fue renovando para luego cederlos a favor de la UNT.

Peirano registró su propiedad a nombre de la Universidad Nacional de Tucumán con la clara intención, que hizo explícita, de entregarle a la educación pública recursos para su sostén y fortalecimiento. Luego, se dedicó a bregar por la creación de una legislación que garantizara las condiciones de su explotación.

El descubridor del yacimiento de oro y plata no fue solo generoso con la UNT: "Habiendo cobrado una importante suma de dinero que le adeudaban, decidió comprar la colección de publicaciones y libros que fuera del insigne geólogo alemán Pablo Groeber, para luego donarla a la Universidad para enriquecimiento de su biblioteca. Gestos de desprendimiento como éste son numerosos: un día cobró una retroactividad de su sueldo y lo repartió entre los obreros del campamento de Agua Tapada".

Abel Peirano fallecería sin honores el 10 de julio de 1969, jamás pensó que su esfuerzo patriótico caeríaen manos de una gavilla inmoral de rectores y funcionarios de la UNT/UCR que falsificarían la construcción de la Gran Ciudad Universitaria de San Javier para quedarse con regalías mineras "de libre disponibilidad".

"Cuando ofrecí ese yacimiento a la Universidad Nacional de Tucumán, pensé que una Institución de esa clase, bien dotada de personal docente y de elementos de trabajo y estudio, será lo más útil para el progreso MORAL, INTELECTUAL y MATERIAL de nuestro pueblo. Nuestras Universidades están pobres de elementos de enseñanza, no pueden pagar sueldos suficientes a buenos profesores y ni siquiera tener locales adecuados. Esta es la ocasión para que las Universidades Argentinas sean realmente eficaces y el erario nacional se vea provisto de divisas para adquirir todo lo que hace falta al país para desenvolverse decente y eficazmente".

Abel Peirano, mayo de 1957.


Abel Peirano en Farallón Negro. (Foto tomada de Insugeo)

 

Juan Domingo Perón

Fue consagrado Presidente el 24 de febrero de 1946, y el 6 de mayo el Poder Ejecutivo designó a Horacio Descole como interventor de la UNT. Su primer Plan Quinquenal ya abordaba la actividad minera en función del desarrollo nacional.

“..No considero riqueza lo que está debajo de la tierra sino lo que se ha extraído…”, afirmó en un contundente mensaje del impulso a la minería que promovía.

El 9 de Julio del '47, Perón visita Tucumán, declara la "Independencia Económica" y es distinguido como Doctor Honoris Causa por la Casa de Altos Estudios tucumana.

El respaldo nacional a la gestión de Descole fue total: "Estoy persuadido que usted hará allí una Universidad modelo, por eso disfruto de sus triunfos como amigo y como compatriota. Con el estímulo, que siempre llega al espíritu al que trabaja, por su intermedio de la palabra sincera de los demás, reciba un abrazo de su amigo. Juan Perón", reza la carta que le escribió en octubre de ese año.

En febrero de 1948, la Universidad aceptó, ad referendum del Poder Ejecutivo de la Nación, la propuesta de compra-venta de 18.000 hectáreas en el cerro San Javier, a la S. A. Azucarera Justiniano Frías, una enorme superficie que abarcaba el 74% del cerro para la construcción de la Ciudad Universitaria que, mientras tanto, proyectaba Descole.

“…Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias”, rezaba la Constitución del 49', asentado los derechos mineros de la UNT, ya en plena disputa por los mismos con Catamarca.

El 31 de enero de 1951 el Gobierno Nacional dictó el decreto 1934/51 mediante el cual, amparado por lo previsto en la Constitución Nacional en su artículo 40, declaraba reserva estatal al sector mineralizado de Agua de Dionisio tal como en reiteradas veces lo había planteado Abel Peirano.

Con esta medida legal dictada por el gobierno del General Perón, se daba por finalizada la discusión y dilaciones que planteaba la Provincia de Catamarca respecto a la titularidad del distrito minero sobre el cual desarrollaba intensos trabajos la UNT.

La Dirección Nacional de Minería se hizo cargo de la continuidad de los trabajos y se llegó a un acuerdo mediante el cual la Universidad cedía en préstamo instalaciones y equipos al organismo nacional. En su artículo 2, el convenio establecía que “…queda sobreentendido que el uso de todos estos bienes que la Universidad presta a la Dirección Nacional de Minería, es con el objeto de que la misma en el plazo estipulado directamente o por intermedio de terceros, complete la exploración minera, ya iniciada en dicho yacimiento, para entregarla para su explotación, a la Universidad Nacional de Tucumán, de acuerdo con los derechos que a esta le asista”. 

Horacio Descole

Llegó a la UNT en el '46 y se alineó con el gobierno de Perón y sus objetivos políticos. Proyectó a la Universidad a nivel regional, creando unidades de investigación en Jujuy, Salta, Catamarca, Santiago del Estero, Chaco, Formosa y Misiones. También re-estructuró la organización académica creando carreras nuevas, facultades e institutos a los que les proveyó no solo equipos e instrumentales sino también un importante número de científicos europeos que llegaban a nuestras tierras huyendo de una nueva y posible Tercera Guerra Mundial.

La relación Peirano-Descole era muy buena: ambos eran egresado de las mismas aulas de la Universidad de Buenos Aires. Peirano era casi una década mayor, pero ambos tenían en común el amor a la naturaleza que Miguel Lillo, como legado de Miguel Lillo.

Cohabitaban el mismo espacio físico en el Instituto Miguel Lillo, y Descole, con 36 años de edad, soñaba construir una gran Universidad: “…no una Universidad más entre otras, sino destacarse como La Universidad Argentina de grandes exigencias, de amplio horizonte y de verdadera realización al servicio de la zona más promisoria de la Argentina…”.

Peirano aspiraba poner en marcha el yacimiento que había ocupado mucho de su tiempo y sueños, y para ello encontraría en Descole apoyo para su proyecto.

Descole lanzó las Escuelas de Medicina, Agronomía y Ciencias Económicas; el Instituto Superior de Artes; el departamento de Educación Física y el Instituto de Periodismo, del que dependían el matutino Trópico y la Escuela de Periodismo.

En su Rectorado, impulsó una Revolución educativa que tenía como premisa "la identificación de la Universidad con los intereses del pueblo que mantenía con su trabajo la existencia de la institución", acompañado por un programa de becas para estudiantes y mejores condiciones salariales para los profesores universitarios, acorde a su labor cultural y científica.

Para Descole, la UNT moderaba las desigualdades regionales y tenía la misión de constituir un faro de cultura capaz de iluminar con su función "civilizatoria y progresista" al Norte argentino: ejemplo de ello fue la creación del Instituto de Geología y Minería en Jujuy, con el objetivo de solucionar los problemas que limitaban la industria metalúrgica.

El Rector impulsaba un cambio copernicano en la UNT, buscando propiciar el desarrollo de la investigación, actividad que consideraba estratégica para fundar una nueva enseñanza que permitiría transformar los claustros académicos en usinas de soluciones y nuevos conocimientos. Su propuesta se presentó como la Organización Departamental por Institutos.

La gran Ciudad Universitaria de San Javier constituyó la máxima expresión de un proyecto educativo, científico y cultural para Tucumàn y el NOA.  

En 1949, Descole dio por terminadas las negociaciones con Catamarca y junto a Peirano ratificaron los derechos de cateos en el yacimiento: Eduardo Santiago Fanjul, Demetrio Edmundo Romero Sueldo, Héctor Oscar Garolera y Eduardo Aguilera - todos tucumanos de bien y de confianza de Peirano -, solicitaron en la Dirección de Minas de Catamarca la adjudicación a su nombre de dieciocho pedimentos de exploración y cateo en el área de Agua de Dionisio que luego donaron a la UNT.

Todos los peticionantes mediante nota similar se dirigen al Director del Instituto de Geología y Minería, Abel Peirano, ofreciendo la cesión y transferencia “…de todos los derechos, facultades y acciones que me corresponden y pudieran corresponderme como resultado de mis solicitudes de exploración y cateo en el Distrito de Hualfin, Departamento de Belén de la provincia de Catamarca, a cambio, única y exclusivamente, del reembolso de todos los gastos efectuados por mi hasta este momento por concepto de sellado, impuestos y tasas, para la obtención de las concesiones correspondiente”.

Así, Peirano gira las actuaciones al Rector opinando que "es conveniente la aceptación de esas cesiones, por tratarse de una zona cubierta de filones, que representa un vasto y variado campo de experimentación y ensayo de carácter científico y minero, de aplicación para la investigación y enseñanza, además de la importancia económico-industrial que puede llegar a tener ese dilatado yacimiento, de resultas de su adecuado estudio y exploración”.

Descole recurrió al Ministro de Asuntos Técnicos Dr. Raúl Mendé, uno de los colaboradores más estrechos de Perón, para plantearle que “las exploraciones de Agua Tapada (Catamarca) han confirmado la tesis del Director del Instituto de Geología y Minería de esta Universidad y se puede ya afirmar sus extraordinarias proyecciones”, que establecían que “la riqueza en oro es de 180 gramos por tonelada a los 135 metros de profundidad”.

“Como podrá ver estamos frente a un descubrimiento que significa muchos miles de millones de pesos. En mi entrevista anterior le hice referencia a la oposición de alguna repartición que tiene vinculaciones con estos asuntos, quienes destacan para hacer informes a gente sin ninguna clase de experiencia. Por esta razón me permito sugerirle encargue un informe, a gente capaz por ejemplo: al ingeniero de minas Federico Mc Ardle (Jefe de explotación de Zapla); al Dr. Erdwin Kittl (Profesor de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Cuyo); o al Ingeniero Vittorio Angelelli (Inspector de Yacimientos de Fabricaciones Militares). Cualquiera de estas tres personas pueden informar sobre la importancia del yacimiento. Le puedo anticipar Ministro, que los estudios sobre el procedimiento nuevo y económico de explotación entran en su faz decisiva, pero también con éxito, lo que evitará el torniquete del exterior cuando este asunto trascienda las fronteras”, planteó el rector universitario favorito de Perón.

La propiedad de los derechos de la UNT sobre el yacimiento de oro recién se confirmaron en 1958, con la firma del Acta de Farallón Negro y la posterior creación de Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD), un organismo interestatal con representación del Gobierno Nacional -que designa a su presidente- y de la UNT y Catamarca, con dos vocales cada uno.

La Ley 14.771 rescató el proyecto de la Ciudad Universitaria de Descole y ordenó construir la misma en el cerro san Javier con el 40% de las regalías de la minería nacional "conforme a los planos ya aprobados".

Carta de Perón a Descole:

 

La lucha de otro gran rector de la UNT: Eugenio Flavio Virla 

Virla asumió como Rector en septiembre de 1957 y adoptó como propias las gestiones que venía realizando la UNT ante Catamarca en defensa de sus derechos mineros de la UNT. Ejerció una férrea reivindicación de los derechos mineros de la Universidad y el legado de Peirano, y confrontó sin miramientos con el interventor de Catamarca, Adrián Péres, quién habría negociado los derechos de exploración ya desde entonces con firmas británicas como Nacional Lead Co. para hacerse cargo del distrito minero Aguas de Dionisio.

El 8 de Marzo de 1958 renunció el interventor catamarqueño Adrián Perés, acusando de "usurpadora" a la UNT, y la capital catamarqueña apoyó con una huelga general y cantando "Dr. Perés, el pueblo con usted" y "Farallón Negro no nos quitarán".

Días después, el 24 de marzo de 1958 una multitud exigió la renuncia Daniel Parodi -el nuevo interventor federal- acusado de "manifiesta parcialidad". La "Comisión de Defensa de la Autonomía y Patrimonio de Catamarca", integrada por empresarios y sindicalistas de la CGT y una Junta Estudiantil "pro Farallón Negro", recusó ante el nuevo interventor los derechos de la universidad tucumana.

El 10 de mayo de ese año, meses antes de la asunción de Virla en la UNT,  visitaron el yacimiento el Gerente de Producción, el Jefe de Geólogos y el Jefe de Exploración de la empresa National Lead Co., quienes habían sido atendidos por el Dr. Pedro Quiroga de la Dirección Nacional de Minería.

En ese marco, el Rector Virla defendió los derechos de la UNT ante la avanzada británica sobre el yacimiento, con complicidad catamarqueña.

“..Si el doctor Peirano en vez de donar la mina a la Universidad, hubiera resuelto explotarla por sí mismo o venderla a un particular cualquiera, a una compañía extranjera por ejemplo, no hubiera habido ninguna dificultad. La ley al respecto es precisa y terminante. Pero el doctor Peirano, en un gesto que lo honra, sin precedentes en el país, resuelve donar a la Universidad su valioso descubrimiento, y surge desde entonces paradójicamente un sinnúmero de inconvenientes. Cabe observar que esos inconvenientes no los opone ningún particular que pretenda tener mejores derechos que la Universidad. Es el representante de un Estado Argentino, el ex interventor doctor Perés, quien los opone”, sentenció Virla.

Virla logró que lo recibiera el Presidente Provisional Aramburu, con quien departió extensamente sobre los mecanismos a implementar, y luego visitó al Presidente electo Frondizi quien le aseguró a Virla que estaba al tanto de la cuestión y que su pensamiento concordaba con el de la Universidad. El Rector informó al Consejo Superior Universitario en su reunión ordinaria del 19 de marzo de 1958 agregando que, a su juicio, se debía dar instrucción al Dr. Celedonio Gutiérrez para que solicite la inscripción de la mina.

Virla, al analizar los antecedentes que llevaron a la creación de YMAD, señala que el conflicto fue motorizado por Perés quien “…en forma demagógica ha promovido un movimiento en contra de la Universidad, haciéndola aparecer como si pretendiera adueñarse ilegítimamente de las riquezas mineras de la Provincia de Catamarca. Se trata de algo realmente inconcebible. Por último, y en su afán de oponerse al derecho de la Universidad, se ha dicho que el yacimiento de Agua de Dionisio debería ser entregado a la Provincia de Catamarca o a una empresa privada que asegure con una eficaz administración una explotación racional y eficiente”

Virla solicitó al Consejo que estudie tres propuestas: 1) creación de un Directorio compuesto por, dos miembros de Catamarca, tres de la Universidad, y tres fiscalizadores de Catamarca en la mina, en la planta y en la administración, respectivamente; 2) Tres por Catamarca, dos por la Universidad y rotativos cada cinco años; 3) Dos por Catamarca, dos por la Universidad y uno nombrado por el Poder Ejecutivo de la Nación.

Tomando en cuenta las propuestas el Consejo avaló a Virla dejando en sus manos la definición de esta cuestión “..de acuerdo a los intereses de la Universidad, llevando al mismo tiempo toda la confianza y el respaldo del H. cuerpo para la solución que ha de darse al conflicto planteado”. Dejando de lado anteriores prevenciones de quienes representaban a la Universidad y a la Provincia de Catamarca se comenzó a negociar el acuerdo final donde cada uno sentó su posición y a partir de ella convergieron en un documento único al que llamaron “Acta de Farallón Negro", que se firmaría el 10 de junio de 1958.

Arturo Frondizi

El radical desarrollista Arturo Frondizi fue electo presidente en 1958, cuando se impuso ante la lista que encabezó el también radical Ricardo Balbín, quien había sido su propio compañero de fórmula en las elecciones de 1951. Con el peronismo proscrito tras la autodenominada Revolución Libertadora, contó con el apoyo de Juan Domingo Perón  y gobernó del 1 de mayo de '58 hasta el golpe del 29 de marzo del '62.

En 1954, Frondizi editó el libro Petróleo y política, y se presentaba como un entendido en cuestiones de minería. Su compañero de fórmula, el radical Alejandro Gómez, fue quien puso la firma en el Acta de Farallón Negro,luego de que el gobierno radical se posionó a favor de la postura de la UNT, en desmedro del radical intransigente Juan Manuel Salas, por entonces gobernador de Catamarca.

El Presidente no quería comenzar la gestión con un conflicto abierto entre dos provincias, e intercedió ante Salas y a favor del gobernador de Tucumán, Celestino Gelsi, y del Rector de la UNT, Eugenio Flavio Virla.

El 10de junio de 1958 se firmó el Acta de Farallón Negro; rubricada por el Rector de la Universidad Nacional de Tucumán, Eugenio F. Virla y el Gobernador de Catamarca, Juan M. Salas; fue refrendada por el Vicepresidente de la Nación Alejandro Gómez, y legisladores nacionales de ambas provincias. El 16 de octubre fue aprobada en el Congreso la Ley 14.771 de creación de YMAD, mientras que el 9 de enero se publicó en el Boletín Oficial, poniendo fin a la disputa histórica entre Catamarca y la UNT.

 

Acta de Farallón Negro

1º- Que todo lo concerniente a la explotación de la mina y yacimientos de Agua de Dionisio (Farallón Negro) reviste gran interés y es de fundamental importancia tanto provincial como nacional en todos los aspectos económicos, políticos, culturales y sociales implicados en este convenio.-

2º- Que para cumplir con esos importantes objetivos, existe pleno acuerdo en que la dirección y administración de esa explotación se haga creando un instituto autárquico, con todas las facultades necesarias para operar ágil y funcionalmente con carácter de empresa.

3º- Que el manejo y dirección del ente a crearse se encuentre a cargo de un Directorio o Consejo formado por cinco (5) miembros designados en la siguiente forma: La provincia de Catamarca nombrará dos representantes, la Universidad Nacional de Tucumán, dos representantes y la Nación un representante que ejercerá la presidencia del organismo. Se conviene así mismo que deberán establecerse en el estatuto correspondiente las condiciones y requisitos de idoneidad técnica y administrativa para poder ocupar esos cargos.

4º- Que los beneficios y utilidades netas y líquidas que arrojen los balances se distribuyan a razón del sesenta por ciento (60%) para la provincia de Catamarca y cuarenta por ciento (40%) para la Universidad Nacional de Tucumán. La provincia de Catamarca en acto de solidaridad con la institución cultural del Noroeste cederá a la Universidad Nacional de Tucumán un diez por ciento (10%) del total general como contribución para la construcción de la Ciudad Universitaria de Tucumán, es decir, que su porcentaje del 60% será del 50% hasta tanto se terminen dichas obras. Transcurrido un plazo de diez años a partir de la fecha (o antes si se concluyen estas obras en menor tiempo), cederá esa contribución a la provincia de Catamarca recuperará el derecho a percibir la totalidad de su parte, o sea, el 60% de las utilidades.

5º- La sede del Organismo será instalada en la provincia de Catamarca y en el lugar de su territorio que el consejo o Directorio de la empresa considere más adecuado para el mejor cumplimiento de sus fines; sin perjuicio de las delegaciones o filiales que podrán establecerse en la provincia de Tucumán u otros lugares del país.

6º- Se adoptarán y promoverán las medidas legales y administrativas tendientes a dar forma jurídica e institucional a la creación y funcionamiento del organismo, imprimiendo a dichos trámites la mayor celeridad posible.

7º- El Decreto-Ley 270 de fecha 10 de enero de 1958 deberá ser modificado para adaptarlo al presente convenio, conservando de su texto aquellas disposiciones que no se opongan a la letra y espíritu de ese acuerdo y que sea conveniente mantener. Se establecerá además que el derecho que le acuerda a la Universidad Nacional de Tucumán el artículo 18º, inciso c), del citado Decreto-Ley, será modificado fijándose el porcentaje en un cincuenta por ciento (50%) a su favor y el cincuenta por ciento (50%) restante para la promoción del fondo nacional a distribuirse entre las demás Universidades del país.

8º- Para todas las cuestiones a las que se hace referencia en los puntos anteriores, la provincia de Catamarca y la Universidad Nacional de Tucumán nombrarán igual número de representantes – apoderados, quienes estarán a cargo de la redacción de los instrumentos correspondientes y de las gestiones ante las autoridades y Poderes de Gobierno. Cualquier discrepancia de forma en el modo de realizar estas gestiones será sometido y resuelto definitivamente por el señor Delegado del Excmo. Señor Presidente de le República para la Industria y minería.

9º- De conformidad con las condiciones y bases expuestas, La Nación dará su más amplio apoyo técnico y financiero para el mayor desarrollo y aprovechamiento de la riqueza del Yacimiento Farallón Negro.

10º- Todos los firmantes señalan la gran trascendencia de la decisión tomada, por cuanto este acuerdo por su elevada comprensión y el espíritu que lo anima tiene el valor y el significado de expresar la más auténtica forma de integración federal, el orden de los principios y objetivos económicos, políticos y sociales de la Nación.

11º- Cabe rendir justo y agradecido homenaje al altruismo y desprendimiento del doctor don Abel Peirano, quien en gesto ejemplar y patriótico, que se ofrece al sentimiento de todos los argentinos, cediera sus derechos sobre el yacimiento a la Universidad Nacional de Tucumán; por ello se propone designar el lugar donde se encuentra la mina con el nombre de tan digno ciudadano.

12º- El presente acuerdo queda sujeto al referéndum de la legislatura de la provincia de Catamarca y del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Tucumán.