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"Nos falta espiritualidad": la devoción a San Expedito en el corazón de los tucumanos

FE Y DEVOCIÓN

Cada 19 de abril, la parroquia Inmaculada Corazón de María se llena de esperanza y oraciones, reflejando la espiritualidad profunda y la tradición que perdura aún en tiempos de tribulación.





En Tucumán, la fe se manifiesta en las calles que conducen a la parroquia Inmaculada Corazón de María. Aquí, cada 19 de abril, se congregan miles de ciudadanos para honrar la memoria de San Expedito, el santo que, según la tradición católica, intercede en situaciones de urgencia y necesidad.

San Expedito, conocido por su rápida intercesión, es venerado por aquellos que enfrentan injusticias, desafíos laborales y viajes. En momentos de desesperación, los fieles buscan su guía y protección, esperando una respuesta pronta a sus plegarias.

El móvil de eltucumano recorrió la calle Santiago del Estero al 800, donde se ubica la parroquia, para captar las voces de los devotos. Entre reflexiones y oraciones aguardando en la fila, los tucumanos comparten sus motivos para acudir a San Expedito: desde pedir por los nietos hasta buscar consuelo en tiempos de tribulación.

La devoción a San Expedito trasciende lo espiritual y se refleja en las expresiones de los creyentes. Algunos sostienen fotos, rosarios o pulseras rojas, símbolos de su fe inquebrantable. Otros, con velas encendidas, esperan pacientemente su turno bajo el sol para tocar la caja de cristal que resguarda la imagen del santo.

San Expedito, el Santo de la justicia y la benevolencia, fue un comandante de las legiones romanas que abrazó el cristianismo y pagó con su vida su conversión. Su martirio, ocurrido el 19 de abril del año 303 en Melitene, hoy Turquía, sigue inspirando a miles de fieles que ven en él un modelo de espiritualidad y entrega.

“Nos falta espiritualidad en estos tiempos; estamos un poco fríos”, confiesa una mujer en la fila, reflejando un sentir común entre los devotos. La figura de San Expedito no solo ofrece consuelo, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre la necesidad de calidez y conexión espiritual en la sociedad moderna.