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Caso Benjamín: cronología de una muerte que enluta a Tucumán

CONMOCIÓN

¿Una muerte que se podría haber evitado? El camino al desenlace más triste.





Este miércoles 27 de marzo fue hallado el cuerpo de un niño en la localidad de Ensenada, a pocos kilómetros de la residencia en donde Benjamín vivía junto a sus padres y dos hermanos. Si bien resta determinar la identidad a partir de muestras de ADN, los investigadores encontraron coincidencias con las características del menor desaparecido desde aproximadamente un año.

¿Cómo fue el camino al desenlace fatal? ¿Se podría haber evitado la muerte del niño? Son algunas preguntas que surgen a partir de los hechos que ya son de público conocimiento. Una línea de tiempo de la que se desprenden un entramado oscuro de mentiras y una serie de errores administrativos que condujeron al final más triste.

Cronología de la muerte de Benjamín

Julio de 2020 – Benjamín nace en medio de una crisis familiar. Su padre Jorge Lucero permanece en la cárcel por violencia de género. Su madre Romina Gutiérrez cuida de otros dos hijos: J. U. (varón de 8 años) y M. M. (mujer de 4 años). Dos años antes, en 2018, un tercer hijo fallece a causa de broncoespasmo, aunque llamó la atención de los médicos la presencia de marcas en el cuerpo del pequeño fallecido, coincidente con golpes.

2021 – Benjamín se desvanece. Tenía un año y medio. Su madre Romina solía llevarlos a visitar a su abuela paterna. Sin embargo, a mediados de año el pequeño sorpresivamente dejó de ir. Las razones que daba la madre iban desde estadías en casa de su madrina u otros familiares, hasta enfermedad.

La sospecha de la abuela, denunciante en la causa, se originó a partir de una foto. Al pedir a la madre imágenes de su nieto, siempre recibía la misma. En la postal, el pequeño parecía no superar los dos añitos.

Enero de 2024 – Una grave situación de violencia de género lleva nuevamente al padre de Benjamín tras las rejas. El 7 de enero, tras una brutal golpiza de Lucero, Romina logra escapar y refugiarse en casa de una vecina. Posteriormente radica la denuncia policial.

Lo que llamó luego la atención de los investigadores fue que, durante todo el proceso, Romina nunca declaró la existencia de su hijo Benjamín. Así quedó constatado en el acta de denuncia difundida por la periodista Mariana Romero.


Tiempo después, Romina y sus otros dos hijos volvieron a visitar a la abuela paterna. Los dejó a su cuidado y uno de ellos le reveló a una tía que se encontraba en la casa que Benjamín estaba muerto. Aterrada, la mujer llama a la progenitora para pedir explicaciones. Días más tarde, el nene que se animó a hablar apareció con signos de violencia en su cuerpo.

Febrero de 2024 – En base a lo vivido en los últimos días, la abuela paterna decide radicar la denuncia policial por desaparición de persona en la Comisaría 2da. Fue el pasado 20 de febrero.

Rápidamente la Policía se dirigió hasta el domicilio en Atahona, donde la madre del pequeño negó por completo su existencia, asegurando que se había ligado las trompas. Se justificó diciendo que Benjamín es un nombre bíblico por el cual solía llamar al hijo fallecido de broncoespasmo en 2018, cuyo verdadero nombre era Ian Rodrigo.


Dos días después de realizar la denuncia y de la primera constatación en terreno de la Policía de Tucumán, desde la Fiscalía libran oficios a distintos organismos públicos para comprobar la existencia de Benjamín. Por su puesto, sí existía.


Marzo de 2024 – Enterada de la situación, la Justicia de Famaillá ordena el rescate de los tres pequeños a cargo de Romina Gutiérrez. Fue el 2 de marzo. Al llegar al lugar, sólo encuentra a sus hermanos. Entonces, su madre admite la existencia del menor, pero asegura desconocer su paradero.

Los menores son escoltados fuera de la vivienda por personal judicial. Antes de abandonar la casa, uno de los menores esconde entre sus ropas un celular que, más tarde, hallaría la abuela. Al interior del dispositivo móvil estaba registrado el estilo de vida al que estaban sometidos los pequeños: un escenario de violencia permanente en el que interactuaban bebidas alcohólicas, drogas y armas.


Ya viviendo con su abuela, el hermano de Benjamín (J. U.), pronunció una frase que marcaría para siempre la investigación. “Qué lindo hubiera sido que Benja venga con nosotros, ¿no?”, dijo y su abuela le respondió que pronto lo encontrarían y traerían a vivir con ellos. La nena, entonces, lamentó que eso no sería posible porque Benja ya era “un angelito que está en el cielo”.

A continuación, sobrevino lo que es materia de investigación, el momento del asesinato de Benjamín, descrito por la niña a su abuela. Así lo narra Mariana Romero a través de sus redes sociales:

“Le contó a la abuela que a Benja le vivían pegando porque hacía mal las cosas y que, ese día (no sabe precisar cuándo), su papá se enojó porque Benja no podía mover un bloque de cemento. Entonces, le pegó una cachetada.

Benja cayó al suelo y su papá, enfurecido, le partió la cabeza con el bloque de cemento. Él (el hermanito), corrió a ayudarlo y lo sacudió ‘Benja, Benja’, le gritaba, relata él. Pero Benja ya no se movía. Lo mandaron para adentro

J. U. dice que a Benja lo envolvieron en una mantita. La niña menor recuerda haber visto a Benja envuelto, pero dice que le salían los piecitos descalzos. Por la noche, su papá salió con una bolsa negra y una mochila. Volvió sin Benja. Le dijeron que el bebé ya no iba a volver”.

Esta confesión fue grabada por la abuela de los nenes con su celular. Lo presentó como prueba de sus sospechas ante la Policía.

Una confesión dudosa

Sin más salida, y habiendo salido a la luz la grabación de los hechos fatales, Romina Gutiérrez no tiene más salida que confesar. Primero, admite la existencia de Benjamín. A continuación, cuenta cómo ocurrió la muerte de su hijo, allá por julio de 2023:

Estaban comiendo en la galería de la casa. Algo que hizo Benjamín provocó la furia de su padre, Jorge Lucero, quien le propinó un golpe que le hizo caer de espaldas sobre un bloque de cemento. La caída le abre un tajo pequeño por el cual brota sangre. Romina lo presiona y corta la hemorragia. Lucero vuelve a enfurecer y ahora la ataca a ella, quien asegura desvanecerse por la brutalidad de los golpes. Al despertar, alcanza a divisar un auto ingresando a la propiedad y a Lucero entregando a Benjamín todavía con vida a un hombre que desciende desde el interior del vehículo. Se pone de pie y corre para evitar la entrega sin éxito y ante la amenaza de Lucero de no volver a ver a su hijo si no lo obedece.

La mujer reveló que un hecho idéntico había ocurrido con su hija menor, quien fue devuelta a los tres días. A Benjamín volvió a verlo recién en agosto. Ante su insistencia, Lucero nunca quiso revelarle datos de su paradero o estado de salud.

Vale aclarar que, según las denuncias realizadas por Gutiérrez, ésta nunca menciona el hecho de que el padre regaló a su hijo, sólo se remitió a los episodios de violencia de género. Además, genera dudas la coincidencia de la pareja para asegurar que su hijo no existía. Lucero lo aseguró estando encarcelado.

Justicia lenta no es Justicia

A pesar del dudoso testimonio de la madre de Benjamín, jamás fue llamada a declarar ante la Justicia. El 2 de marzo, cuando fue interrogada por personal policial en su vivienda, la propia Policía elevó un pedido de Cámara Gesell y de secuestro de celulares a los fines de esclarecer el caso. Todo esto consta en el expediente 1769/2024 s/desaparición de menor, según reveló en su investigación Mariana Romero. La Justicia tardó 16 días en contestar la solicitud, haciendo lugar a las medidas recién el 20 de marzo.

Volviendo unos años atrás, en 2018, cuando otro hermano de Benjamín murió por broncoespasmo a los 11 meses de vida, llama la atención la actuación de la Justicia en el caso que también conmocionó a la provincia. En aquella ocasión, el foco de atención también fue puesto sobre los padres de Ian Rodrigo. Es que médicos detectaron la presencia de heridas: mordedoras, hematomas y fracturas de huesos. Pero la autopsia arrojó que la causa de muerte fue otra, entonces se determinó el archivo de la investigación judicial.


En este sentido, las abuelas de Benjamín adelantaron que pedirán la reapertura de la causa y el pedido de juicio político contra de los peritos y autoridades judiciales que entendieron en aquella causa que, de haber avanzado, hubiera terminado tal vez con la detención de los padres y evitado así la posterior muerte de Benja. Al menos así lo analizan las abuelas.

La inacción judicial queda más en evidencia al revelar Mariana Romero otras dos instancias en las que se podría haber resuelto la detención de Jorge Lucero. La primera de ellas en 2016, cuando fue denunciado por primera vez por violencia de género, y una segunda vez en 2019 por una denuncia realizada por un Centro de Atención Primaria de Salud (CAPS). Eso sin contar con los numerosos ingresos hospitalarios registrados a nombre de sus hijos por distintas lesiones, presumiblemente por el ejercicio de la violencia intrafamiliar.


Acciones –o inacciones- que pintan de pies a cabeza a un Poder Judicial provincial que no supo mirar o, en cambio, prefirió mirar para otro lado. De cualquier forma, una situación preocupante que merece, una vez más, un profundo análisis del sistema.