Derribando mitos sobre la nutrición: "No hay que obligar al organismo a comer si no tenemos hambre"
La licenciada en nutrición, Lourdes Sosa, visitó La Tucumana de Mañana para hablar sobre ciertas ideas que hasta hace poco eran muy comunes en la industria alimentaria. "El desayuno no es la comida más importante del día, todas son importantes", planteó. VIDEO.

Históricamente existen mitos sobre la nutrición. Sin embargo, el auge de la industria de las dietas comenzó a partir de los años 80 y algunas ideas, que fueron muy populares en otras épocas, no tienen fundamentos científicos en la actualidad. Lourdes Sosa, creadora de Nutrición a Medida, visitó La Tucumana de Mañana para hablar de la falta de vigencia de estos relatos.
“Hay muchas cosas que hay que empezar a desmitificar porque la nutrición se va modificando. El consumo libre de algo porque era light ha generado confusiones tremendas, dentro de ese grupo entra la gelatina, que no es algo que me guste, ni que genera saciedad y encima es un ultra procesado. Otro mito que se me viene a la cabeza es que la yema de huevo tiene colesterol y durante mucho tiempo se la sacaba de las comidas. Hoy ya se sabe que además del colesterol tiene un montón de vitaminas y minerales”, explicó la profesional.
Otra idea, que incluso es sostenida hoy en día por algunos profesionales de la nutrición, es la demonización de las calorías: “Durante mucho tiempo creíamos que las calorías eran el problema y en realidad el problema es cómo comemos y cómo nos vinculamos con la comida. Pensar que porque es bajo en calorías puedo comer lo que sea, es también un mito que hay que terminar”, opinó Sosa.
Según la profesional, lo importante es escuchar al cuerpo y encontrar un equilibrio entre las comidas, no dejando de alimentarse, ni tampoco forzarnos a comer si estamos llenos: “Hay que comer, hay que escuchar al cuerpo porque nos da señales y esas deudas de hambre se pagan con comida”.
El hecho de comer porque así lo indicaba un plan alimentario es otro mito que según la especialista caducó y lo importante es saber escuchar al cuerpo: “Lo de hacer cuatro comidas y dos colaciones para no tener hambre también se modificó porque sino estás comiendo durante muchas horas y generando picos de insulina. Las comidas son cuatro: desayuno, almuerzo. merienda y cena, pero también son tres. El desayuno no es la comida más importante del día, todas son importantes. Hay que escuchar el cuerpo. Preguntate si tenés hambre tantas veces al día”.
Para terminar con la idea de las comidas fijas y a un determinado horario, la nutricionista trabaja con un método llamado No dieta, que implica comer en horarios flexibles: “Lo que es importante rescatar de esto son los ritmos, es decir, no comer tanto de noche como si se hace en el día. No hay que obligar al organismo a comer si no tiene hambre. Si a las 13 no tenés hambre, no tiene que ser ese tu horario de almuerzo. Tampoco hay que pasar hambre porque se pone al organismo en señal de alerta”.
Otra idea fija en los planes alimentarios tradicionales era la eliminación del azúcar y su reemplazo por otros endulzantes como el edulcorante, algo que también se trata de desmitificar en la actualidad. “El azúcar no es el culpable del sobrepeso, si hay que regular la cantidad que tienen los alimentos y la forma en la que la incorporan”, detalló Sosa. Además de dejar de demonizar al azúcar, la profesional se refirió a la importancia de reducir el consumo de edulcorantes: “Antes se creía que los edulcorantes eran libres y se podían consumir siempre y ahora se sabe que no es así. Yo no tengo respuesta entre azúcar y edulcorante, lo que puedo decir es que hay que empezar a bajar, sobre todos los edulcorantes porque estamos intoxicados con los sabores. Los edulcorantes tienen 700 más poder endulzante que el azúcar y eso ha generado en nuestras generaciones que los sabores se perciban de otra forma”.
Todos estos mitos como contar calorías, hacer una determinada cantidad de comidas o consumir edulcorantes “no son los culpables de la obesidad”, alertó Sosa.”Los culpables son el sedentarismo, la falta de movimiento, el mal manejo de las emociones y, por supuesto, la mala alimentación que lo acompaña. La obesidad es una pandemia y es grave porque al sistema de salud mundial le lleva mucho invertir en todas las enfermedades que la obesidad conlleva”, cerró la profesional en su columna de La Tucumana de Mañana.
Mirá la entrevista completa: