Los puntos salientes del primer discurso de Javier Milei como Jefe de Estado
El presidente anunció medidas de shock para frenar una hiperinflación. Críticas a la administración anterior en términos económicos y de gestión relacionada a seguridad, salud y educación. Mensaje a la clase política.
Pasado el mediodía de este domingo, Javier Milei fue ungido como el nuevo Presidente de los argentinos. Luego de la Asamblea Legislativa presidida por la vicepresidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, el Primer Mandatario recibió el bastón de mando de manos del ahora ex presidente Alberto Fernández. A continuación, pronunció su primer discurso como Jefe de Estado. Y lo hizo, a diferencia de sus antecesores, en la explanada del Congreso de la Nación, frente a los miles de militantes libertarios apostados desde la noche anterior en la Plaza del Congreso.
De las primeras palabras de Milei como conductor nacional se desprendieron dos anuncios: el primero es un ajuste de cinco puntos del PBI –que impactará de lleno en la estructura estatal- y el segundo es el freno a la emisión monetaria desde el Banco Central (BCRA).
Compartimos los puntos salientes del discurso del presidente Javier Milei, a continuación:
Momento bisagra, herencia y motosierra
Así como la caída del Muro de Berlín marcó el final de una época trágica para el mundo, estas elecciones han marcado el puente de quiebre de nuestra historia.
En estos días, muchos se ha hablado de la herencia que vamos a recibir. Dejen que sea muy claro en esto. Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros. El kirchnerismo, que en sus inicios se captaba de tener superávit gemelo, esto es, superávit fiscal y externo, hoy nos deja déficit gemelo por 17% del PBI.
Es necesario limpiar los pasivos remunerados del Banco Central, los cuales son responsables de los 10 puntos de déficit del mismo. De esta manera se pondría fin a la emisión de dinero, y con ello a la única causa de la inflación empíricamente cierta y válida en términos teóricos. Sin embargo, dado que la política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 a 24 meses, aun cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente. Haber emitido por 20 puntos del PBI como se hizo en el gobierno saliente no es gratis. Lo vamos a pagar en inflación
Dada la situación de los pasivos remunerados del Banco Central, la cual es peor que la que había en la previa de la hiperinflación de Alfonsín, en muy poco tiempo se podría cuadruplicar la cantidad de dinero y con ello llevar a la inflación a niveles del 15.000% anual. Este número que parece un disparate, quiero que sepan que implica una inflación del 52% mensual, mientras que hoy mismo ya viaja a un ritmo, de acuerdo a estimaciones privadas, que oscilan entre el 20% y el 40% mensual para los meses entre diciembre y febrero.
El gobierno saliente nos ha dejado plantada una hiperinflación y es nuestra máxima prioridad hacer todos los esfuerzos posibles para evitar semejante catástrofe, que llevaría a la pobreza por encima del 90% y la indigencia por encima del 50%.
Luego de dicho cuadro de situación, que a todas luces parece irremontable, debe quedar claro que no hay alternativa posible al ajuste. Tampoco hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo. En primer lugar, porque desde el punto de vista empírico, todos los programas gradualistas terminaron mal, mientras que todos los programas de shock, salvo el de 1959, fueron exitosos.
La conclusión es que no hay alternativa al ajuste, y no hay alternativa al shock. Naturalmente eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes.
Estanflación y mención a Roca
Habrá esta inflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años. Recordemos que, en los últimos 12 años, el PBI per cápita ha caído 15% en un contexto donde acumulamos 5000% de inflación. Por lo tanto, hace más de una década que vivimos en esta inflación. Por lo tanto, este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina.
Sabemos que será duro, por eso quiero también traerles una frase sobresaliente de uno de los mejores presidentes de la historia argentina, que fue Julio Argentino Roca: "Nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos, si no es a costa de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios".
Seguridad, educación y salud
En materia de seguridad, Argentina se ha convertido en un baño de sangre. Los delincuentes caminan libres, mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas. El narcotráfico se apoderó lentamente de nuestras calles, a punto tal que una de las ciudades más importantes de nuestro país ha sido secuestrada por los narcos y la violencia. Se acabó con el siga-siga de los delincuentes. En materia social, estamos recibiendo un país donde la mitad de la población es pobre, con el tejido social completamente roto.
Para que tengan idea del deterioro que vivimos, solo el 16% de nuestros chicos se reciben en tiempo y forma en la escuela. Solo el 16%. Solo 16 de cada 100. Es decir que el 84% de nuestros chicos no termina la escuela en tiempo y forma. Si se levantara Sarmiento y viera qué hicieron de la educación.
En materia de salud, el sistema se encuentra completamente colapsado. Los hospitales están destruidos, los médicos cobran miseria y los argentinos no tienen acceso a salud básica.
Un escenario de profunda oscuridad
No tenemos alternativas y tampoco tenemos tiempo. No tenemos margen para discusiones estériles. Nuestro país exige acción y una acción inmediata. La clase política deja un país al borde de la crisis más profunda de nuestra historia. Cada uno de ellos tendrá que hacerse cargo de su propia responsabilidad. No estaré a mí a señalarlos. No buscamos ni deseamos que se nos desvanezca.
No deseamos las duras decisiones que habrá que tomar en las próximas semanas. Pero lamentablemente no nos han dejado opción. Sin embargo, nuestro compromiso con los argentinos es inalterable.
Sabemos que de corto plazo la situación empeorará, pero luego veremos los frutos de nuestro esfuerzo habiendo creado las bases de un crecimiento sólido y sostenible en el tiempo.
Un nuevo contrato social
Este nuevo contrato social nos propone un país distinto, un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, sino que vele por nuestros derechos, un país en el que el que las hace, las paga. Un país en el que quien corta la calle, violando los derechos de sus conciudadanos, no recibe la asistencia de la sociedad, puesto en nuestros términos, el que corta, no cobra. Un país que dentro de la ley permite todo, pero fuera de la ley no permite nada. Un país que contiene a quienes lo necesitan, pero no se deja extorsionar por aquellos que utilizan a quienes menos tienen para enriquecerse a ellos mismos.
Mensaje a la clase política
En cuanto a la clase política argentina, quiero decirles que no venimos a perseguir a nadie, no venimos a saldar viejas vendettas, ni a discutir espacio de poder. Nuestro proyecto no es un proyecto de poder, nuestro proyecto es un proyecto de país. No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía, la deshonestidad o la ambición de poder interfieran con el cambio que los argentinos elegimos.
A todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales que quieran sumarse a la nueva Argentina, los recibimos con los brazos abiertos. Así, no importa de dónde venga, no importa qué hayan hecho antes, lo único que importa es hacia dónde quieren ir.
Aquellos que quieren utilizar la violencia o la extorsión para autorizar el cambio, les decimos que se van a encontrar con un presidente de convicciones inamovibles que utilizará todos los resaltos del Estado para avanzar en los cambios que nuestro país necesita. No vamos a claudicar, no vamos a retroceder, no nos vamos a rendir, vamos a avanzar con los cambios que el país necesita, porque estamos seguros que abrazar las ideas de la libertad es la única manera en la que podremos salir del pozo en el que nos han metido.