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"Milei, Xuxa y Alsogaray": el análisis de la tucumana Cristina Pérez, del adagio menemista a la alianza con los bajitos

EN LOS MEDIOS

La conductora de radio Rivadavia se mostró conmovida por el video de Milei saludando a niños en un transporte escolar esta mañana y compartió sus sensaciones tras el triunfo de La Libertad Avanza.

Carlos Menem y Xuza. (Foto tomada de elciudadanoweb)





La periodista y conductora radial tucumana Cristina Pérez le dedicó su editorial en radio Rivadavia al triunfo de La Libertad Avanza y al video de Javier Milei saludando a un grupo de niños en un transporte escolar cuando se dirigía a reunirse con el presidente Alberto Fernández. "Milei, Xuxa y Alsogaray", se tituló la editorial, donde va del 'adagio menemista' a 'la alianza con los bajitos' para analizar los motivos del triunfo libertario.

A continuación, la editorial de Cristina Pérez en radio Rivadavia:

Hay una escena a la que vale prestarle atención por más de un motivo. En el viaje en auto que lo llevó a la Quinta de Olivos para su reunión con el Presidente saliente Alberto Fernández, Javier Milei se detuvo a saludar a niños que iban en un transporte escolar. Los chicos gritaban desde adentro del micro, expresiones como, “Te amo, Milei”, y “Gracias, Milei”.

La escena es sorprendente porque no es común que los niños estallen de euforia por un político y mucho menos que sientan un vínculo de tanta cercanía con él. El video tiene al menos dos versiones. Una es registrada desde afuera, y la otra desde adentro del transporte. En la que es registrada desde adentro, lo que se ve es la mano temblorosa de un chico que busca encender su celular con mucha rapidez y extenderlo hacia Milei. En una Capilla Sixtina Pagana de estos nuevos tiempos, entre Dios y el hombre habría un celular antes que el contacto entre sus dedos índices. Ese es el origen del tejido social virtual que hizo de Milei un candidato líquido capaz de permear por toda la matrix. Sin embargo, va más allá del aparato. Tiene que ver también con las características personales que lo hacen nativo tanto de la televisión como de los códigos estéticos que requiere un personaje virtual.

Luego de las PASO, el periodista Claudio Escribano hizo un análisis del impresionante desembarco virtual de Javier Milei en las redes sociales, pero que tenía una particularidad. “Habiendo aceptado ser hijo de la televisión y de la radio, se encargó de viralizar lo que había dicho en medios tradicionales, segmentar lo más relevante, y titularlo de la manera más atractiva para consumo en las redes”. Una base de 235 entrevistas o 193.547 segundos de aire sólo de 2018, fueron reformateados para la construcción del personaje en base a la persona excéntrica que generaba rating en la televisión y en la radio. Era totalmente incomprensible que este fenómeno fuera protagonizado por un economista. Pero además todo lo que lo hacía no convencional en la vida real, en las redes lo convertía en un personaje multitarget capaz de cruzar todo el mosaico social y también los niveles etarios.

Una fuente que analiza medios desde hace años me dijo: “Me recuerda a la combinación de públicos que tenía Carlos Menem y que en los 90 podía compararse a la de Tinelli: a uno lo veían los ricos y los pobres y al otro lo votaban los ricos y los pobres”. Lo sorprendente es que en el caso de Milei también se agregan niños y adolescentes y eso sí tiene que ver con las características del personaje que parece salido de alguna serie animada, tiene pelos de animé, muecas de meme, histrionismo de capo cómico y el desenfado ácido y transgresor de los adolescentes que se burlan de los grandes. La iconografía de Milei, su transmigración en un león, su estética de rockstar, y su excentricidad, lo emparenta con otros personajes similares a nivel global cuya atención ha capturado como un igual.

Elon Musk y Donald Trump, también construyeron sus perfiles desde personalidades estridentes y caricaturescas que en las redes tienen el poder de contagio y expansión que los hace capaces de viralizarse en forma exponencial. Ahí están ellos para sacudir al status quo en nombre del hombre común que se vale de su poder para sentirse representado. Es una especie de populismo virtual pero al mismo tiempo de representación de ese sujeto salvaje y sin límites en que las redes pueden convertir a cualquiera. La idea misma de “las fuerzas del cielo” que originalmente está extraída de la Biblia parece más bien un extracto de alguna serie espacial como la guerra de las galaxias. Vale la pena no olvidar que la saga de George Lukas también comienza con una guerra por el libre comercio aunque eso luego se olvide en medio de la contienda de los Jedis con el lado oscuro.

Es clave no olvidar algo que le aporta esta procedencia virtual al personaje: le da carácter de fenómeno global con todo lo que eso significa. El territorio de Milei ya fue el mundo aún antes de ganar la elección. Podríamos decir que Javier Milei es un candidato importado del planeta de las redes. Pero también que es el primer presidente que hizo su vínculo humano desde nociones de empatía diferentes a las que conocemos, que le permiten a niños que no entienden de política saludarlo como si fuera su héroe.

Días atrás una encuestadora que hace trabajo de campo en el conurbano bonaerense, me dijo que la renovación generacional que tiene de base Milei está vinculada con que muchos jóvenes no buscan un héroe perfecto, con un discurso político articulado, sino alguien que refleje sus mismas fragilidades. El antihéroe del Siglo XXI es alguien que se les parece, como ocurre con las estrellas de la música urbana especialmente en los estratos más humildes. Esos chicos que huyen de la incomprensión del mundo adulto a través de las redes, encontraron allí a Milei.

Recuerdo haber entrado al Salón Oval de la Casa Blanca, en tiempos de Donald Trump, y sentir que en realidad, estaba en medio de un programa de Oprah Winfrey y no de una capítulo de House of Cards. En efecto, Trump además de magnate, venía de ser conductor de un reality, ¿Quién quiere ser millonario?.

El fenómeno Milei tiene otro agregado que lo complejiza: estamos ante una especie de pastor evangelista carismático que en su divulgación en vez de Jesus, proclama la libertad individual y la de mercado como un mensaje de salvación. Ni más ni menos. Una vez recuerdo haberle preguntado a Milei si era populista, y él me respondió que en realidad, lo que él quería era hacer popular al liberalismo. Vaya si lo consiguió.

En los tiempos que vienen esa capacidad de llegar a sus audiencias de ciudadanos, se volverá crucial para sostener su costado más débil que es la gobernabilidad. Porque dependerá de explicar y persuadir de que las adversidades que surjan del ajuste profundo que se propone hacer, serán para bien. Aquél famoso adagio menemista de “Estamos mal pero vamos bien”.

Por lo demás, el mayor desafío de Javier Milei es poder interactuar en el plano de las relaciones políticas que se juegan en un tablero delineado por la casta y con códigos de toma y daca. Con cuchillo y tenedor esperan los gobernadores, senadores y diputados cuyos votos se volverán codiciados para las reformas que el nuevo presidente necesita.

Durante la campaña, trascendieron unas imágenes muy particulares de varios festejos de cumpleaños de Javier Milei en las que él intentaba apagar la vengala de la torta mientras los otros le pedían a los gritos que no lo hiciera. Por momentos, llegaba a acercarse el fogoso instrumento cerca de la boca y al soplarlo corría el riesgo de propagar el fuego. Más allá de eso, lo que mostraba la escena era la poca asiduidad a cierta socialización. Alguien del grupo Eurnekian cuenta que en su época de empleado era más bien una persona solitaria pero que cumplía muy bien con su trabajo. Javier Milei hará un curso acelerado de sociabilidad con los sujetos más jodidos de la sociedad que son aquellos que pelean por el poder y se llaman políticos. Será un choque de planetas con el rey de un mundo perdido.

Por lo pronto, su alianza con los bajitos, le da anticuerpos de popularidad que exceden a Menem y a Cristina y hubieran sido más propios de Xuxa o del dinosaurio Barney. Milei es el candidato del futuro en un país que venía viviendo sistemáticamente en el pasado. Desde el domingo está aterrizando en esa nave espacial que lo trajo desde internet. Para gobernar necesitará mucho de su personaje en las redes: que el animador gane la escena y los likes, mientras el presidente acomete la tarea ciclópea y antipática de reformas de fondo, que muchas veces generan un gran No me gusta. Porque como otro liberal de la escena económica local solía decir: “Amigos, hay que pasar el invierno”.