Top

La última carta: a qué jugaron Massa y Milei en el debate final

RUMBO AL 19 DE NOVIEMBRE

Los candidatos a presidente tuvieron su cara a cara antes del balotaje. Una jugada de laboratorio de arranque, algo de chispa y picante y algunas sorpresas. ¿Sirvió de algo el debate? La palabra final la tiene el soberano.

(Foto: Luis Robayo/Pool via REUTERS tomada de Infobae)





Sergio Massa y Javier Milei. Javier Milei y Sergio Massa. Los candidatos a presidente de Unión por la Patria y La Libertad Avanza tuvieron su careo final, a menos de una semana del balotaje. En el medio, los indecisos. Si ya tenés tu voto definido, lamento avisarte que este debate no era para vos, así que dejá de festejar. En cada grupo de WhatsApp o adelante de cada televisor, aquellos y aquellas que ya saben qué boleta meterán en la urna están seguros que su candidato fue el que pisó más fuerte y sacó a bailar al contrincante. 

Sin rodeos, pitazo inicial y a jugar: Massa salió decidido, con los tapones de punta y puso en jaque desde el arranque a Milei. Abrió el partido con una jugada preparada, de laboratorio, y se puso rápido en ventaja. Sus preguntas de ¿sí o no? descolocaron al libertario, que le respondió tratándolo de "pinocho" y acusándolo de mentiroso. El economista no pudo marcar la agenda ni la cancha en el segmento inicial de Economía, y terminó acorralado por las interpelaciones del ministro de la inflación y dólar récord.

El que pega primero pega dos veces: Massa puso a Milei a la defensiva y hasta lo dejó sin tiempo, regalándose unos minutos para mostrarse sensato y propositivo en el bloque más caliente, en el tema que les mueve la aguja y el bolsillo a miles de argentinos y argentinas.

El tigrense mandó a la gente a buscar en Google y fue twiteando en tiempo real los “carpetazos” que le tiraba a Milei con… sus propios dichos. Si el debate tiene su propio ritmo, fue el que impuso Massa con su estrategia inicial y sobre ese compás siguió el resto de la noche.

El ministro de Economía que es abogado y pone la cara por un gobierno a la deriva salió airoso del mano a mano contra el economista que se hizo famoso por gritar y tener la posta sobre economía, y que asegura tener la receta para cortar con motosierra la inflación.

El liberal se subió a la moto de mostrarse templado y no perder los estribos, pero no pudo nunca marcar la agenda ni el tempo. Se jugó toda la noche el partido que quiso y propuso Massa, siempre en eje.

El juego de Milei pasó por mostrarse seguro y en foco, bien prolijo y peinado, sin campera de cuero ni motosierra, para luego avanzar en los ataques a Massa. Pero cuando pasó al ataque, se concentró en vincular al ministro con el kirchnerismo y quedó en offside al recordarle a Massa que es… Massa.

El llamado “político profesional” tuvo una respuesta hasta para cada uno de los pasos en falso y derrotas de su carrera, de prometer barrer con los ñoquis de La Cámpora a Davos para terminar siendo la tercera rueda y candidato del extinto Frente de Todos.

Milei pudo domar su instinto de león, pero jamás pudo domar las arremetidas iniciales de Massa y todo el debate marchó sobre esos rieles. 

En el segmento de Relaciones con el mundo, Massa volvió a repetir la estrategia de poner a Milei contra las cuerdas con sus propios dichos en contaste con lo que dice en su plataforma de campaña, y terminó otra vez aclarando que no dijo lo que dijo ni piensa lo que piensa.

Del Papa Francisco a Malvinas, el tigrense llevó a Milei a tener que esclarecer si Margaret Thatcher era o no su ídola. Luego, tuvo que reiterar que no quiere romper relaciones con el Vaticano, Brasil e Inglaterra y acusó a Massa de "comunista" al denunciar le molestó la caída del muro de Berlín.

Cuando le quedaba un segundo para rematar ese bloque de Relaciones Internacionales, Massa sentenció: "quedaclaroquenoleimportalaArgentina". Drop the mic. 

Milei acusó a Massa de “chorro” y “jefe de la casta”, pero Massa se la pasó tosiendo (bidón, justo contra el autoproclamado bilardista), buscando descolocarlo y sonriendo a cámara como Jim en The Office. El economista insistiría en culpar al peronismo por los paros a Alfonsín y de correr a De la Rúa (de los pocos guiños al radicalismo de la noche) para terminar bajando (mucho) a pelearse con Leandro Santoro: “¡qué mal le salió! Ahora estoy peleando la presidencia”. Ni en Unión por la Patria lo tienen tan presente.

En otro tramo, Massa se permitió chicanear a Milei con una supuesta pasantía no renovada en el Banco Central que sería el motor de su odio y ganas de hacerlo explotar, como también de buscar dejar a dos millones de argentinos sin trabajo "por prejuicio ideológico" rompiendo relaciones con Brasil y China. Por acá y por allá, pa que tenga.

La mención de Milei a Johan Cruyff y Mbappé aportó mucha confusión y Massa terminó celebrando que visitó a Bolsonaro durante la pandemia. Ante ese escenario, Milei le disparó con aquel apodo que le supo poner Mauricio Macri, "ventajita", a lo que el actual ministro respondió que las relaciones internacionales no pueden regirse "por capricho" antes de terminar invitándolo a ir juntos a Tribunales si tiene algo que denunciar.

En el bloque de Educación y Salud comenzó a desmadrarse todo. Milei aclaró que "seguirán siendo públicas" ya que "dependen de las provincias" y expuso su propuesta de "Capital Humano" -un Ministerio que integre esas y otras áreas del Estado- pero Massa insistió con sus preguntas de ¿sí o no? para luego ponderar la movilidad social ascendente. Ambos se acusaron mutuamente de ser egresados de Universidades privadas y se volvieron a amenazar con viajes a Tribunales, psicotécnicos, pasantías que no se renovaron, acusaciones de nunca haber pisado una empresa y plagios académicos.

Al final los dos están convencidos que el otro no pasaría un psicotécnico, pero ninguno se lo hizo. Mostrar el propio sería una buena forma de ponerle picante al día después, para dar vuelta la página tras un debate que fue cayendo en intensidad y plagándose de lugares comunes. Massa le recordó a Milei ciertas visitas a la sede del Frente Renovador y se jactó de que "los fracasos me templaron". En Producción y Trabajo divagaron bastante y al final, ninguno nos explicó que es el GDE, pero suponemos se referían al sistema de Gestión Documental Electrónica.

El bloque de Seguridad rozó la decadencia y hasta sobraron muchos segundos a ambos candidatos. Milei puso sobre la mesa el nombre de Eugenio Zaffaroni y repitió que "el que las hace las paga", mientras que Massa respondió con su Rudolph Giulianismo y su gestión en Tigre. Ahí Milei estuvo rápido y le recordó la reciente derrota de Malena Galmarini en su propio municipio, pero quedó mal parado cuando le "cedió" la palabra a Massa minutos después. El tigrense se la mandó a guardar y nos regaló uno de los tantos momentos lisérgicos de la noche.

En Derechos Humanos y Convivencia Democrática Massa subrayó "Memoria, Verdad y Justicia y Nunca Más" y prometió "lotes con servicio" para cumplir "el sueño de la casa propia". Milei fue por aquellos macristas que lo siguen mirando de reojo y le recordó a Massa la 125 y el Memorándum con Irán, la muerte del fiscal Nisman e insistió con las "14 toneladas de piedras". Massa se jactó de tener "excesiva capacidad de diálogo", Milei volvió a cruzar a "la casta" y se tiraron con Eduardo Eurnekián, las AFJP y el Fondo de Garantías de Sustentabilidad. Siempre volvemos a los '90. Massa picanteó con que el discurdo del libertario lo había escrito el propio Macri.

En su mensaje final, el tigrense buscó mostrarse templado y seguro, en contraste con las preguntas que Milei no pudo responder, hasta reconociendo la crisis "que nos ha tocado vivir a los argentinos" por si le tiraban con eso en el cierre total. Milei tuvo la última jugada del partido, la última de la noche, pero sin despeinarse ni gritar disparó contra la "casta política chorra, corrupta, parasitaria e inútil" y llamó a votar "sin miedo" y contra "ese status quo que nos empobrece".

¿Sirvió el debate? Esa respuesta la tiene usted, amigo/a. A Massa seguro que sí, porque marcó la cancha y puso a debatir a Milei contra sí mismo, a aclarar sus propios dichos, cuando el economista tenía todo a su favor. Tras ponerse en ventaja, sacó a relucir su experiencia y no se salió de ese libreto, sabiéndose arriba en el marcador casi desde el vamos. Lo jugó con oficio.

El libertario se esforzó en no rugir como león, en no ser el loco de la motosierra y mostrarse apto para gobernar ante la “campaña del miedo”. Milei pudo domar su propio fuego, pero sin eso se quedó sin cartas fuertes ni nuevas, y cayó de principio a fin en el juego del político profesional. Sin esa nafta, Milei no pudo ni meter un gol sobre la hora o doblegar a Massa, que llegó de punto y se fue de banca.