El 1x1, un clásico: los puntajes del primer debate de candidatos presidenciales
Tras la Fecha de los Clásicos, analizamos en clave futbolera el cara a cara de los candidatos a presidentes, en una noche con puntos altos y rendimientos por debajo de lo esperado.
Imagen tomada de Infobae. Foto: (Tomas Cuesta/Pool via REUTERS)
"Las finales se ganan", reza un viejo axioma futbolero que cobra fuerza en esta Fecha de los Clásicos y también en el marco del primer debate presidencial 2023. Los candidatos que lograron pasar las PASO, valga la redundancia, se dieron cita en Santiago del Estero para hablarle al país, exponer sus propuestas y seducir al votante indeciso, a los millones de argentinos que no votaron en agosto o aquellos que podrían cambiar su voto y, porque no, la historia. Myriam Bregman, Javier Milei, Patricia Bullrich, Sergio Massa y Juan Schiaretti –según el orden en el que fueron presentándose- nos regalaron una noche entretenida, cautivante, con chicanas, acusaciones, denuncias, sorpresas, risas y derrapes.
"Hola, buenas noches país", saludó Rodolfo Barili para luego repasar las reglas de juego, acaso devenido tanto él como los demás moderadores en los árbitros de una noche caliente, donde hasta pudo haber algún expulsado. La innovación del derecho a réplica fue sin dudas la vedette de la velada, al punto que nuestros candidatos jugaron esa carta de forma intempestiva y la agotaron de manera prematura. Nos dejaron con ganas de más.
El reloj marcaba las 21:05 cuando los candidatos salieron a la cancha para presentarse y salir a ganarse el voto en el partido de ida, dejando todo en cada dividida, pero también estudiándose de cara a la revancha del próximo domingo. Hubo cruces, tensión, presión, jugadas preparadas, paredes, centros a la cabeza y duras entradas también. "Se juega como se vive", dicen por ahí.
En líneas generales, los candidatos se mostraron más cómodos cuando se apegaron a sus libretos, esos que salen de memoria -cuasi guionados- pero que también los alejan más de aquellos que no los votaron y cuyos votos necesitarán en tres semanas. Cada equipo deberá ahora corregir sus errores y explotar sus virtudes de cara al último choque antes de las elecciones del 22 de octubre. La llave está abierta y hay revancha el próximo domingo.
Estos fueron los puntajes de los candidatos a presidentes tras el primer debate:
Myriam Bregman (6): La Rusa estuvo sólida, mostró el oficio que tiene producto del debate parlamentario, donde siempre peleó en minoría con su lengua filosa. “No es un león, es un gatito mimoso del poder económico”, sentenció sobre Milei, en una de las chicanas más memorables de la noche. Fue a jugar su propio partido, se cruzó con todos y no le tiró un centro a nadie. Cuando Massa y Schiaretti intentaron acorralarla, retrucó que le estaban tirando con “los chistes de Twitter”. Respuesta confusa cuando le dijo a Bullrich que “nadie sale a protestar porque le falta un peluquero en el barrio”. Se contuvo de más para responderle a Patricia Bullrich respecto a Santiago Maldonado y a Milei cuando negó los 30.000 desaparecidos, aunque insistió sobre ese punto en su mensaje final. “Parafraseando a Perón, ¿menemistas fueron todos?”, fue otra de sus gambetas de la noche, como cuando picanteó a Milei diciendo que “no sé si eso te lo dictó Macri o El Rincón del Vago”.
Javier Milei (4): arrancó criticando a la casta, su mantra discursivo, pero terminó diciendo que “todos lo que quieran cambiar y sumarse a esta revolución liberal para que Argentina sea potencia en 35 años, están bienvenidos”. Jugó mucho con su sonrisa sobradora y moviendo sus anteojos cuando lo atacaban, como el que pisa la pelota o quiere tirar un caño cuando va ganando. Se sabía ganador y por momentos se pasó de canchero. Le apuntó fuerte a la debilidad de Bullrich para explicar su plan económico y hasta le tiró un guiño a Schiaretti al preguntarle si acompañaría sus propuestas. Fue floja su respuesta sobre el patriarcado y machismo en las empresas. Reculó respecto a sus dichos sobre el Papa. No podemos dejar pasar su discurso negacionista. Bien vale recordarle a Milei que el negacionismo es un delito en Alemania cuando él mismo dijo que “si le dan 20 años” nuestro país podría parecerse a este estado europeo.
Patricia Bullrich (2): muy mala noche de Pato, la economía es su talón de Aquiles y no se la dejaron pasar. “Lo tengo a Melconian” fue casi su única respuesta, y tuvo que hacer malabares cuando no supo explicar qué son las Leliqs. “Voy a borrar del mapa la inflación, sin atajos, sin mentiras, sin cuentitos”, aseveró, pero no logró ni siquiera esbozar alguna medida económica. Su “coraje” fue casi su única carta certera, su marco seguro. Reconoció que perteneció a Montoneros –“una organización juvenil”- pero acto seguido se comparó de forma forzada con Mandela y Mujica. Se sintió cómoda recién cuando prometió poner fin a los piquetes y se cruzó con Bregman. Mal manejo de los tiempos y hasta un momento de confusión total cuando sus preguntas fueron centros a la cabeza de Schiaretti y Massa y goles en contra para la candidata de Juntos por el Cambio.
Sergio Massa (5): tenía todo para perder al ser la cara y el candidato de un gobierno casi indefendible. Su doble condición de ministro/candidato le jugó en contra, como se esperaba, pero se la bancó casi estoico. De arranque, comenzó justamente pidiendo disculpas por los errores del gobierno que “lastimaron a la gente”. Quemó rápido sus derechos a réplicas, ansioso. Se bancó las embestidas sin perder la compostura, al punto que hasta se excedió e invitó a radicales, al PRO y hasta liberales a su “gobierno de unidad”. Se las ingenió para establecer que Milei propone el modelo dolarizador de Zimbabue, El Salvador y Ecuador y Bullrich medidas de Venezuela y Cuba. En líneas generales, estaba para el cachetazo y zafó. Cometió un error garrafal cuando quiso confrontar a Milei con la Iglesia y le dijo que el Papa es “el argentino más importante de la historia” cuando todos sabemos que es El Diego.
Juan Schiaretti (5): la gran revelación de la noche. Arrancó con todo, salió con tres delanteros a jugar en campo contrario y presionar alto, aunque se fue apagando. Se puso el federalismo al hombro y les marcó la cancha a “los porteños” con los subsidios a la luz y el transporte. Intentó exponer el modelo cordobés, solo le faltó prometer cuarteto y fernet para todos, pero terminó volviéndose reiterativo. Por momentos pareció que no tenía más para ofrecer. Un punto alto fue cuando exclamó “tengo tiros en mi cuerpo”, al hablar de derechos humanos y recordar que fue perseguido por la dictadura. Sin embargo, le costó despegarse de su buena sintonía con Macri y hasta terminó admitiendo que acompañaría algunas de las propuestas de Milei, tal como lo hizo con los últimos dos gobiernos.