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Triple abuso sexual en un viaje de egresados: hoy terminaría el calvario de Pauli

ABUSO

"En boca de todos": pacto de silencio, burlas, bullying y un abandono interinstitucional y social que marcó la vida de una joven monteriza. Tras 9 años de espera, hoy se daría el cierre al delito que destruyó a una joven.





El viaje de egresados, hace muchos años, se ha convertido en Argentina en el símbolo del cierre de una etapa. Un broche de oro al que algunos adolescentes pueden acceder, con ayuda de sus padres o de su entorno más cercano, con rifas, con trabajos, con beneficios… en fin, con esfuerzo.

Bariloche, el paraíso patagónico, es el destino más escogido por todos, y es con la nieve y el cerro catedral en el pensamiento, que muchos jóvenes cursan el último de sus años escolares. En fin, es prácticamente el único sueño que importa para muchos en ese trayecto de la vida. Sin embargo, ese destino, esa palabra cobra un peso muy negativo para una tucumana en especial, que atraviesa un calvario desde el año 2014.

La chica del colectivo”: así llamaron a Pauli por mucho tiempo en Monteros, tras denunciar un triple abuso sexual que habría sido perpetrado por tres de sus compañeros en el colectivo, de camino al destino tan anhelado.

La complejidad del caso tiene muchas aristas. Por un lado, porque dos de los tres jóvenes denunciados eran adolescentes, al igual que ella. Por otro lado, porque la situación habría transcurrido en estado de alcoholización, cuando la joven estaba dormida en el último asiento del colectivo, transitando ya por tierras cordobesas. Otra de las complejidades tiene que ver con el accionar confuso de la justicia, que aun denunciado la situación, no realizó las medidas correspondientes de toma de muestras ni de detención de los implicados.

Cuando la madre de la joven de 17 años se enteró de lo que había pasado, procedió a realizar la correspondiente denuncia en la comisaría de Monteros, para que desde la empresa turística enviaran a la joven de regreso a su ciudad apenas llegaba a Bariloche.

Lo que siguió en la vida de Pauli, fue un infierno en tierra: un mes encerrada en casa, pensamientos suicidas, una angustia irreparable y la muerte de la persona que era, para rearmarse desde cero en medio del dolor.

“Yo me llevaba bien con todos y todas, me iba bien en la escuela, jugaba al vóley, no tenía problemas con nadie. Con el grupo habíamos compartido siete años de la secundaria, yo no era una cualquiera o una desconocida para ellos. Ahora soy profesora, y los veo a mis alumnos unidos, y me veo a mí misma, que desde tan chica ya compartía con mi grupo. El viaje fue un inmenso esfuerzo, hacíamos beneficios, yo quería que todos mis amigos vayan, nos daban esa opción del asiento liberado o devolvernos plata, yo cedí para que vaya una compañera. Yo estaba feliz, contenta, emocionada, como todos” se acuerda la monteriza para eltucumano.

Cuando se conoció la noticia del abuso, fue noticia nacional. El detalle del consumo de alcohol, parece haberle puesto un sello imborrable para ese momento a la adolescente: CULPABLE.

“Yo en mi casa leía todas las cosas horribles que comentaban en las noticias. Sentía en esa época que merecía la muerte, veía sufrir a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos menores. Pensaba que si me hubiera muerto hubiera sido menos calvario. En Twitter se escribió de todo, y tuve que leer a cientos de desconocidos burlándose de mí. Hasta me llegaban amenazas de muerte”.

“En boca de todos”: el pacto de complicidad y silencio que abrió más la herida

Tras la denuncia y el regreso de Pauli a Monteros, el viaje continuó para el curso prácticamente como si nada hubiera sucedido. En medio del escándalo, los adolescentes comenzaron a sentir una especie de orgullo en medio de los grupos de egresados por ser reconocidos como el contingente de la violación. Por ello, el lema del grupo entero fue “En boca de todos”, frase con la que se hicieron camisetas e inventaron cánticos que, hasta los mismos denunciados por el abuso sexual entonaban.

Inmediatamente, la denunciante se convirtió para todos en “La chica del colectivo”: “Me generaba mucha ansiedad, recién ahora después de terapia pude irme desligando de eso, de ser llamada la chica del colectivo, como si no tuviese nombre, como si no tuviese nada”.

Según manifestaron con el tiempo y recordaron en los últimos días algunos excompañeros y excompañeras de Pauli, durante el viaje, uno de los coordinadores realizaba charlas y encuentros diarios para reafirmar el concepto de que la adolescente “deportada” de nuevo a Monteros, estaba intentando arruinarles el viaje: “Pactaron no hablarme, y sacaron del grupo de WhatsApp a la única compañera que me volvió a hablar”.

La escuela, por su parte, ofreció a la adolescente finalizar sus estudios a través de la virtualidad, utilizando la Netbook del programa Conectar Igualdad. Sin embargo, ella deseaba regresar a clases y finalizar su cursado como una adolescente normal: “Hoy en día veo a esa Pauli de 17 años y no puedo creer la valentía de volver. Me cambiaron de división, a la que por suerte fui recibida con mucho cariño. Yo volví a la escuela un mes después de todo. En el primer recreo, todos pasaban por la puerta del curso y me miraban. Escuchaba comentarios en el pasillo, me cruzaba con mis excompañeros, fue un infierno”, se acuerda.

“Nadie de mi familia volvió a viajar para el egreso. Ni mis primas, ni mis hermanitos menores”, confesó.

Una bofetada más

El miércoles pasado, Pauli, acompañada por la defensora oficial Raquel Ferreyra Asís, con la fiscala María Eugenia Posse y los defensores de los acusados, acordaron acceder a una probation, tras años de batallar con la justicia para obtener una condena o un resarcimiento. Según el convenio, los imputados deberán realizar un tratamiento psicológico, una capacitación en género, tareas comunitarias, y abonar una reparación de $ 1 millón de pesos a la monteriza. Además, deberán realizar un pedido público de disculpa, lo señalado como lo más importante por P. Sin embargo, por un problema inaudito de comunicación, la audiencia fue trasladada para mañana miércoles 30 de noviembre.

“No hay mal que por bien no venga” dirían algunos, ya que, a raíz de este traslado de fecha, muchas personas se enteraron por medios de comunicación locales y por una nota de La Gaceta del avance del caso, y contrario a lo que sucedió en el 2014, ahora Pauli no es la señalada como la culpable por la sociedad: la gran mayoría de los comentarios y dedos acusadores, señalan a los tres imputados y piden por justicia urgente, señalando incluso, que la probation es una burla. Por eso, son decenas de medios de comunicación a nivel provincial y nacional que han entrevistado a la joven, ahora ya una mujer de 26 años.

“Creo que hay un cambio impresionante en la sociedad y me alegra mucho. Eso también me da fuerzas para seguir con esto. Esta etapa judicial quizás está terminando, pero esto forma parte de mi vida y de mi historia. Siempre tendré esa herida. No sé si tendré esa felicidad plena, con tantos sueños, esa joven alegre, divertida que fui, no volverá. Por muchos años no podía ni subir a un colectivo porque me daba ansiedad, me daba culpa divertirme, son muchas cosas que me tocaba ir sanando, no sé si alguna vez las iré a sanar” manifestó.

Una de las circunstancias más fuertes de la joven en ese momento, fue el haber tenido que seguir viviendo en Monteros, una sociedad pequeña y con un dedo señalador muy largo. Sin embargo, hoy en día lo ve positivo: “Un año después de todo conocí a mi actual pareja, empecé el profesorado, me supe hacer nuevos grupos, siempre estuve cerca de mi familia, me fortalecí. No tuve que irme”, dijo.

Sin embargo, el anhelo de la joven de recibir las disculpas cara a cara, no será posible, ya que se decidió que la audiencia sea virtual con la presencia de los imputados en el edificio del Poder Judicial de Monteros, y de Pauli en las oficinas del MPF de su ciudad, todo con tres cuadras de diferencia.

La audiencia es este miércoles a las 12:15 del mediodía. Familiares, organizaciones y medios de comunicación acompañarán a Pauli en la puerta del Ministerio, ubicado en la ciudad de Monteros, frente a su plaza principal.