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"Tiraron al diablo todos los planos": la voz y la última clase de Jorge Vivanco, el arquitecto de la Ciudad Universitaria

ESTAFA A LA UNT

Fue en la Facultad de Arquitectura de la UNT en la década de los 60. Ahora, a través de su familia, eltucumano recuperó la grabación y aquí la publica. Molesto, Vivanco habla sobre la importancia del megaproyecto, cuestiona a los culpables de que no se realizara y sentencia todo con una frase lapidaria sobre los planos. AUDIO y VIDEO.

Jorge Vivanco, ante colegas, también obsesionado con Río Hondo. Fotos: Luisa Vivanco.





Corría la década del 60 y al arquitecto y profesor Jorge Vivanco le acababan de enviar una nota intimidatoria desde la propia Universidad Nacional de Tucumán forzándolo a entregar en 48 horas la camioneta que utilizaba para ir a dar sus clases. Qué decía la nota, quién la firmaba, por qué el contenido de esa nota lo motivó a que fuera la última clase y todo el contenido de la última clase en vida que dio el arquitecto lo escuchamos por primera vez en la propia voz de Vivanco, uno de los autores de la Ciudad Universitaria finalmente frustrada. Son palabras de Vivanco que fueron recuperadas por eltucumano gracias al valiosísimo archivo familiar cedido por Luisa Vivanco, hija de Jorge.

La última clase de Vivanco fue grabada por la alumna Miñi Lescano y quedó registrada en una copia de la revista Panorama por el arquitecto Hugo Ahumada Ostengo, quien preparaba por aquel entonces un ensayo no concluido sobre el arquitecto y fundador del Grupo Austral junto a Eduardo Sacriste y Horacio Caminos, autores de los planos de la Ciudad Universitaria que ordena construir la ley 14.771.

“¿Esto está grabando?”, pregunta Vivanco al comienzo de la clase, evidentemente molesto con el ninguneo de las autoridades de la UNT. Dice Vivanco: "Después del descanso, recibo una nota de la Universidad Nacional de Tucumán que dice: 'Encontrándose esta casa de estudios en la necesidad de contar con unidades automotores, es que me dirijo a Ud. para que, en el plazo de 48 horas, deba reintegrar a la sección automotores la rural estanciero IKA que se encuentra actualmente a su cargo. Firmado: Julio Prebisch, secretario académico de la UNT".

Al respecto agrega Vivanco en el audio registrado en la década del 60: "Quedará grabado y es lo que pienso: cuando convine con el ingeniero Galíndez que iba a dar este curso, solicité que se me diera la posibilidad de vivir donde vivía y con el auto que tenía. Como no tengo mucho sentido de la propiedad no me importa si el auto es mío o de la universidad. Con esta nota, se cambian estas condiciones con lo que tengo que suspender el curso porque la UNT a través de su secretario Prebisch me quita el auto para dictar el curso. Así que esta noche tengo que quedarme a dormir en la Plaza Independencia”, denuncia el profesor Vivanco ante sus alumnos del 5º Año en el aula de la Facultad de Arquitectura durante la clase registrada en los 60.

“Cuando estoy diciendo que se para el curso, quiero que se den cuenta de lo que digo: que he sido profesor de la Universidad desde hace años, que tengo una unidad, una línea de conducta y la vengo siguiendo a pesar de cualquier cosa, de quien esté en el poder, pero la línea es la misma… No admito estas condiciones, que me fijen el plazo de 48 horas. Hagan ahora lo que ustedes quieran. Lo que estoy diciendo no lo saco de ningún libro, es consecuencia de mi pensamiento, de vivir, de andar de un lado para el otro. Por eso les dije: no había libros sobre este curso porque el que tenía que decirles las cosas era yo, no un libro, por eso les fijo la responsabilidad a ustedes... Arréglense ustedes a ver cómo hacen”.

Durante la clase, Vivanco denuncia la incapacidad de las autoridades de la UNT para solucionar los problemas estructurales de Tucumán y también dedica un párrafo al acueducto de Termas de Río Hondo: “Tanto en el curso en base a la escala de la región que hemos realizado, como también el plan de Río Hondo, el Consejo Universitario resolvió que la universidad no era capaz de estar frente a este problema, como tampoco resolvió lo que había que hacer con el cerro de San Javier. La Universidad se ha ido achicando frente a los problemas que se van presentando. La Universidad debe estar frente al problema de su región, debe estar frente al problema de Ciudad Universitaria. Hasta ahora, la Universidad ha ido relegándose frente a estos problemas, ha evadido los problemas que le plantea la realidad, y se mueve en un mundo de expedientes y de notas como la que hoy llega aquí”.

Ante la pérdida de la construcción de la Ciudad Universitaria en el cerro San Javier, Vivanco se pregunta: “¿Y quiénes ganan? Ganan los burócratas, los mercantiles, los que quieren hacer una universidad pequeña, una facultad chiquita como las que quieren hacer aquí. ¿O quieren trabajar ustedes en otra escala?”. E insiste: “El Instituto de Urbanismo al depender del Consejo Universitario era para que la universidad se ponga frente a los problemas de la región”. 

Y cuestiona: “A la Universidad, en lugar de producir individuos subordinados y que se ‘enchufan’ en cualquier repartición, se le proponía que trabajase en otra escala con la Ciudad Universitaria y al ocupar el cerro y trabajar en el desarrollo de su zona de influencia para el desarrollo humano. Todo esto se preparó para que la Universidad tenga un rol de preparación para el desarrollo y no para que se dedique a preparar comerciantes-arquitectos que se dediquen a vender terrenos y hacer casas”.

“Si en la clase anterior explicamos que había un límite en la llanura y entre el cerro entre los incas y los blancos que trajo Sarmiento, lo lógico era hacer una síntesis y lo lógico era hacer la Universidad arriba del cerro, ponerla arriba de la montaña para estar trabajando con las dos cosas juntas: hacer una Ciudad Universitaria que tuviera una parte en el llano como Tucumán, y la otra en la montaña. Los que no ven esto son los que están en la Universidad que todo lo ven con un mostrador por delante de sus narices como si fueran vendedores”, critica Vivanco.

El sentido de Ciudad Universitaria era ese: saliéndose de la ciudad, no del medio. Si sabemos que el medio anda mal, lo que tiene hacer la universidad es salirse del medio, que es un término medio, una indefinición que impide actuar en la escala en que se presentan los problemas. Si la Universidad no cambia en unos cuantos años la hacen polvo de nuevo”.

Por eso salirse de la ciudad y el poner la Ciudad Universitaria a la altura del cerro era ponerse a la escala de los auténticos problemas del medio y no con los problemas solamente de la ciudad de Tucumán porque sino es bajar la Universidad a los problemas de una escala comunal. Por eso parte del plan era situarse en la montaña y trabajar con el cerro. Parece que a Universidad le quedaba grande hacer este estudio”.

Si estos problemas no son encarados por la Universidad, no es Universidad. Esto se dijo en el Consejo Superior. Así la Universidad se va achicando cada vez más. Acuérdense que estamos en Sudamérica, que estamos en escala sudamericana, que estamos con los incas y luego los conquistadores caminaron el continente en esa escala y luego con San Martín y con Bolívar. Y luego la Universidad dice que no es capaz de trabajar en esta escala”, ejemplifica el compañero de equipo de Sacriste y Caminos en la planificación de la Ciudad Universitaria.

Durante su etapa en Tucumán, el propio Vivanco vivió en una casa de El Corte. Sobre ello dice: “El cerro es salirse de la ciudad. El cerro significa sostener este pensamiento de un planteo general. Yo vivo en el cerro y mientras estoy en Tucumán vivo en el cerro porque soy consecuente con mi forma de vivir y de pensar. Yo no puedo vivir individualmente en una forma contraria a mi forma de pensar. Si me vengo a Tucumán no me vengo a una Buenos Aires chiquita. Estas son ciudades mercantiles que no están de acuerdo a la escala de los problemas de la época”.

“Por eso compramos un cerro para trabajar en otra escala, para salirnos de la zona subtropical y entrar al problema de la montaña. Estoy diciendo en clase que en este punto es la concentración de zonas de gente distinta, respetando al indígena. No sé si ustedes se están dando cuenta que estoy dando la última clase y que me voy de Tucumán, ¿no? Creo que es la mejor clase que les puedo dar: irme. Para mí es muy difícil... Es muy difícil porque es un trabajo (se quiebra) de muchos tiempos, de muchos años…”, dice Vivanco en uno de los pasajes más emotivos de su discurso.

Por último, uno de los arquitectos más importantes de la historia argentina carga contra las autoridades de la Universidad Nacional de Tucumán y la incapacidad para realizar la Ciudad Universitaria: “Tardaron mucho tiempo y mandaron al diablo todos estos planos, ¿qué se le va a hacer?”. Y vuelve a mencionar la nota firmada por Prebisch donde se le comunica el plazo de 48 horas para devolver la camioneta rural que utilizaba para dar clases. “Uno no puede aceptar un papel como el que recibí recién, no puedo aceptar porque no hay respeto por las personas, porque si no hay personas no hay escala 1:1, no hay universidad, no hay instituciones, sin la escala 1:1 no hay universidad, no hay instituciones, no existen instituciones superiores, si no hay respeto por la relación individual no hay otras escalas... A la gente no se le puede faltar respeto de esta forma... ¡y me contestan que falta la rural IKA! Yo les estoy diciendo lo que pienso: arréglense”.


Breve biografía y fotos de Jorge Vivanco, siempre en el centro de la escena:

Jorge Vivanco nació en la Capital Federal el 21 de mayo de 1912. Se recibe de arquitecto en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires en el año 1938. Llega a la Escuela de Tucumán en el año 1945 y luego es designado Director del Instituto de Arquitectura, realizando el proyecto de la Ciudad Universitaria en San Javier junto con Eduardo Sacriste, Horacio Caminos, Eduardo Catalano, Hilario Zalba y otros. Dirigió diversos planes urbanos como el Plan Regulador de Jujuy-Palpalá. Pertenece al período fundacional de la Escuela de Tucumán, ya que su figura como la de Sacriste serán las que más influencia tendrán en Tucumán. Falleció en 1987 en Tucumán.