Revolución educativa, estadio para 30.000 personas, un hospital y funicular: la Ciudad Universitaria robada a los tucumanos
El complejo residencial proyectaba albergar al 50% de los alumnos y docentes de la UNT y consolidar el liderazgo regional de la UNT desde las yungas tucumanas, en un predio de 18.000 hectáreas con dos núcleos conectados por un funicular para poner a Tucumán a la vanguardia educativa, deportiva y cultural.
La Ciudad Universitaria de San Javier, en construcción.
No hay adolescente tucumano que no haya afrontado la travesía de recorrer el Sendero del Funicular en el Parque Sierras de San Javier para contemplar la inmensidad de las yungas tucumanas desde el Parador Portal del Cielo. Muchos completaron también la travesura juvenil de ingresar a escondidas a la mole de cemento que yace inmóvil a la vera de la ruta 340 y que apenas representa la sexta parte de la que debió ser la residencia de varones del colosal proyecto de la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Desde 1955, una enorme estructura de hormigón reposa inerte en el cerro San Javier. Poco importó que el artículo 18 de la Ley 14.771 de creación de Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD) -publicada en el Boletín Oficial de la Nación el 9 de enero de 1959- dispone que de las "utilidades líquidas" de los balances de la compañía el "cuarenta por ciento restante (40%) será destinado para la terminación de la Ciudad Universitaria, conforme a los planos ya aprobados".
La UNT fue despojada de la gran Ciudad Universitaria que proyectaron los arquitectos Horacio Caminos, Eduardo Sacriste y Jorge Vivanco, miembros del Instituto de Arquitectura y Urbanismo e impulsada bajo el rectorado de Horacio Descole, designado interventor de la UNT por Juan Domingo Perón en el '46 y electo en el '47.
El Poder Ejecutivo Nacional expropió 18.000 hectáreas para erigir allí una Ciudad Universitaria de dimensiones extraordinarias en comparación a las por entonces existentes en Europa y Latinoamérica, con una superficie similar a la que tenía por entonces la Ciudad de Buenos Aires.
El proyecto original estaba pensado para una población de entre 20.000 y 30.000 universitarios, el 17% del total de los habitantes de San Miguel de Tucumán, y fue incluido en el primer Plan Quinquenal peronista al igual que la Ciudad Universitaria de Córdoba, que hoy recibe a diario a 100.000 personas.
Generaciones y generaciones de tucumanos fueron despojados de la revolución educativa, deportiva y cultural que proyectó Descole, a implementarse en San Javier porque para Vivanco, Caminos y Sacriste, el "clima bochornoso" de San Miguel de Tucumán "dificultaba el estudio y la investigación" y proyectaron que "allí se les podría brindar alojamiento adecuado a todos; al mismo tiempo que el contacto con la naturaleza propiciaba las condiciones óptimas para el desarrollo intelectual, moral y físico de los jóvenes".
"1.200 es una cifra que regresa a mis sueños; es una cifra que me persigue y es una cota, es la altura del cerro, es el nivel donde se desarrollaba la Ciudad Universitaria. De todo ese gran proyecto, lo único que persiste es ese número que una y otra vez regresa cuando duermo", confesó Vivanco en 1986.
La Ciudad Universitaria se dividiría en dos grandes núcleos: un casco principal se construiría en San Javier, a 1.200 metros sobre el nivel del mar y en una superficie de 100 hectáreas. Allí se concentraría toda la vida universitaria: facultades, institutos, un Centro Cívico, el Rectorado, biblioteca central, museo, teatro a cielo abierto, viviendas para alumnos y docentes, jardín botánico, instalaciones deportivas y hasta un estadio para 30.000 espectadores.
A 15 kilómetros, se levantaría un segundo casco de 300 hectáreas a 600 metros sobre el nivel del mar donde se pondría en funcionamiento la Ciudad Hospital, la Escuela de Agricultura (con campos de cultivo, huerta y granja), institutos de enseñanza secundaria, viviendas e instalaciones deportivas. Las viviendas que estaban destinadas al personal médico sí llegaron a construirse y se alquilan hoy a la comunidad universitaria, al igual que el acueducto de Anfama que la dotaría de agua y los quoncets para comedores, residencias y oficinas del proyecto.
Como si eso fuera poco, estaba previsto que ambos núcleos estén conectados por un funicular que, de acuerdo a las proyecciones iniciales, recorrería 2,5 kilómetros en nueve minutos transportando hasta 2.600 personas en uno y otro sentido.
"La Ciudad Universitaria de San Javier no será una mera inversión de millones, sino el comienzo, la puesta en marcha de una forma de vida, e! ejemplo de cómo debe situarse el hombre frente al medio, descubriendo el sentido, la fuerza y la energía latentes en la naturaleza... ”. Sacriste, Vivanco, Caminos (1947)
Maqueta del proyecto de Ciudad Universitaria.
La revolución educativa de Descole
El Rector Descole proyectó a la UNT a nivel regional y eso se reflejó en un crecimiento del 287% de la matrícula, pasando de 2651 estudiantes inscriptos en 1946 a 7613 en 1951. En ese período se lanzaron las Escuelas de Medicina, Agronomía y Ciencias Económicas; el Instituto Superior de Artes; el departamento de Educación Física y el Instituto de Periodismo, del que dependían el matutino Trópico y la Escuela de Periodismo.
En su Rectorado, impulsó una Revolución educativa que tenía como premisa "la identificación de la Universidad con los intereses del pueblo que mantenía con su trabajo la existencia de la institución", acompañado por un programa de becas para estudiantes y mejores condiciones salariales para los profesores universitarios, acorde a su labor cultural y científica.
Para Descole, la UNT moderaba las desigualdades regionales y tenía la misión de constituir un faro de cultura capaz de iluminar con su función "civilizatoria y progresista" al Norte argentino: ejemplo de ello fue la creación del Instituto de Geología y Minería en Jujuy en el '47, con el objetivo de solucionar los problemas que limitaban la industria metalúrgica.
El Rector impulsaba un cambio copernicano en la UNT, buscando propiciar el desarrollo de la investigación, actividad que consideraba estratégica para fundar una nueva enseñanza que permitiría transformar los claustros académicos en usinas de soluciones y nuevos conocimientos. Su propuesta se presentó como la Organización Departamental por Institutos.
Para ello, motivó la transformación de la labor docente con el objetivo de desterrar la enseñanza fundada en la repetición y alejada de la labor creadora, que -consideraba- había gestado un aprendizaje superficial y enciclopedista que se expresaba en "estudiantes pasivos e indiferentes, sólo interesados en conseguir un título habilitante".
Recorte del diario Trópico.
Descole proponía una educación personalizada, nutrida por el perfeccionamiento sistemático del profesor a través de la práctica sostenida de la investigación. El nuevo método debía promover la convivencia del estudiante con el docente y auspiciar un trato coloquial, mediante entrevistas y coloquios a los que atribuía evidentes resultados formativos y creadores.
También planteó la modificación del régimen de exámenes, los que debían ser suplantados por el sistema de promoción que estimulaba el trabajo continuado del alumno en tareas prácticas, supervisadas y diseñadas por el docente.
Los institutos obligaban a los estudiantes a culminar sus estudios con un trabajo de investigación, entendido como la necesaria vinculación de los alumnos con la práctica científica, mientras que los profesores quedaron a cargo de las Escuelas en el ciclo básico, mientras el ciclo aplicado estaba en el ámbito de estos novedosos institutos, que debían implementar una organización departamental que coordinaba la investigación y la docencia.
Descole era un convencido de que sólo en los institutos tomaría consistencia el perfil de egresados enunciado en el Plan Quinquenal de la Universidad. La UNT aspiraba a crear dos tipos de egresados: el denominado vocacional científico, cuya formación sería de los institutos y el que se designaba profesional que se educaba en el marco de las Escuelas.
Esta transformación educativa demandaba un sistema residencial como el de las Universidades de Europa y Estados Unidos donde "estudiantes y profesores vivían en un ambiente adecuado al estudio, la investigación, la meditación y el perfeccionamiento de los ideales de colaboración, regido por un código moral superior y que se traducía en valores ciudadanos".
El robo de la Ciudad Universitaria
La gran Ciudad Universitaria de San Javier constituyó la máxima expresión del proyecto educativo, científico y cultural de Descole. La paralización de las obras en el '55 fue el sepulcro del sueño de Descole: junto con la residencia universitaria cayeron en desgracia el instituto y la escuela de Periodismo y el diario Trópico.
El proyecto más ambicioso del Siglo XX en Tucumán fue reemplazado en 1965 por el campus de la denominada Quinta Agronómica, lapidando el perfil regional de la UNT. La Fiebre del Oro en la UNT y la llegada de regalías de Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) volvieron a traer a la luz el proyecto de la Ciudad Universitaria.
El 60% de las utilidades de YMAD eran para Catamarca ("hasta el 7 de junio de 1968, o antes si se concluyera en menos tiempo la Ciudad Universitaria, el porcentaje establecido se reducirá al 50% del total general, destinándose el 10% restante a la referida construcción emprendida por la Universidad Nacional de Tucumán") mientras que "el cuarenta por ciento restante (40%) será destinado para la terminación de la Ciudad Universitaria, conforme a los planos ya aprobados".
"Una vez cumplidos los propósitos señalados en el punto anterior de ese porcentaje del cuarenta por ciento (40%), se destinará el cincuenta por ciento (50%) a la Universidad Nacional de Tucumán y el cincuenta por ciento (50%) restante a la formación de un fondo nacional que será distribuido entre las demás universidades del Estado", reza el inciso C del artículo 18 de la Ley 14.771.
Sin embargo, el 2 de enero de 2008, el rector Juan Alberto Cerisola firmó el Convenio Nº 6 UNT - YMAD, de fecha 02/01/2008 en el que se dio por satisfecha la obligación del YMAD de distribuir el porcentaje del 40% de sus utilidades, previsto en el art. 18, inc. "b" de la Ley 14.771". La gran Ciudad Universitaria fue reemplazada por un plan de obras valiéndose de un “mecanismo normativo paralelo” para eludir todo control y rendición de cuentas. Los representantes de la UNT en el Directorio de YMAD, Rodolfo Martín Campero y Mario Marigliano, así lo permitieron, con la complicidad de funcionarios y autoridades universitarias que aun hoy se desempeñan en la Casa de Altos Estudios y cuya detención ha requerido la Justicia Federal.
El exRector Cerisola, al prestar declaración indagatoria ante el juez federal Carlos Brito en la causa por la presunta administración culposa de los fondos de YMAD, sostuvo que "todas esas obras, los planos de las mismas, suman $267.669.000, este valor de este plan de obras es sumamente superior a que si solamente hubiésemos pensado en construir la vieja Ciudad Universitaria del cerro San Javier". Se estima que las regalías mineras que correspondían a la Casa de Altos Estudios superarían los U$S 1.000.000.000 (mil millones de dólares).
La Ciudad Universitaria
Casco Principal
-Tres Facultades
-Todos los institutos
-Rectorado
-Biblioteca central
-Museo
-Bibliotecas
-Talleres
-Teatro a cielo abierto
-Instalaciones deportivas
-Estadio con capacidad para 30.000 personas
-Viviendas colectivas de los alumnos, las de los profesores y personal administrativo
-Servicios comunes correspondientes(jardín de infantes, escuela
primaria, primeros auxilios, proveeduría local, etcétera)
-Jardín botánico
-Arboretum
Casco secundario
-Núcleo hospitalario
-Escuela de Agricultura —con sus campos de cultivo, huerta y granja—
-Institutos de enseñanza secundaria Viviendas
-Servicios generales
-Instalaciones deportivas
-Estación inferior del funicular
Los planos "ya aprobados" de la Ciudad Universitaria de la UNT