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"Suyana era una de las dos tapires que fueron liberadas": la gravedad tras la matanza más cruel

TRAGEDIA ECOLÓGICA

Los tapires se extinguieron en Tucumán hace más de 80 años. Se reproducen lentamente: a partir de los 4 años, con un embarazo de 13 meses, y paren una sola cría. La tragedia detrás de la cacería de Suyana, explicada desde la reserva Horco Molle.

SUYANA





Este viernes, desde la Reserva Ecológica Horco Molle informaban una posible situación que fue confirmada el sábado: la muerte de Suyana, una tapir liberada en la zona de San Javier, en el marco del “Proyecto Tapir”, desarrollado entre la reserva y la Universidad Nacional de Tucumán, entre otros.

Lamentablemente, en las últimas horas se volvieron virales imágenes de Suyana, horas después de haber sido cazada, junto a armas y escopetas. Esta muerte considerada un biocidio, es decir, un crimen contra la vida de un animal, causó indignación en asociaciones animalistas de todo el país.

En comunicación con Juan Pablo Juliá, quien está a cargo de la reserva, le consultamos sobre esta reciente viralización de imágenes de Suyana sin vida, que además involucran a una persona señalada como la culpable de esta muerte: “En realidad nosotros hemos dejado todo el material recopilado y la información en manos de la justicia, no queremos entorpecer la causa. No sabemos cómo se filtró todo. Esperamos que no entorpezca la investigación” dijo, en total desacuerdo con la viralización de estas imágenes.

“Lo que queremos es que el caso se resuelva, y no queremos hacer nada que perjudique ese objetivo. Esto pone en sobre aviso a la gente que puede estar involucrada y da oportunidad de ocultar todo”, aseguró.

Sobre este trabajo que tiene años de funcionar en Tucumán, Juliá explicó que el tapir es una especie en extinción hace más de 80 años en la provincia: “El Proyecto Ttapir lo venimos trabajando en la reserva desde hace muchos años, en conjunto con investigadores y científicos de Argentina y de otros lados del mundo, con el objetivo de reintroducir al tapir en Tucumán, es una especie extinguida hace 80 años. Buscamos reintroducir a este ser vivo, que es el mamífero más grande de Argentina, es el proyecto más grande del NOA” remarcó.

Sin embargo, más allá de la profunda tristeza por todo lo sucedido, desde Proyecto Tapir creen que la muerte de Suyana no será en vano: “Creemos que el alcance que ha tenido esta desgracia puede ser una bisagra que significa un antes y un después en como tratamos a la fauna autóctona. Dentro de lo terrible que es esta noticia puede ser también un punto de inflexión para bien. Lo que no podemos dejar es que algunas personas mal intencionadas nos venzan al resto de los tucumanos de bien que queremos que vuelvan los tapires. Sería un error volver atrás en lo ya trabajado”  aseguró Juan Pablo con eltucumano, dejando saber que no van a bajar los brazos en su gran sueño de que el tapir vuelva a poblar la yunga tucumana.

“Tapires hubo en toda Sudamérica, desde el Amazonas hasta el Norte de Argentina. En Tucumán llegaban hasta el sur de la provincia, y habitaban no solo en la yunga, sino en lo que llamamos región chaqueña, al Este. Hoy por hoy el ambiente que está en mejores condiciones es La Yunga, por eso elegimos el parque san Javier para llevar más reintroducciones. En el futuro queremos incluir al parque nacional Aconquija” informó Juan Pablo a eltucumano, sobre la continuación de este gran sueño ecológico.

Los tapires en comparación con otros mamíferos, se reproducen lentamente. Un tapir llega a la madurez sexual recién a los 4 años, y una hembra tiene una gestación de 13 meses después de lo cual nace una única cría. Cuando paren, casi inmediatamente quedan en celo, y pueden volver a quedar preñadas, pero en el cálculo es visible que tienen menos de una cría por año. En estado silvestre viven entre 15 y 20 años.

“Los tapires son animales sedentarios muy tranquilos, pacíficos, no representan ningún peligro para nadie. Es su mismo carácter confiado y bonachón es que hace que sean presa fácil de los cazadores. Un tapir no tiene enemigos naturales. Solo donde hay yaguaretés un tapir tiene un enemigo natural” especificó el presidente de la reserva Horco Molle, aunque dejando saber que los seres humanos son evidentemente un peligro para este mamífero herbívoro.

“Ahora quedó otra hembra en libertad y en los próximos días vamos a liberar a un macho. Esta única hembra está monitoreada con un collar con GPS. Todos están con ese collar. En el caso de Suyana perdimos el rastro por un corte de internet. En ese tiempo estuvimos siguiendo los tapires buscándolos personalmente. El problema de internet redujo la precisión” explicó, sobre lo que pudo haber pasado con Suyana.

“Probablemente si internet hubiera estado funcionando. Algunos senderistas ya se han cruzado a Suyana y Sami, la otra hembra liberada. Nuestro consejo es que si se cruzan con un tapir, no traten de tocarlos, disfruten el momento. No hay que darles ni comida ni nada. Tienen comida de sobra donde están. Estamos controlando todo” dijo.

La matanza de este animalito, pese a que muchas personas han decidido restarle importancia, es mucho más grave de lo que se piensa: “Esto es un golpe durísimo y con esta reproducción tan lenta y que haya afectado a una hembra es peor aún, porque son las hembras las que van a determinar con qué velocidad crece la población. No nos han derrotado, el grupo está trabajando y analizando qué es lo que podemos mejorar. Vamos a salir delante de todo esto”.

Hace un siglo, era bastante común cruzarse con estos animales en distintos puntos de Tucumán. Sin embargo, se cree que se extinguieron por dos o tres causas principales. Principalmente, el nivel de destrucción de las yungas y otros ambientes propicios para tapires. Mucho ganado y mucha gente viviendo en las yungas. no se llevan bien con el ganado. Actualmente se vive una suerte de recuperación de parte de las yungas, la cantidad de gente que vivía 70 años atrás, hoy es menor.

“Creo que podemos logar todo frente a la reacción pública del caso, que la cacería se vuelva mínima. Siempre hemos ponderado los riesgos de los proyectos. La cacería y los perros cimarrones eran dos riesgos y por eso trabajamos activamente hace años con educación ambiental en toda la zona del entorno de los tapires. Lamentablemente, la educación ambiental no hace cambiar a todas las personas. En estos momentos es la justicia la que tiene que actuar, y que den una respuesta que sirva para que todos piensen dos veces antes de actuar”, finalizó Juan Pablo Juliá, sobre la lamentable muerte de Suyana.