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María Cristina Aranda: "Por tanto odio y rencor que cargo tengo un montón de enfermedades"

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

María Cristina Aranda dio fuertes testimonios para latucumana FM 95.9 sobre el daño que le causó el homicidio de sus hermanos Francisco “Cuco” Aranda y Juan Antonio Aranda, secuestrados precisamente un 23 de marzo de 1975, bajo el marco del Operativo Independencia.





Se cumplieron 48 años de esa fatídica “noche negra” como le llama María. Estaban reunidos en el casamiento de Liliana Lazarte y Humberto Carrizo, en la localidad de San Pablo, cuando un grupo de 30 hombres armados de la policía federal y militares, algunos vestidos de civil y otros uniformados, entraron a la casa donde era la fiesta. Allí se llevaron a los hermanos Aranda junto a otros invitados. “Esa noche se llevaron niñas de 14 años que las violaron. Primero los llevaron a la finca de Lules, y cuando mi papá descubrió donde estaban los trasladaron a la Escuelita de Famaillá; 10 días los tuvieron ahí y luego los asesinaron”, recuerda.

Tanto odio y rencor acumulado, dejó en María secuelas muy grandes. “Yo estuve ocho años en tratamiento psiquiátrico, psicológico y neurológico. Hoy me siento bien, me siento recuperada. Me hice alcohólica, fumaba tres paquetes de cigarrillos diarios. Se que eso es todo consecuencia del odio, porque el recipiente que carga odio se corroe”. A su vez, cuenta la soledad en la que vive: “Por tener a mis hermanos marcados, muchas amistades y familiares se alejaron de mí. Yo vivo sola, este es mi exilio”.

Sobre Francisco, María lo describe como un chico tímido y muy apuesto. Tenía 18 años cuando lo secuestraron; fue al Colegio San Pablo Apóstol y trabajaba en una metalúrgica; aparentemente pertenecía al PRT y al ERP. Su hermana cuenta que jugaba al sóftbol y actualmente conserva un banderín que dice “Federación Argentina de Sóftbol”. “Un día estaba jugando en casa, mientras nosotras hacíamos de espectadoras en la escalera, y le metió un pelotazo a mi hermana Alicia y le rompió el tabique”, rememora María Cristina.

“Para mi, mis hermanos murieron recién en 2017, cuando fue la Megacausa y logré que los exhumaran, pude ver esos restos que quedaban; solo era un pedacito de camisa y un mocasín que los reconocí, es todo lo que me queda de mis hermanos", relata con mucho dolor. “No quedé conforme con la sentencia. Muchos gritaban y aplaudían; yo no, yo no aplaudí”.

De Juan Antonio, “Nito” como le decían, aún se encuentran desaparecidos su mujer, Leila Susana y su hijo, quien tenía apenas 22 meses cuando lo secuestraron.

“No puedo ni quiero olvidar, porque mis muchachos viven en mi corazón y sus ideales están vivos, ellos querían una patria más linda para nosotros”, cerró María Cristina.