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Zaida, la joven ingeniera electrónica recibida en la UNT que quiere cambiar el mundo

UN ORGULLO

Fue la primera y hasta hoy la única mujer en cursar la carrera. Ahora sueña en grande.

Zaida Caiguara Ramírez, primera ingeniera electrónica de la UNT. (Foto: La Nación)





Zaida Caiguara Ramírez tiene 28 años. Es de Jujuy, descendiente de originarios. Desde muy pequeña, hasta que decidió radicarse temporalmente en Tucumán, forma parte de la comunidad kolla de La Quiaca Vieja, herencia de su abuela que vive en esa ciudad. La semana pasada se recibió de ingeniera electrónica en la UNT (Universidad Nacional de Tucumán), convirtiéndose en la primera mujer en lograrlo y, de hecho, hasta ahora la única en intentarlo.

Un orgullo para Jujuy y también para la casa de Altos Estudios tucumana, que hoy ve en Zaida una motivación para que más mujeres se animen a estudiar las denominadas carreras STEM (las siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). De hecho, es la misión que se ha propuesto la propia Zaida luego de presentar y aprobar con éxito su tesis sobre cómo mejorar el tránsito aéreo sin siquiera haber subido a un avión en su vida. Un pendiente que no le impide proyectar mejoras en un rubro para ella todavía desconocido.

“Fui la primera en muchas cosas”, reconoce Caiguara Ramírez a diario La Nación, al tiempo que cuenta cómo pudo hacer posible su sueño gracias al apoyo incondicional de su familia, que estuvo dispuesta hasta a cambiar de hogar para que Zaida pueda alcanzar su objetivo.

Hace dos años, la joven jujeña fue seleccionada en el programa Semillas para el Futuro, de la compañía Huawei, debido a su gran desempeño en pos de promover el derecho al acceso a internet y la inclusión en las TICs. Colabora en Global Shapers, una iniciativa del Foro Económico Mundial para generar un movimiento de jóvenes para que desempeñen un papel activo en la configuración de las agendas locales, regionales y globales.

A continuación, parte de la entrevista realizada por el mencionado medio a la joven jujeña titulada en la UNT:

-¿Cuánto había de electrónica en tu casa?

-Nada (se ríe). No es tanto que yo busqué la electrónica, sino que la electrónica me encontró. De chiquita era muy curiosa, me gustaban las computadoras que había en la escuela a la que yo iba. Había telescopios. Me interesaba saber cómo funcionaban, cómo se procesaban las imágenes en las computadoras. Cuando terminé el secundario, me mandé.

-¿Y qué se necesita?

-Inversión en infraestructura, porque si no la ves o no la vivís no podés proyectarte hacia algo. Siempre me pregunto por qué una persona que nunca estudió ni vio nada de electrónica termina aprendiendo cómo funciona un satélite o cómo mejorar el tráfico aeroportuario (mi proyecto de tesis). Yo creo que es atreverse a soñar. Ahora me desafía poder construir ambientes en donde uno se sienta cómodo a la hora de soñar. Estoy haciendo cosas que siempre soñé de chica y que hoy se están materializando.

-¿Y qué soñabas de chica?

-Cambiar el mundo, así de simple. Siento que agarré la ingeniería como herramienta para cambiar el mundo.

-¿Y qué es cambiar el mundo?

-Hacer un ambiente donde todos podamos tener oportunidades y ser felices, haciendo lo que te gusta, sin tener restricciones por el entorno.