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Legionella en Tucumán: todavía no se sabe el origen de la bacteria y hay más de 150 casos en estudio

CASO LUZ MÉDICA

El caso Luz Médica fue uno de los principales temas del XXII Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). “Aún no tenemos idea de la magnitud del brote”, afirmó Gustavo Costilla Campero. El lunes se cumplen dos semanas del desalojo del sanatorio.

(Foto tomada de Clarín)





El pasado 7 de septiembre, el Ministerio de Salud Pública de Tucumán brindó su último informe sobre el brote de neumonía a partir de la detección de la bacteria Legionella en el sanatorio Luz Médica de la Capital tucumana, confirmando 22 casos en estudio, seis fallecidos, cuatro internados, dos pacientes con asistencia respiratoria mecánica y doce ambulatorios. Este sábado, el diario La Nación recalcó que el próximo lunes se cumplirán dos semanas del desalojo del sanatorio y que a la fecha hay "más de 150 casos en estudio y la posibilidad de que esa cifra aumente" según se informó durante la segunda jornada del XXII Congreso de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).

Aún no tenemos idea de la magnitud del brote”, aseguró Gustavo Costilla Campero, profesor de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán y jefe del Servicio de Infectología del Hospital Ángel Cruz Padilla, en la capital provincial. El especialista señaló que la investigación del brote sigue en curso y todavía hay que responder varias preguntas, como cuál fue la o las fuentes de la infección y qué tipo de legionella está detrás de las seis muertes asociadas que se informaron oficialmente. 

El medio porteño subrayó que "nadie arriesgó tiempos" para conocer el alcance del brote durante la presentación que Costilla Campero compartió con Mónica Prieto, jefa del Laboratorio de Bacteriología Especial de Anlis Malbrán; Analía Mykietiuk, jefa del Servicio de Infectología del Instituto Médico Platense y referente en legionelosis de la SADI, y Armando Chamorro, ingeniero especializado en diagnóstico de edificios enfermos y director del Laboratorio de Calidad de Aire del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de San Martín.

Costilla Campero resaltó la rápida notificación de los casos desde Tucumán. “La demora, tal vez, fue la semana previa cuando se iban presentando los casos clínicamente, que no se tenía diagnóstico. Pero desde que se notificó y se activaron los protocolos de vigilancia y derivación de muestras, se pudo llegar a los pocos días con la identificación [de la bacteria].” 

En ese sentido, sostuvo que con la ampliación de la definición de caso, se incorporaron más personas a la investigación epidemiológica con los criterios de sospecha. “El número potencial de personas expuestas no está cerrado: son más de 150 las personas en estudio de manera retrospectiva”, detalló. 

Esa cifra incluye personal de salud, pacientes, cuidadores y otros que visitaron la clínica durante agosto y los primeros días de este mes. 

La amplitud del brote no se cerró porque todavía falta terminar de evaluar casos que están en seguimiento, sospechosos. El último día de exposición potencial, con la fuente activa, fue el 3 de septiembre, cuando se desalojó el lugar. Hay que contar entre 10 y 16 días como período de incubación. Todavía, a 13 días, estamos en ese período en el que podría presentarse alguna persona con síntomas asociados con este brote. El lunes, si no aparecen nuevos casos sospechosos, ya se podría descartar que se incorporarán más afectados, excepto las personas en seguimiento con estudios serológicos pareados”, explicó.

La prueba consiste en tomar dos muestras de sangre, con un intervalo de entre dos y cuatro semanas, para luego analizar juntas.

Nos falta poder precisar todavía el tipo de agente [que causó la enfermedad]: sabemos que es legionella, hay dificultades diagnósticas para tipificar la bacteria aislada, lo que puede demorar un tiempo, y no tenemos los resultados de las muestras ambientales de la evaluación de la institución [por el sanatorio] que se hizo la semana pasada. Por lo tanto, nos queda pendiente también conocer la fuente del brote, que en las instituciones de salud puede tener uno o múltiples orígenes”, indicó el especialista.

Costilla Campero aseguró que el brote de la clínica de Tucumán dejará varias “enseñanzas” sobre cómo actuar, desde autoridades hasta directivos de instituciones y la comunidad en general. “La legionelosis, como se planteó hoy, no es algo nuevo, emergente, sino que estaba entre nosotros y no se estaba viendo, quizás por falta de un método diagnóstico o de criterios clínicos que, ahora, vamos a tener que revisar", manifestó.

"Este brote, que como destacaron los panelistas hoy es parte del aumento de casos que está ocurriendo desde 2020, con la pandemia de Covid-19, demuestra la importancia de empezar a considerar la salud ambiental, dentro del concepto de Una Salud, que nos dice que la salud humana no depende solo de sus propias prevenciones, sino de una adecuada salud ambiental y animal. En la población en general también tomó valor la importancia los cuidados del agua, el aire, el suelo”, planteó.

Durante la presentación, que fue la primera de la segunda jornada del congreso de la SADI con gran convocatoria, se señaló la inquietud que este brote también generó en la comunidad médica sobre el manejo clínico de los pacientes y qué antibióticos utilizar, lo que el especialista en salud pública y epidemiología de Tucumán atribuyó a la alta mortalidad que tuvo este brote.

“También deja algunos cuestionamientos de los brotes notificados en instituciones de salud, edificios públicos y hoteles Pero, como planteó el ingeniero, hay que contar con un manual de procedimientos para tener edificios saludables con los controles adecuados. Las autoridades deben auditar y supervisar que las condiciones de calidad de todos los centros asistenciales, los edificios públicos: que en sus puntos o lugares de riesgo tengan un manejo y mantenimiento correctos para la prevención", remató.