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"Rompí en llanto mientras lo escribía": el mensaje al hombre que mató al carrero en Tucumán

SOCIEDAD

Flor es una vecina tucumana que vio las imágenes del hecho protagonizado por Miguel Cajal y Santiago Melián que conmocionó a la provincia desde el sábado. Qué dice, piensa y siente al respecto: “No soy la única”.

Miguel Cajal quedó detenido con prisión preventiva. Foto: Los Primeros.





Flor tiene 47 años y está atendiendo su librería polirrubro desde las 8 de la mañana y lo hará hasta las 11 de la noche. “Recién puedo hablar con vos porque estoy ayudando a mucha gente a completar el censo digital y muchos dejaron todo para último momento. También ya se vienen los actos patrios en las escuelas como el Día de la Escarapela, después el 25 de Mayo y después el 9 de Julio”.

Durante el diálogo con eltucumano algunas veces Flor interrumpirá la charla para atender a madres y niñas que necesitan cartulinas, goma eva, papel crepe, telas celestes y blancas. “Mientras pasa todo lo que estamos viviendo como sociedad no dejo de pensar en el país que vamos a dejarles a ellos, a los chicos, a quienes de verdad son el futuro del país. Y por eso veo a esta niña que viene a comprar y me duele, me duele mucho lo que está pasando”.

Y lo que está pasando es lo que ha atravesado a muchísimos tucumanos y tucumanas desde el sábado: un balazo de realidad cruda, dura, seca al corazón de una parte de la sociedad que ha vuelto a decir basta, a mostrar su hartazgo e impotencia ante la inseguridad que se vive y que, como en otros casos anteriores, ha tomado posición a favor de Miguel Bartolomé Cajal, el hombre de 71 años que disparó con su escopeta a Santiago Melián en plena luz del día ante la vista de todos.

Flor ha escrito sin filtros su opinión sobre el hecho y ha generado el apoyo de muchas personas que coinciden con ella. Dijo: “Tiene que quedar libre. Así es como debe ser. Al fin y al cabo no hizo nada malo. Mis respetos a ese buen hombre”. ¿Qué hay detrás de un comentario? ¿De una opinión? ¿De una frase contundente que aviva el debate? Veamos.

“Cuando vi el video lo primero que sentí fue impacto. La primera vez no entendía qué pasaba, hasta que pude saber el por qué. Luego lo que me invadió fue la impotencia. Yo misma he sido víctima de tres asaltos y si estoy viva es de milagro. Es una sensación fea sentir un revólver en la cabeza, que te peguen, que me tiren de los pelos. Entonces mi empatía ha sido como una víctima hacia una persona como ese señor de 71 años que a esa edad no puede sufrir, a quien podría haberle venido un shock y morir infartado. Sí, pensé en alguien que podría ser mi abuelo”, dice Flor este lunes mientras el caso conmociona a Tucumán.

Al ver esas imágenes uno siente impotencia, bronca, furia, confirma que estamos cada vez peor, a nada de mejorar. Yo ahora vivo tranquila en un pueblo, pero la experiencia de vivir en la Capital no la olvido: estar en la parada mirando para todas partes a ver si alguien te roba, subir a ese colectivo y esperar que nadie te rompa la cartera. Es terrible vivir así”, agrega y encuentra una razón en la empatía que mucha gente ha encontrado en el jubilado y no en el carrero asesinado.

Sé que Dios es el único que puede quitarnos la vida, pero la gente está cansada, harta. Y busca hacer justicia por mano propia. Nunca va a tener la justicia que quiere. Los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra. Siempre he visto el caso desde el lado del jubilado, mentiría si me he puesto en algún momento a pensar en el delincuente”.

Ante este escenario donde un caso resume y contiene tantas aristas, ¿qué piensa qué sucederá con Cajal, sentenciado a dos meses de prisión preventiva en una comisaría hasta que sea el juicio? “Ante una situación como esta, la Justicia decidirá lo que suceda. Adueñarse de lo ajeno es inadmisible. Tal vez ahora aparezca, después de semejante acontecimiento, la Justicia que esperamos. No para conformar a la sociedad, cuya sed de justicia es cada vez más grande, pero sí para hacer lo que tiene que hacer. Ahora yo me pregunto, ¿por qué tiene que pasar esto para que actúe la Justicia? Si la Justicia pusiera manos más firmes, esto no sucedería. Por ejemplo, leo que cada vez se reclutan más policías y no veo ningún policía en los barrios. ¿Dónde están?”.

“Lo que sucede con estos casos, más allá de que estamos acostumbrados a la inseguridad, es que pintan un panorama más desesperanzador. Todos los días se ve delincuencia. Una muchas veces se frena de opinar, pero esta vez opiné sin vueltas. Todo lo que vimos el sábado supera todo límite de imaginación. Que Dios no lo permita si me pasara a mí lo que le pasó al jubilado, pero no sé qué haría. Leí que es un excombatiente de Malvinas. Sé lo que escribí, sé que es mi opinión y sé que no soy la única. Muchos piensan como yo”.

Al analizar por un instante qué pasó con el carrero, Flor indica: “Insisto: no puedo evitar pensar en el jubilado cuando le robaron la moto y se quedó con los brazos abiertos mirando a la nada y ver que el otro muy pancho anda por el barrio tirado en un carro por un caballo. Ahora yo me pregunto: el delincuente no puede pensar en que tenía una familia. ¿Un delincuente no puede cambiar? ¿No puede decir: ‘No lo voy a hacer por mi vieja, por mi mujer, por mi hijo? ¿Tanto cuesta cambiar?’”.

Las repercusiones del comentario publicado por Flor han sido favorables: “Lo he escrito con dolor, lo hice llorando. Rompí en llanto mientras lo escribía. Fue un llanto desconsolado por la edad del hombre que podría haber amanecido para poner la pava, ver el noticiero, leer el diario, y de repente su vida ha cambiado cuando ya debería estar descansando tranquilo con su vida. Es el llanto inmediato que he sentido, que me duele, que ahora mismo me duele mientras hablo con vos. Es un llanto y he sentido mucha impotencia”.

¿Cuánto siente esta vecina tucumana que el drama actual ha comenzado? ¿Cuál fue el inicio? ¿Cuándo comenzó a escribirse esta historia con sangre? “Creo que es cuando la Justicia y la Policía empezó a mirar al costado y de repente se les hizo imposible combatir el flagelo de la droga. La corrupción y la inseguridad que vivimos son las consecuencias de esto. Hay un claro desinterés por hacer bien las cosas, una falta de compromiso con la sociedad. Cada cuatro años vamos a votar con tanta esperanza y esto está cada vez peor. En una provincia tan chiquita como Tucumán, ¿va a ser tan difícil controlar la droga, la violencia, la discriminación, la delincuencia?”, cierra Flor, mientras una niña irrumpe en el diálogo y le compra una escarapela de 30 pesos que paga con un billete de 100.

“Les enseñamos a los niños el amor a la patria, a crear personas de bien, a respetar el himno, la bandera. Esas cosas han perdido el interés y también explican lo que vivimos. Nuestro himno, las marchas de Malvinas y San Lorenzo son las más bellas. Tengo 47 años, he sido criada con valores, con moral, y agradezco a mis padres cómo me criaron, manteniendo firmes mis posturas, con errores como todos, pero con valores. Y con estos valores es que me animo que pedir que no perdamos la esperanza. Esto puede cambiar para bien del ciudadano, somos muchas las personas de buen corazón. ¿Por qué tiene que pasar esto para que reaccionemos? ¿Hasta cuándo?”.