Top

"Queremos que un joven de El Sifón pueda ir a la Facultad"

solidaridad

Los vecinos del barrio Juan Pablo II se organizaron hace más de 20 años para paliar el hambre en plena crisis económica y desde entonces no pararon de trabajar con las urgencias del barrio. Tras la gran deserción escolar, hoy piden colaboración para que los niños y jóvenes tengan acceso a la educación.





Irma Monroy vive en el barrio Juan Pablo II, conocido como El Sifón y es la presidenta de la "Asociación Civil Los Lapachos Tucumanos" . Tiene mucho para decir, pero siente que no encuentra las palabras correctas para comunicarse. “Me hubiera gustado saber más y tener otras palabras para expresarme. No tengo la suficiente educación para ponerlo en mejores palabras. Pero lo cierto es que me encanta ayudar a la gente”, dice en diálogo con eltucumano.com. 

La urgente necesidad de que no se les mueran los hijos de hambre llevó a los vecinos de  El Sifón a juntar entre todos un par de pesos y compartir un tacho de lavarropas a modo de olla popular. Así comenzó la organización comunitaria en plena crisis del 2000.  “Con la necesidad de que no se nos mueran los hijos nos hemos reunido. Armamos ollas populares porque no había trabajo, nada”, relata Irma. Desde ese momento no pararon de trabajar con las urgencias del barrio.

 Al principio fue el hambre, desde hace algún tiempo y tras el impacto de la pandemia, la urgencia es la educación. Ya conformados como Asociación Civil  desde 2002, piden colaboración a la comunidad tucumana para poder darles apoyo escolar a los niños y jóvenes del barrio. “Estamos con lo urgente. En el barrio hay muchos chicos que han dejado la escuela por distintos motivos. Algunos por la pandemia, otros porque no tenían celular o internet. Otros porque los padres no pueden hacerse cargo, o no los pueden ayudar porque muchos son analfabetos proque no les quedó otra”, indica.

En Los Lapachos actualmente  funciona un comedor comunitario que brinda almuerzo, merienda y cena a unas 120 familias. Además, ofrecen talleres para los chicos y también funciona una escuelita de verano.

"Aquí hay muchos chicos que están buscando un camino diferente, ayúdennos a darles una oportunidad. Nos sirven todo tipo de colaboraciones siempre que se lo haga de corazón. Cuadernos, lapiceras y voluntarios que puedan dar apoyo escolar. Que las personas que ayuden, sepan que, con ese lápiz usado, están ayudando a cambiar una vida".

“Queremos que un joven de este barrio pueda ir a la facultad. Hay muchos que quieren estudiar, pero no tienen los recursos”, señala Irma y comenta que iniciaron un censo para saber concretamente cuántos son los niños que abandonaron la escuela o bien aquellos que nunca pudieron asistir a una institución educativa. En el proyecto de Los Lapachos Tucumanos se considera la posibilidad de implementar la figura de “padrino” para cada chico que quiera reinsertarse en el sistema. Por el momento buscan voluntarios para brindar clases de apoyo. 

La idea es que, cuando vuelvan de la escuela para hacer la tarea de la casa, tengan el apoyo de alguien que sí sabe. Que puede ayudarlos a entender las cosas que no saben. A veces les mandan tarea para la casa, pero en la casa no hay quién lo ayude porque tampoco han tenido educación. Necesitamos que la gente que ha tenido la suerte de tener eso no ayude”, comenta.

“Se habla mucho de la delincuencia y no se hace nada con la educación. Hay niños que no les queda otra, les queremos dar la oportunidad, queremos que tengan la posibilidad de intentarlo. Trabajamos con la urgencia, hoy lo urgente es la educación y la cultura dentro de los barrios”, concluye la referente.