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"Cuando me mostró la foto, sentí ganas de llorar": la pesadilla de una tucumana y la estafa sin nombre

SOCIEDAD

Ana Castro sufre un calvario en vida desde el 14 de diciembre. Ese día, un supuesto llamado del Ministerio de Salud abrió las puertas del drama. Desde entonces, todo es una tortura para ella y para las otras víctimas de un peligro que nos puede pasar a todos: "Hay un número oculto que me persigue todo el tiempo".

Ana Castro denuncia: "Muchas personas se hicieron pasar por mí".





Ana Castro estaba sentada en un bar tratando de tomar un café, pero no pudo. Luego del primer sorbo, sonó otra vez su celular y esta vez llegó una foto de su cara junto a la palabra “estafadora” y un mensaje: “Mirá, tía, esta foto tuya con un nombre falso está circulando”. Ana quedó helada, el café se enfrió, y un nudo en la garganta se instaló para el resto del día: “Cuando mi sobrina me mandó la foto, solo sentí ganas de llorar”, le cuenta este jueves Ana Castro a eltucumano

Es un calvario en vida que Ana empezó a padecer desde el 14 de diciembre, cuando nada hacía prever lo que seguiría a continuación, lo que comenzó con lo que parecía ser un llamado desde el Ministerio de Salud: “Sí, todo empezó el 14 de diciembre. Ese día me hackearon el WhatsApp. Se hicieron pasar por el Ministerio de Salud diciéndome que me iban a pasar el pase sanitario a mi celular. Yo estaba haciendo cosas y no sospeché nada extraño. Ya en 2021 me habían llamado del verdadero Ministerio de Salud para revisar el cumplimiento del aislamiento de mi hermana y de mi hijo que habían regresado de España. Entonces esta vez también les presté atención y me dijeron que la intención era habilitar el pase sanitario”. 

“Iba una hora de charla, verificaban la primera dosis, la segunda dosis, me preguntaban si tenían la vacuna mis hijos. Me preguntaban si tenía familiares que hayan tenido covid. Si una de las reacciones posteriores habían sido manchas blancas en la piel y que me iban a agendar un turno para mi hijo, otro turno para vacunarlo al de 8 años, la tercera dosis para mí y que me iban a llamar del consultorio de un doctor con un código para activar. Mientras hablaba con esta gente que se hacía pasar de Salud, desde WhatsApp me llegó un mensaje en paralelo: ‘Están rastreando tu celular, este código no se lo pasés a nadie’. Le aviso a la persona que se hacía pasar por alguien de Salud que había acabado de recibir ese código y me dicen que sí, que estaba bien, que lo activara y siguieron pidiéndome información de mis hijos. Era tan creíble todo que activo el código cuando me entra otra llamada de una amiga que llamaba insistentemente y me dice: ‘Ana, ¿me estás pidiendo plata por whatsapp? Te están hackeando el celular’”.

Luego del llamado de su amiga, Ana Castro les cortó el teléfono a los estafadores del otro lado del celular y su WhatsApp quedó bloqueado por 12 horas. Acto seguido, Ana le avisó a su hija que alertara a todos los contactos en común de la situación: “Avisales que están pidiendo plata en mi nombre, avisá en todos los grupos para que no caigan en la trampa”. Pero hubo víctimas: “Como soy comerciante y no podía usar mi teléfono, a mucha gente no podía llegar. Los estafadores han pedido plata a mucha gente y tres personas han caído: les dijeron que yo estaba con una urgencia y, lo que más usaron, era hacerse pasar por mí y hacerles creer que yo les alquilaba mi casa en Tafí del Valle a través de una transferencia. Les decían a las víctimas haciéndose pasar por mí: ‘Estoy con una urgencia y no llego a verte. Ya haceme una transferencia”.

Las primeras víctimas de este calvario pagaron 25 mil pesos cada una. Pero el drama no cesó: “Así empezó, y no sabía en qué más me podían afectar. No sabía hasta dónde me podían hackear el teléfono, empecé a cambiar las claves del homebanking, todo. A las 12 horas recupero mi WhatsApp y no queda registro de ninguna charla con mis contactos. Todas esas conversaciones habían sido borradas. Hago la denuncia en la Policía, en la unidad de Delitos Cibernéticos, pasa un tiempo sin novedades hasta que llega el 29 de diciembre”.

Ese 29 de diciembre, en vísperas del Año Nuevo, alquilar una casa en Tafí del Valle con toda la familia para recibir este 2022 era una de las ofertas más atractivas para muchísimas personas. Un deseo que se convirtió en pesadilla: “Ese día me entra una llamada de un señor. Me dice: ‘Hola, ¿Ana Castro? Yo no sabía si estabas en Monteros. ¿Cómo hago para retirar la llave?’. En ese momento le digo que era la primera vez que hablaba conmigo, que yo no soy de Monteros, que no le había alquilado la casa. Ahí es cuando me entero que habían creado un perfil en Facebook con mi foto y habían copiado los datos de mi casa en alquiler que efectivamente la tenía ofrecida por Marketplace. Una vez que el señor realizó la transferencia por 17 mil pesos para recibir el 31 y no logró volver a contactarse con el perfil falso, buscó en Facebook y llegó a mi perfil real y encontró mi celular. La transferencia la hizo a nombre de Lidia Isabel Pérez por 17 mil pesos. Cuando le dije que no era yo, se enoja este señor y me empieza a insultar. ‘¡No sabés con quién te has metido!’. Y empieza con un montón de amenazas feas. Le paso fotos de la denuncia, entro en la paranoia de no saber si el señor era otro estafador o un estafado, y pienso lo peor: en cualquier momento me cae y me hace daño. El señor no se tranquilizaba, no me creía y me avisaba que mañana se iba a comunicar mi abogada conmigo y que yo iba a ir presa”.

Con la feria judicial en curso, el vacío legal y la falta de investigación dejó desamparada a Ana Castro y a quienes fueron víctimas de los estafadores que utilizaron sus nombres. “Crearon un perfil falso mío en el Facebook con mi foto de perfil, fotos de mi casa, con todos los datos míos. Alquilaban la casa y vendían teléfonos celulares, parlantes, hasta matafuegos. Y no quedó ahí: el 31 de diciembre cuatro familias de Salta estaban a una hora de llegar a mi casa en Tafí del Valle y me vuelve a aparecer un mensaje: ‘Decime cómo hacemos con el tema de la llave’. La casa ya estaba alquilada. Le digo al señor de Salta: ‘No, disculpá, yo no te alquilé la casa, si entrás a mi Facebook fui relatando todo lo que viví’. Pero este señor amenazó con destrozar la casa y llamar a la prensa. No entraba en razón y me decía: ‘Pero es tu foto’. Y me decía que me iba a buscar. Yo le respondía: ‘No hace falta que me busqués, nos encontremos en la comisaría y hagamos la denuncia juntos. No te alquilé nada’. Gracias a Dios, tomó conciencia y terminó alquilando no sé qué casa porque tenía a todos los parientes varados en Tafí del Valle”. 

Y hay más: “Al otro día de lo que pasó con la familia de Salta me llaman los chicos de portería (la casa en alquiler queda en un barrio privado) diciéndome que había una familia de Los Ralos o Ranchillos que habían alquilado la casa, que iban a instalarse. Desde entonces entré en pánico: hice todas las denuncias, borré mis publicaciones por las dudas fuera que mi publicación estuviera colaborando con los estafadores, nunca más atendí números desconocidos, pero lo mismo un señor me manda un mensaje por Messenger y me dijo que se dio cuenta que había sido estafado: había alquilado mi casa por 60 mil pesos y le había transferido el dinero a otra persona”.

Fue la imagen en San Pedro de Colalao una de las más tristes que vio Ana ese día que intentaba tomar un café: “Fue el fin de semana pasado cuando gente conocida mía como mi sobrina que tiene casa en San Pedro, un proveedor y un albañil me mandaron mensajes que decían: ‘Che, Ana, están pasando fotos tuyas. Y la foto decía: ‘Ojo con esta señora que está estafando con alquileres de casas en San Pedro’. Era mi foto pero el nombre era de una tal María José López. Ahora, por estas horas, si están estafando a alguien más, no lo sé. Por lo pronto no me han vuelto a llamar los porteros”.

Antes de terminar el diálogo con eltucumano, Ana toma aire, queda en silencio unos segundos y suspira: “Estoy con esta situación de mucho miedo cuando salgo a la calle. Mi foto como estafadora se ha desparramado. Me ha llamado mucha gente muy enojada. ¿Qué pasa si yo caía inocentemente a San Pedro? Me pueden agredir, ¿o no? Tengo ese pánico. Me quedo adentro de mi casa, no salgo, me he tomado 15 días. Hay un número oculto que me persigue todo el tiempo. Me mandan un link para hacerme creer que tengo una deuda con el Banco Francés. Fui al banco. No tengo deudas. Y a esos números los he bloqueado. Son números de Buenos Aires con mensajes que dicen: ‘Usted tiene que solucionar esta deuda’. Es una cacería constante. Estamos muy vulnerables. No sé cuánta gente más ha caído. Es luchar contra un invisible. Los hackers o estafadores tienen muchas más herramientas que nosotros. Vas a las dependencias policiales y muchas veces no tienen ni papel para imprimir. Sentís que vas en tortuga y ellos nos llevan años luz. Han estafado a mucha gente y el daño que le han causado a mi imagen, a mí que soy una laburante de toda la vida, no tiene nombre. No tiene nombre lo que hacen. No lo tiene”.


Las fotos de la denuncia y los números que usaron para la estafa: