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"Me ha apuntado a la cabeza con el machete": un cadete perdió cuatro dedos en un asalto

Inseguridad

Martín fue víctima de la inseguridad anoche mientras trabajaba cuando un hombre lo atacó con un machete para robarle la moto: “Capaz que no iba a poder conocer a mi hijo”. La drástica decisión del dueño de la sanguchería.

Martín se recupera del feroz ataque que recibió.





La de anoche era una noche más de trabajo para Martín Abraham. El joven cadete de 19 años acababa de entregar un pedido de la sanguchería El Turco en barrio Los Pinos, acaso la última de la jornada antes de volver a casa en el barrio Juan Pablo II. Eran las 23.30 y se dirigía en su moto por Muñecas en dirección a la avenida Francisco de Aguirre cuando, a la altura de Isabel La Católica, un bulto se movió entre las sombras. En un instante, tenía enfrente a un hombre con machete. Martín sólo atinó a protegerse con su mano izquierda del filo que terminó cercenándole cuatro dedos. Ese acto reflejo le salvó la vida: “Me ha salido de la nada, ha salido directamente a pegarme un machetazo y me ha apuntado a la cabeza con el machete. Yo he metido la mano para cubrirme. Por suerte, no me ha alcanzado a tirar de la moto y así como estaba llegué al hospital Avellaneda”.

“Dentro de todo estamos bien… Hay que saberla llevar. Tengo que hacer una semana de reposo para ver cómo va evolucionando la herida. Dentro de todo han sido los dedos y no otra cosa, sino no la estaría contando”, cuenta Martín con la indignación temblándole en la voz mientras se recupera del violento ataque que le significó la amputación de cuatro dedos de su mano izquierda. 

Hace como un año que Martín empezó a trabajar como cadete de la sanguchería. Sabía, como lo sabe el resto de sus colegas, que por las noches los laburantes del rubro quedan a merced de los delincuentes: “Había tenido accidentes, pero nunca un robo. La noche es muy insegura, pero, sea la hora que sea, cuando te quieren robar, te van a robar. Lamentablemente, esta vez me tocó pasar a mí por esto”. 

Trabajando en la sanguchería conoció a su pareja con quien esperan un hijo en los próximos meses: Valentino. Ese fue su principal miedo anoche tras recibir el feroz ataque y es hoy su principal motivación para salir adelante: “Tengo muchos motivos para estar bien. En abril, si Dios quiere, voy a ser padre y capaz que no iba a poder conocer a mi hijo. Eso es lo que más me levanta anímicamente ahora”. 

“Hoy ha sido un día terrible, hermano… Es tremendo todo lo que está pasando”, dice sin vueltas Sergio Santillán, dueño de la sanguchería El Turco. Hay mucho de cansancio y de desazón en sus palabras tras lo que les ha tocado vivir: “Martín es un changuito sano que trabaja hace un año conmigo. Es una tristeza enorme para todos nosotros porque es un chango laburante, con un montón de proyectos que, encima, está esperando un chiquito”. 

Lo de la inseguridad que sufren los trabajadores del delivery en las calles tucumanas no es cosa nueva y Sergio lo sabe bien: “Desde que hemos empezado con la sanguchería hace dos años siempre sufrimos robos constantes. Nos van robando seis o siete motos ya. La semana pasada nos robaron una moto. Dos semanas atrás, le pusieron la pistola en el pecho a uno de los cadetes. No podemos salir de todo esto, hermano, el gobierno prometió coas y no cumple con nada. Después de las diez de la noche ya no anda ningún móvil de la policía en la calle, esto es tierra de nadie… Es una tristeza todo esto… La verdad que estoy muy abatido, con ganas de tirarlo todo. Imaginate, el machetazo que le tiraron iba a la cabeza. Para mí, lo que pasó anoche colmó el vaso”.  

Ante esto, Sergio tomó una drástica decisión: en la sanguchería ya no van a hacer más envíos de noche. “Lamentablemente, el delivery no va más. La noche es muy jodida, para mí es una pérdida grandísima, pero no quiero lamentar una vida. De un tiro o de una puñalada no te salvás”, comentó y explicó que son 19 los empleados de las dos sucursales de la sanguchería que dejarán de trabajar como cadetes en horario nocturno para trabajar en la cocina: “Ahora sólo espero que Martín se recupere y que pueda volver a trabajar con nosotros. Es alguien que ya no va a poder trabajar al 100%... Es un changuito bien sano, muy buena gente; gente que sólo quiere laburar y ganarse el mango para llevar a la casa todos los días”.