La "casita en el árbol" que duele: viven en el gomero del parque Avellaneda
El jueves por la noche, personas durmiendo entre los pliegues de las raíces del gomero gigante del parque Avellaneda, dejaron expuesto la parte más cruda de la pobreza: no tener un techo.

“Todos soñamos alguna vez de niños con tener una casita en el árbol, y los que fuimos más audaces nos atrevimos a subir y jugar a ese árbol al cuál mirábamos simplemente como un juego”: así comienza el mensaje que nos envían desde Un Plato Caliente, la organización tucumana que recorre las calles de la Ciudad entregando una vianda de comida a personas en situación de calle.
Y no es casual que se hable de un árbol, pues la imagen es clara: un gran y antiguo gomero, es el protagonista de esta historia. Entre los pliegues de sus características raíces, duerme una persona, una de las tantas que, olvidadas por el Estado, parecieran no tener más opción que ser abrazadas por la madre tierra.
“Sentimos todo lo contrario a un juego al ver en las condiciones infrahumanas que siguen viviendo muchos de nuestros amigos en situación de calle, ya que usan el gomero gigante como su hogar, como su refugio, como su cama y espacio”, relata Exequiel Medina, uno de los principales guías de la organización.
"Desde que está en mejores condiciones el parque hace bastantes años, mucha gente de la calle y adultas duermen en las inmediaciones del gomero. Es gente que dormía en el piletón y tras sus refacciones se movieorn al gomero. Lo eligen porque tiene como paredes de raíz, ellos se refugian ahí porque no da el viento, ni el frío, nadie los ve. La mayoría son personas grandes, adultos mayores", le cuenta Medina a eltucumano.
Pensando en el gran gomero que alberga el parque Avellaneda hace muchos años, Ezequiel lo nombra como la mayor compañía que tienen quienes viven sin techo, ya que no solamente los salva del calor, la lluvia y el frío, sino que también es un escudo ante la indiferencia de la sociedad que parece haber aceptado que la gente que duerme en la calle, es parte del paisaje.
“Anoche se me venían a la cabeza los tantos amigos que allí se refugiaban y que hoy ya no están, Victor Hugo, Claudio, Martita, Ezequiel, Lorenzo, amigos que seguimos buscando y que seguramente cuidan al gomero y a quienes se refugian allí estén donde estén”.
Esta sentida publicación es una invitación nuevamente a sumarse a esta organización a la que describen como una actividad que no es el fin, sino que el camino para salvar a tanta gente que vive en las calles.