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"Estoy preocupado por lo que acabo de ver y no soy el único en Tucumán"

SOCIEDAD

Esta mañana, Martín inventó una excusa en el trabajo para salir un rato y no ponerse a llorar delante de sus compañeros. Mientras tomaba aire en la calle, relata todo lo que pasó.





A Martín se le murió un amigo y compañero de trabajo hace un mes de coronavirus. Pero fue hoy en el laburo, cuando tenía que hacer una tarea que antes realizaban juntos, que le cayó la gran ficha, que se dio cuenta de que su amigo ya no estaba más, un sentimiento que abrió la compuerta de otros sentimientos.


Es una angustia que empieza por las vísceras, que sube hasta darle puntadas en el pecho, que se le anuda en la garganta y se le acumula en los ojos. Es algo que no solo vive Martín, claro, sino muchos tucumanos y tucumanas en lo que va de este 2021, todo un llanto contenido: "Tuve que inventar una excusa en el trabajo para salir un rato a la calle a caminar porque si no me ponía a llorar delante de todos", relata Martín esta mañana a el tucumano.


Mientras Martín buscaba bocabanas de aire, daba vueltas por el centro tucumano, abrigado. Miraba las largas colas de los bancos, a los vendedores ambulantes, a los ciudadanos encapuchados, casi inmóviles entre las bufandas, el camperón, el barbijo, las manos metidas en los bolsillos, la mirada gacha, las veredas angostas y los choques entre cuerpos a veces involuntarios y a veces no.


También escuchó las sirenas del 107 que no cesan, pero lo que más le preocupó a Martín fueron las bocinas y los gritos de los autos, los insultos de un colectivo a una moto, de una moto a un colectivo, la impaciencia de una ciudad que no tiene tiempo para ser un paciente más, que solo quiere volver a la casa lo más pronto posible: “Hay un clima claro que se percibe en las calles y es el de la bronca. Estoy preocupado por lo que acabo de ver y no soy el único en Tucumán”.


“Da bronca que todos los que hacen sus cagadas, paguen por sus cagadas y zafen. Da bronca que la gente no pueda juntarse a comer y el sanitarista sí y no sepa qué decir cuando están los videos. Y da bronca cuando vos ves que la gente no da más. Y es feo ver cómo gente se te ríe en la cara, se aprovecha de vos y te saca lo peor en la calle con las personas. Y no digo que no pase en otras provincias, pero lo que está pasando en Tucumán son cosas que ya están yendo muy allá, muy al límite, muy rápidas, muy violentas, muy intensas, muy concentradas”.


A veces pienso: esto no tiene salvación. Hace tres semanas que ando así y sé que también coincide con la muerte de mi amigo, pero ojo que también tengo tres o cuatro depresivos en el teléfono todos los días que me llaman y no saben qué hacer, culiao. La gente no sabe qué hacer. No sabe cómo va a seguir viviendo. No sabe si va a seguir viviendo. Hay gente que está muy mal. Yo no estoy mal: yo estoy arrebatado, se me habrá acabado la paciencia, pero el amor no”.


Estoy preocupado porque ya no aguanto nada y aquí nadie ayuda a que la gente pueda aguantarse entre sí, en general. Y el que puede, se te ríe en la cara y ahí se te sale la cadena pal pingo. Si nos tratáramos distinto, si nos tratáramos con respeto, quizás mejoraría un poco".

"Si por lo menos entre nosotros nos habláramos de otra manera, si pidiéramos las cosas de otra manera, como los que cuidan los autos por dar un ejemplo: cuando te prepean y te imponen un precio o cualquiera que te pisotea un derecho. No me pisotees así, culiao. Ya que me vas a pisotear, al menos hablame bien”.


"¿Qué nos pasa a los tucumanos, hermano? Estamos peleándonos entre nosotros todo el tiempo. ¿Qué nos pasa? Te juro que le busco la vuelta y no le encuentro la respuesta. Estamos todos en la misma, nos moja la misma lluvia, nos da el mismo sol, respiramos el mismo oxígeno, compartimos la misma tierra, pero no nos aguantamos entre nosotros, ¿por qué?”